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Después detener mis dos hijas me vinieron las ganas de estudiar

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Janet R. Gamboa

(AquíCom 11-09-14, Río Abajo). Me llamo María Elena Quispe Quispe, este año cumplo 38 años. Vine de la ciudad por motivos de trabajo, cuido una casa, vivo en Carreras (Río Abajo) hace diez años. En este momento soy representante de mi curso del CEA (Centro de Educación Alternativa), soy junta escolar, ahora (Consejo Educativos Comunitario). He esperado con mucha ansia que haya un colegio nocturno para terminar mis estudios, entonces a Dios gracias se ha abierto, hace tres años, un colegio y no perdí ni un momento, inmediatamente, me inscribí y a Dios gracias este año estoy terminando mis estudios.

He tenido una infancia muy triste, dejé el estudio y me dediqué a trabajar, pero, como dicen, nunca es tarde para el estudio, yo he esperado mucho tiempo para volver a estudiar.

Yo tenía siete años cuando mi madre falleció, luego me quedé con mi papá. (Pasaron)… unos años, mi papá hizo otra familia y se fue a vivir con su familia a otro lado, bueno, no nos dejó; pero para entonces ya me tocaba tercero intermedio y como mi papá se dedicaba, a su trabajo y a su familia, no había nadie que me inscriba y cuando … (empezaron) las clases, yo fui el primer día a clases y la Directora me dijo: tú no estás inscrita, obviamente, no estaba inscrita porque mi papá no me inscribió y le dije a la Directora va venir a inscribirme o yo me inscribiré y me dice que venga tu papá, además, no hay inscripciones. Entonces, durante dos semanas, fui a clases y me sacaban del curso y yo veía que estaba andando mal, que no me iban a recibir en el colegio; en esa época la directora era Vilma y lastimosamente me sacó del curso y me sacó del colegio: “Tú no puedes estudiar porque no estás inscrita”, ese era el motivo, dejé el colegio y empecé a trabajar.

La verdad a mí nadie me dijo tienes que terminar tu estudio, no tenía ese apoyo moral ni de mi familia ni de la misma señora donde yo trabajaba, porque yo trabajaba en una pastelería. A mí más me interesó trabajar y trabajar, tampoco le dí importancia al dinero, en parte sí, y dejé a un lado el estudio.

A mis 23 años me casé, tuve mis dos hijas, pasó un buen tiempo y recién se me vino las ganas de estudiar. Cuando mis dos hijas eran pequeña, una tenía cinco y la otra de tres años, quise estudiar y no podía porque no tenía a quién dejarlas en casa. Esperé y cuando vino esta oportunidad no lo pensé dos veces, me he inscrito y a Dios gracias este año voy a terminar (la secundaria).

Soy una persona de bien y quiero superarme en cuestión de estudios porque tengo dos hijas y quiero que ellas me sigan, vean que yo me estoy abriendo para el estudio y que tengan un incentivo y que mis hijas no dejen el estudio, porque el estudio es muy importante.

Quisiera estudiar muchas carreras, pero cumplo dos roles, de madre y padre para mis hijas, y voy a estudiar una carrera corta, de dos o tres años, y que al día sea dos o tres horas de estudio, no más. Anteriormente tenía la idea de estudiar enfermería, lastimosamente no se pudo; pero ahora voy a estudiar una carrera corta, una carrera técnica, voy a poner mi esfuerzo, mi empeño para que mi sueño se haga realidad.

Impedimentos para estudiar

Como representante, hace unos cuatro años de la Unidad Educativa Sagrada Familia, vi en todo este tiempo que muchos estudiantes no han podido (…) profesionalizarse, el motivo es la distancia, porque los alumnos son superinteligentes, ellos pueden. La distancia es como un viaje y muchos van un mes y ya no vuelven, por el tiempo, una hora de subida una hora de bajada. Si uno quiere ir a la universidad tiene que vivir o estar todo el día en la ciudad (de La Paz) porque a veces hay clases por la mañana y a veces por la tarde y ellos tienen que estar todo el día allá para poder estudiar en la Universidad. Yo me di cuenta de eso, el tiempo, la distancia, el transporte a muchos les ha truncado estudiar.

Los papás tienen la posibilidad de ayudarles económicamente y los jóvenes de ayudarse también. Con el colegio Sagrada Familia un año quisimos hacer un convenio con la Universidad Salesiana y por equis motivos no se pudo, yo creo que si en ese entonces hubieran abierto (esa posibilidad de estudiar) —de eso hace cuatro años—, ya habría profesionales que estén saliendo ahora. Yo creo que los alumnos tienen mucho interés en estudiar y los papás tienen la posibilidad de hacerlos estudiar.

No hay desventajas en la formación que reciben los estudiantes de este sector, tengo entendido que el estudio es uno, de repente es el descuido de ellos que no le están tomando mucho interés, porque para mí el estudio es único en todos, tienen la misma enseñanza. Creo que depende de uno mismo, ponerle empeño y además estudiar mucho.

Justamente los compañeros de mi sobrina —ellos están estudiando—, han salido de la Unidad Educativa Sagrada Familia, veo que están en la universidad, ellos con muchas ganas están haciendo su trabajo en la universidad. Están estudiando odontología, otra, administración, otra amiga, derecho y otra agronomía.

No es un porcentaje alto, son pocos porque, lastimosamente, la mayoría de los estudiantes ya hicieron familia, otros están trabajando aquí, son pocos los que están aprovechando.

Solventar los estudios, un sacrificio

Sostener económicamente los estudios de los jóvenes que lograron ingresar a la universidad es un sacrificio. En el caso de mi sobrina, por economizar en los pasajes, el tiempo y demás —nosotros tenemos una casita en Villa Fátima—, ella se queda en la casa por dos o tres días y cuando tiene clases en la mañana, por la tarde, se viene aquí a Huajchilla, ellos tratan de ahorrar. Muchos de los estudiantes que ya están en la universidad necesitan quedarse y eso es lo que hacen, dos alumnas se van a la casa con mi sobrina, para no volver a bajar, o sea, también se ayudan. Otros van a vivir a la ciudad, no queda más, es lo único que se puede hacer para economizar

Mi hermana le da 50 bolivianos a su hija, ella dispone de los pasajes y el almuerzo. Ella no puede ir y volver a Huajchilla, y por la tarde volver a subir, es mucho presupuesto, entonces mi hermana le da los (Bs)50 y mi sobrina ahorra un poco, de los 50 bolivianos que tendría que gastar por día (si se queda en mi casa), tiene una manera de ahorrar unos 15 bolivianos, si va a venir a la casa no va ahorrar nada. Su mamá se preocupa mucho por eso, le dice que se quede en la casa de Villa Fátima (en La Paz).

Muchos de los jóvenes no tienen la posibilidad de quedarse en la ciudad… es más, una amiga le daba a su hijo 80 bolivianos, estaba en la Universidad del Valle. El joven salía a las 7:00 de mañana y llegaba a las 8:00 a 9:00 (de la noche). Yo, le decía que era mucho y ella decía: es que no tengo casa arriba, y él tiene que llegar. Imagínese 80 bolivianos semanales, mensual es un monto de dinero.

Algunos padres, yo he visto que pueden solventar esos gastos, como los mismos compañeros de mi colegio, son papás, ellos dicen: mi hijo va hasta arriba (a la universidad), tengo que apoyarle, voy a hacer ese sacrificio, el factor económico no es problema, tienen y pueden colaborarles a sus hijos.

Asaltos

Otro factor es la seguridad. En la Universidad (Mayor) de San Andrés pasan clases hasta muy tarde y no tenemos el transporte disponible a toda hora. Entonces hubo un muchacho que estaba bajando a pie, él llegó a Obrajes y allí lo asaltaron, le quitaron toda la mochila y otra vez vino a pie hasta Mallasa y de ahí recién tomó una movilidad para llegar aquí, la mayor parte del camino lo recorrió a pie. Otra persona tenía que comprar unos textos en la universidad y a ella le mandaron todo el dinero y, lastimosamente, la asaltaron bajando a Huajchilla, tampoco hay seguridad (ahí).

“Una profesión es una garantía”

Para que todos puedan tener una profesión lo ideal sería que como aquí en Río Abajo, se está volviendo una ciudad, deberían pensar en abrir una universidad, yo creo que todos los que salen (bachilleres) directito irían a la universidad y así tendríamos más jóvenes profesionales.

Como madre de familia una, tiene aspiraciones para sus hijas, yo sinceramente sé que es costoso (el estudio); pero no me queda más que apoyarles, mi deseo, como mamá y como toda madre, es que nuestros hijos que salgan profesionales, siempre y cuando les ayudemos, colaboremos, dándoles el tiempo para estudiar. Yo quiero que mis hijas tengan una buena profesión y tengan un buen futuro.

Una profesión es una garantía. Los jóvenes tienen que ver el futuro y el futuro es estudiar. De repente si uno se queda (sin estudiar) lastimosamente es uno más, como nosotras, eso no queremos para nuestros hijos (AquíCom 11-09-14, Río Abajo).

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