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“El lustra”, un oficio que lleva el pan a familias alteñas

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Cuidad Satélite, El Alto

“El lustra”, un oficio que lleva el pan a familias alteñas

Trabajando en sindicatos o de manera independiente, los lustrabotas, con el pasamontañas en la cabeza, aportan económicamente a sus familias

(AquíCom 04-11-14). Cada amanecer, en la ciudad de El Alto, trabajadores- lustrabotas se preparan para salir a las calles a cumplir con el servicio requerido por los alteños que se dirigen hacia sus fuentes de trabajo: colegiales, universitarios, empleados públicos, trabajadores independientes, etc., son los que a su vez desean dar un toque a su elegancia, con calzados brillantes ante el sol. “¿Te lustro jefe?” es la voz de quien satisface el pedido del cliente por Bs1.50.

Con el tiempo, ese oficio fue cambiando, de un cómodo asiento, una charla amena, y unos periódicos que se ofrecía al cliente para que se informe mientras el lustrabotas hacia su trabajo, cuidadosamente, esos elementos son del pasado. Ahora los lustrabotas solo cuentan con una modesta caja en la que guardan cremas y escobillas, y a sus clientes les piden permanecer de pie mientras les lustran sus calzados.

Niños, adolescentes, jóvenes e incluso adultos mayores (hombres y mujeres) son lo que optan más este oficio, para lo que cubren su rostro con pasamontañas para no ser identificados y probablemente denigrados “Yo trabajo desde mis 9 años porque no tengo papá, y tengo que ayudar a mi mamá si queremos comer; tengo también dos hermanitos, uno de ellos igual trabaja de lustrabotas, a veces salimos los dos,… es un poco difícil (este trabajo) porque algunas personas nos tratan mal, no quieren pagar Bs1.50, dicen que somos mañudos o rateros”, dijo Alejandro, un lustrabotas que trabaja en la Ciudad Satélite de El Alto.

Alejandro ahora e un joven y un ejemplo, cuenta que estudia por las noches; por ello usa pasamontañas y cubre su rostro, porque tiene miedo a ser discriminado si alguno de sus compañeros lo ve, después de su trabajo, en la calle “Estoy estudiando por las noches, y siempre hay compañeros, que como la gente de acá se creen mucho y discriminan los trabajos (o trabajadores) humildes, como éste, por eso me cubro la cara”.

Aquellos que se encuentran sindicalizados impiden el ingreso a las zonas de trabajo de nuevos lustrabotas, y, según el testimonio de un transeúnte, se apoyan entre ellos y, a veces, son “aprovechados” “Una vez me hice lustrar el calzado por la plaza Murillo, y el muchacho me ofreció lustrarme con protector de cuero y crema líquida, siendo el costo de Bs1.50; al finalizar su trabajo el muchacho quiso cobrarme Bs7, lo cual yo negué cancelar, entonces vinieron en grupo sus compañeros y por miedo le pagué Bs5, que a regañadientes aceptó”, señaló Cristian Pérez Arguello, ciudadano alteño.

Ante la consulta, Alejandro indicó lo siguiente: “Hay gente mala también en los sindicatos. Claro que entre ellos se defienden, pero también son abusivos (los sindicalizados); si no tengo algún conocido mayor que me defienda ahí dentro, entonces, peor, no voy a poder trabajar ni llevar la ganancia a mi casa, por eso prefiero trabajar solo, acá en (Ciudad) Satélite es tranquilo nomás, ya los conozco a la mayoría y no me molestan, pero, en la Ceja, son malos también”.

Así este joven, de 16 años de edad, como muchos jóvenes, sale adelante con ese oficio, que es un trabajo sacrificado por las desigualdades sociales. Sin embargo, no deja de ser un trabajo honesto con el cual, hay jóvenes que demuestran su capacidad de sobresalir en una sociedad que aún discrimina.

María Roxana Quelali Nina

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