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El Presidente es el responsable número uno de la represión a indígenas en Chaparina

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editorial

Un acierto de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de La Paz, presidida por María Amparo Carvajal Baños fue denunciar que el presidente Morales dio la orden para la represión en Chaparina, a los actores de la VIII marcha indígena (25-09-11), responsabilidad que la comparten gobernantes y miembros del que llamado Estado plurinacional.

Esa información-denuncia la compartimos en la redacción de Aquí, la que creímos y creemos que el pueblo no la debe ni olvidar ni callar. Más aún: los censurados y autocensurados, que se sientan obligados a callar, tendrán ocasión para difundir esa verdad, es decir, que fue el Presidente de nuestro país el que dio la orden para la brutal represión o que la consintió.

Nosotros contamos con datos, que nos han facilitado actores directos e indirectos de esa represión, que esclarecen la autoría de la acción de fuerza de los gobernantes contra marchistas que defendían y defienden de manera pacífica la vida en el TIPNIS, para lo que se oponían y se oponen a la construcción del camino entre Villa Tunari y San Ignacio de Moxos Rememoremos los hechos:

—Esos gobernantes dispusieron impedir la llegada, a La Paz, de los indígenas de la VIII marcha, por eso instruyeron a los colonizadores que bloqueen la ruta Trinidad-La Paz, en Yucumo (Beni), cerca de Chaparina. Esos colonizadores alegaron, para ejecutar esa medida, que el pliego de peticiones de los marchistas rechazaba la construcción de otras vías en el norte paceño, sin derecho para eso. Pero uno de los dirigentes de ese sector confesó que ellos querían y quieren utilizar las riquezas del TIPNIS y que tienen derecho a ocupar el territorio de mojeño-trinitarios, yuracarés y chimanes. Ese vocero incluso amenazó con “reventar” a los que se atrevan a respaldar la marcha indígena, en solidaridad con los originarios.

—Los policías destacados al lugar llevaron como misión al menos dificultar la caminata, incluso cerrar su paso. Los policías reforzaron el bloqueo de los colonizadores. Recordemos que esos policías impidieron que los indígenas se provean de agua de un repositorio vecino. Además, ahora está claro que lo que gobernantes llamaron secuestro del canciller Choquehuanca fue “inducido” por una policía infiltrada a la premiaron por su labor.

—En el semanario Aquí sabemos que jefes policiales (no todos) al mando de los guardias en Yucumo-Chaparina, apoyados en la información recogida por sus agentes que operaban dentro de la VIII marcha, consideraron innecesaria la “intervención” a la caminata porque, según la inteligencia y la contrainteligencia del “Estado plurinacional”, los dirigentes de la marcha discutían suspenderla porque estaban “desalentados”.

—Ante esas dudas de los jefes policiales, el entonces ministro de Gobierno envió a otros dos jefes policiales, los que asumieron el mando en Chaparina. La orden a esos dos jefes policiales no era nueva: desbaratar la marcha e impedir que llegue a La Paz. Quizá en defensa suya el que fue viceministro de Régimen Interior, Marcos Fanfán Farjat, dijo que él fue “puenteado”, es decir, los dos nuevos jefes policiales en Chaparina pasaron por encima de su autoridad y ejcutaron la orden de los gobernantes, del Ministro de Gobierno y la del Presidente boliviano: acabar en Chaparina con la protesta de los indígenas.

—En la reunión de la Casa Presidencial (noche del 25-09-11), ante gente de especial confianza política, Juan Evo Morales Ayma instruyó lo que debían hacer sus ministros al día siguiente de la que, se creía, marcha desarticula: fueron nominados ministros para visitar capitales departamentales para explicar el porqué se tuvo que “intervenir” la VIII marcha indígena; otros ministros fueron encargados de garantizar que los marchistas lleguen a sus lugares de origen. Los marchistas, según Morales, debían ser llevados en aviones y debían ser alojados en cuarteles. En algún momento Evo Morales ordenó a la, en ese momento, Ministra de Defensa, que allí donde iban a ser alojados los marchistas se les debía servir una “buena sopa” porque no bastaría un desayuno de cuartel.

—Seguía el operativo contra los marchistas en diferentes lugares de Beni. Chaparina fue el epicentro, pero llegaban noticias de San Borja: que por allí, hacia Trinidad, no pudieron pasar los vehículos que transportaban a los marchistas debido a la resistencia de los benianos. Cuando los gobernantes advirtieron que no había sido desmembrada la VIII marcha indígena o que no fue sofocada de inmediato, desaparecía la alegría suya porque el pueblo y sobre todo los marchistas frustraban el propósito gubernamental de acabar con la VIII marcha.

—El Presidente, con poses teatrales, pidió perdón (26-09-11) a los actores de la marcha porque los policías la habían intervenido sin orden alguna. Luego surgió la falsa teoría de la “ruptura de la cadena de mando”. Es decir, que los policías, en Chaprina autodeterminados reprimieron a los indígenas por su cuenta y riesgo. Pero de parte de los indígenas de las tierras bajas, del TIPNIS y de los que apoyamos no hay “ni olvido ni perdón” para los autores (intelectuales y materiales) de la represión en Chaparina.

—Los dirigentes decidieron continuar la VIII marcha hasta La Paz. Esa valiente decisión, en defensa del TIPNIS, acrecentó el apoyo popular a la medida, ya invencible, el que fue evidenciado con el masivo recibimiento a los marchistas en La Paz. La marcha en La Paz y el respaldo multitudinario propinaron una derrota, especialmente al Presidente. Por eso los gobernantes aceptaron a “regañadientes” la Ley que prohíbe la construcción de cualquier camino por medio del TIPNIS, la que se mantiene a pesar de la contramarcha encabezada por cocaleros como Gumercindo Pradel y no obstante de que otra Ley dispuso la conocida consulta tardía, desinformada y de mala fe que, supuestamente, consiguió que la mayoría de las comunidades indígenas de la reserva natural y territorio indígena aprueben el camino.

Los gobernantes, debido a la represión a los indígenas en Chaparina, mienten otra vez, es decir, presentan a Juan Evo Morales Ayma limpio de polvo y paja. Esa mentira se podría resumir así: los culpables de esa represión son otros, menos el principal: menos el Presidente de Bolivia. Valga la comparación: según informes mentirosos, de la masacre de Amayapampa (1996) se muestran otros culpables, menos Gonzalo Sánchez de Lozada.

Aquí compartimos lo dicho por el ex director del CEJIS, institución a la que derechistas cruceños metieron bombas : Los responsables de la represión de Chaparina son los ministros, el Vicepresidente y el Presidente. Y que culpar sólo al ex ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, de ordenar la represión en Chaparina, cubre las espaldas del Presidente.

Añadimos que el Vicepresidente, además, es cómplice porque a pesar de que declaró que conocía al que dio la orden para esa acción represiva, mantiene el secreto bajo siete llaves.

El Presidente, asimismo, se siente protegido con la mentira que busca liberarlo de la orden que dio para la represión policial y militar contra los indígenas en Chaparina, materializada por la Fuerza de Tarea Conjunta.

Debemos conseguir que haya proceso y castigo para los culpables de los hechos punitivos en Chaparina, pero sobre todo apuntar muy bien al verdadero blanco: convencer a la gente de que el principal responsable político de esos hechos, que no serán ni olvidados ni perdonados, es el Presidente boliviano, el que no conseguirá lavar sus culpas, por Chaparina, ni con las aguas de los ríos Isiboro y Sécure. 

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