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Nuevas autoridades: ¿para administrar o para remontar la crisis de la UMSA?

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De sábado a sábado (274)

Remberto Cárdenas Morales*

En la más importante universidad pública del país sigue la mala tradición de proponer programas que sirven sobre todo para sumar votos y luego los elegidos, como rector y/o vicerrector, olvidan lo prometido. Esa es una prédica y una práctica muy boliviana: aquí el MNR gobernó en dos períodos distintos con propuestas programáticas ajenas o de las que se apropió.

Es cierto también que en Nuestra América y en Bolivia el programa sirve para la agitación y la propaganda política, a pesar de que se sabe que ésta tiene una dosis de mentiras.

Para lo que fue la primera ronda electoral de las elecciones de rector y vicerrector de la UMSA, después de varios meses en los que se recompuso un Comité Electoral y se buscó acuerdos para la consulta, los frentes más votados: Unidad Universitaria y Cambia Todo Cambia Todo, medirán sus fuerzas el 26 de este mes, en una segunda vuelta en la que el abogado y defensor de los derechos humanos, Waldo Albarracín, y el economista y largo tiempo docente universitario, Alberto Quevedo, según todas las fuentes consultadas, tienen amplias posibilidades de ser elegidos rector y vicerrector de la universidad pública paceña. En cambio, Oscar Heredia y Rose Mary Rocha, a pesar del dinero invertido en su campaña —el que habría sido facilitado por el grupo político Convergencia Nacional, CN— perderían en el repechaje electoral universitario.

Un experto uruguayo en marketing político, aquí en La Paz, dijo que en esta parte del mundo los programas políticos de los partidos (y de candidatos al gobierno de una universidad autónoma, agregamos) sirven para mostrar y pocas veces para aplicar.

Sin embargo, lo poco que se han conocido de los proyectos político-académicos de los cuatro candidatos al rectorado y vicerrectorado de la UMSA parecían estar destinados a que les ayude a los postulantes a conquistar el poder universitario y en nada para transformar a esa casa de estudios que, de acuerdo a varios diagnósticos, es lo que le hace mucha falta.

Uno de los que insistió en la necesidad de ampliar la investigación científica (una  labor esencial de la toda universidad)  en esa casa de formación de profesionales, fue el ingeniero Mario Terán, ex decano de la facultad de Ingeniería y que alcanzó el 18 por ciento de los votos de docentes y estudiantes, con el frente Todos por la U.

Los candidatos de la doble U, en cambio, para sorpresa de tantos universitarios autonomistas de dentro y los que fueron otrora y están fuera, plantearon como una de las tareas más importantes el transporte para los universitarios y, en coincidencia con los otros postulantes, asumieron que una meta debe ser titulación inmediata de los egresados, es decir, la entrega del título de licenciado a todos los egresados, sin aprobar ningún examen. (La última pareció una propuesta para ganar votos de unos electores inmovilizados).

Al revés, cuando en una entrevista a los cuatro candidatos a rector, la conductora de una revista radial de Erbol (Amalia Pando), le preguntó especialmente al candidato de la UU qué medidas propondría y/o ejecutaría para evitar la sobrepoblación de estudiantes en carreras como la de Derecho de la UMSA, no escuchamos alguna respuesta que al menos ofrezca pistas para enfrentar y cambiar realidades como ésa.

Los candidatos no ofrecieron programas de interacción, para lo que las universidades estatales tienen dinero del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH).

Aunque los postulantes a ocupar el rectorado y el vicerrectorado han referido sus viejas militancias, han ocultado celosamente su actual pertenencia a partidos políticos o quizá alguna alianza con aquéllos.

Terán insistió en que los candidatos de Todos por la U son “institucionalistas”, que guardan distancia de los partidos y que sus compromisos son con la universidad. No obstante, se dijo por aquel candidato que tenía apoyo del gobierno, tanto político como material.

Castillo, que se ubicó en último lugar con el 8,21 de los sufragios, no ocultaba sus vínculos con el actual gobierno y con los cambios de este tiempo. Incluso, grupos y frentes indigenistas, de la “izquierda” y de la derecha, han respaldado a Juntos por la UMSA.

Oscar Heredia, allí donde le preguntaron, negó toda militancia partidaria lo que se demuestra, dice él, con un informe de la ex Corte Nacional Electoral. Pero Heredia perteneció a la denominada FUL rojos, fue viceministro de un gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y, también, se desempeñó como Secretario Académico de la UMSA cuando Rescala fue rectora. Su discurso lleno de frases, al parecer, le ayudó a encubrir sus ideas reformistas o menos que eso con la promoción, por ejemplo, de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. En ese cauce, la oferta de computadoras portátiles a los electores lo presenta de cuerpo entero. Nosotros no descartamos que incluso manipuló datos entregados por una encuestadora que le dio el 47 por ciento de apoyo estudiantil y el 49 por ciento de respaldo docente, datos reproducidos por el diario paceño Página Siete, sobre cuya base los de Cambia Todo Cambia Todo festejaron anticipadamente una victoria que no llegó. Eso pareció una típica manipulación de datos de una encuesta, que pudo ser comprada, con la pretensión de inducir el voto en su favor. No sirvió esa forma de la mentira y lo más probable es que tampoco le sirva en la segunda y definitiva vuelta electoral.

Albarracín y Quevedo difundieron un programa distante de lo que fueron sus anteriores militancias: socialista el primero y trotskista el segundo. Su consigna central fue: defensa de la autonomía y de los derechos de los universitarios. A propósito de militancias, con insistencia se sigue diciendo que los abanderados de la doble U tienen apoyo de una parte de los administradores de la UMSA que trabajaron allí con la entonces rectora Rescala, que el MSM los apoya, que grupos progubernamentales lo hacen, así como algunos banzeristas y, también, militantes de izquierda. Una evidencia es innegable, Albarracín tuvo y tiene el apoyo de medios de difusión y/o de periodistas, tanto que no es una exageración decir que él hizo campaña, apoyado por esos medios, desde “fuera” hacia el interior de la UMSA: Waldo declaraba sobre los temas que son de su conocimiento y sobre otros acerca de los que, posiblemente, sólo tenga alguna afición.

Nos pareció que la campaña de los cuatro frentes que pretendían el gobierno de la UMSA fueron, unas más otras menos, las más despolitizadas y las más desideologizadas del último tiempo. Ninguna apuntó a lo esencial: hacia una reforma avanzada o rumbo a una revolución en las aulas universitarias.

Ya no esperamos sorpresas pero serán bienvenidas si llegan. Los candidatos que tienen más posibilidades de ganar el rectorado y el vicerrectorado de la UMSA, los de la UU, quizá se limiten a una administración con alguna eficacia y con alguna eficiencia de la crisis de esta casa de estudios. Nada más. Eso nos hace decir que la esperada reforma o revolución universitaria, se aleja una vez más, en una casa de estudios cuya crisis que para nosotros es letal, si no se la enfrenta y se busca su resolución con un programa, con fuerza, con organización, con unidad y con apoyo del pueblo.

Sin embargo, no perdemos la esperanza de que, con la fortaleza de la victoria, la UU impulse las transformaciones que necesita la UMSA. Transformaciones que deben protagonizar los universitarios (estudiantes, docentes y administrativos), con apoyo del pueblo como garantía de un avance ascendente.

La Paz, 23 de noviembre de 2013.

*Periodista

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