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Anita Urquieta Paz: “Queremos ser luz, amor, esperanza…”

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María Amparo Carvajal Baños*

Anita Urquieta Paz, dejó un testimonio en el que condena a las dictaduras militares y fascistas que asolaron Bolivia y que ultrajaron de las más crueles formas a bolivianos y a bolivianas, entre ellas, a las compañeras del Movimiento de Mujeres Libertad, del que Anita fue una de sus integrantes destacadas.

Allí, Anita, da cuenta de los asesinatos, desapariciones, apresamientos, torturas, persecuciones; del nuevo orden impuesto a sangre y fuego, en nuestro país, por el dictador Hugo Banzer Suárez.

Recuerda, con manifiesto dolor, que incontables de los operadores de esa dictadura y, por tanto, responsables de violaciones de los derechos humanos, continúan impunes y acaso esa falta de castigo la tienen asegurada de por vida. Incluso las nuevas generaciones, sin que tengan culpa alguna por ello, desconocen a esos torturadores y probables asesinos de sus familiares.

Anita cuenta de ese tiempo en el que frente a las dictaduras se luchaba por la libertad política de la que fuimos despojados, por el pan que era muy escaso en los hogares bolivianos y por la soberanía de un Estado sometido al imperio del norte y al subimperialismo brasilero.

Nuestra compañera, amiga de tantos compatriotas y de otros luchadores internacionalistas residentes en Bolivia, dice en su testimonio que especialmente los jóvenes, como ella en ese período, eran los que se ganaban un puesto de honor y riesgo en las primeras filas de la resistencia antifascista. Por ello, los dictadores como Banzer, se ensañaron con las nuevas generaciones alzadas contra un régimen que acabó con un intento liberador de nuestro pueblo. Los asesinados y/o desparecidos por orden de Banzer en Achocalla, a consecuencia de las torturas o ultimados a garrote o a tiros son la demostración luctuosa, entre otras, de esos crímenes que siguen ofendiendo a la humanidad, precisamente, porque varios de sus autores no han sido ni investigados ni juzgados ni castigados como merecen.

En esos tiempos de dictadura, así lo entendió Anita, quienes participaban de la resistencia antifascista y por una democracia del pueblo, defendían los derechos humanos de los bolivianos y bolivianas que habían sido avasallados durante siete años.

Sin embargo, Anita, según su testimonio, no guardó resentimiento alguno, acaso porque tenía conciencia plena de que cuando la apresaron (más de una vez) sufría, como se decía otrora: un accidente de trabajo.

Por ello, seguro, Anita dejó escrito en su testimonio: “No queremos ser sombra sino luz, amor, esperanza en nuestro país, es lo único que tenemos y en él nuestros hijos y todos nuestros seres queridos. Muchas de nosotras seguimos luchando; no nos doblegaron, estamos vivas, para no olvidar y decimos: ni perdón ni olvido, justicia, compañeros”.

Tras de esa justicia encaminó sus pasos Anita Urquieta Paz, desde las filas del Partido Comunista de Bolivia al que perteneció hasta su último suspiro y desde ASOFAMD de la que fue Presidenta hasta su partida, el 23 de junio de 2010.

En la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de La Paz recogemos el ejemplo de Anita y en su nombre reafirmamos que defenderemos los derechos humanos frente a cualquier poder que los viole y los promoveremos para que no los violen.

La Paz, junio de 2010.

*Presidenta

Por la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de La Paz

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