¿Cambio de hombres o de política?

A primera vista parece saludable la destitución de dos de los representantes de las políticas antipopulares del gobierno de Lugo. Efraín Alegre, ex-Ministro de Obras Públicas, encarnaba la política de privatizaciones, de cuño neoliberal, en tanto Rafael Filizzola, ex-Ministro del Interior, era el representante de una política represiva, especialmente contra el campesinado pobre.

Alegre proyectaba rematar el patrimonio nacional (los aeropuertos, las rutas, la vía fluvial), en beneficio de las transnacionales capitalistas.

Filizzola era un azote contra los campesinos y las campesinas con el pretexto de reprimir al EPP, un engendro provocativo de los poderes fácticos (narcotraficantes, sojeros, capos policiales corruptos. Producto de su nefasta política apoyada por los terroristas colombianos y norteamericanos, tenemos presos políticos en Tacumbú contra los cuales no existen pruebas concretas que los vinculen a crímenes y/o delitos, y sin embargo siguen injustamente guardando reclusión.

La salida de Alegre y de Filizzola puede ser una medida saneadora en la medida en que se cambien las políticas entreguistas y represivas que encarnaban estos dos personajotes de la política antinacional.

Como siempre, todo depende de las movilizaciones populares y unitarias en favor de los cambios elegidos el 20 de abril de 2008: democracia participativa y cese de la criminalización de las luchas sociales, defensa integral de la soberanía nacional contra la intervención extranjera y la invasión de las transnacionales, reforma agraria con la recuperación de las tierras malhabidas y el protagonismo de los campesinos trabajadores, así como también el necesario juicio y castigo a los saqueadores del Estado y a los violadores de los DDHH, especialmente durante la tiranía de Stroessner.

Los cambios de Alegre y de Filizzola serán señales positivas en la medida en que se reoriente la política hacia la profundización de la democracia con justicia social e independencia nacional.

Las y los comunistas estamos plenamente convencidos de que la profundización democrática tiene su representación material en la efectiva garantía para que todos los que habitamos nuestro querido Paraguay tengamos acceso a vestimenta, alimentación, vivienda, tierra para producir, trabajo digno con seguridad social, salud y educación gratuitas y de calidad. Porque la lucha por la democracia y por el respeto a los derechos humanos se demuestran en concreto.

Insistimos para que como pueblo dediquemos nuestra mayor concentración y energía en el diseño, la construcción y la defensa colectiva y mayoritaria del Proyecto Democrático Nacional que genere las condiciones para el mejoramiento de la calidad de vida de todos y todas.

Saludamos —en principio— los cambios efectuados por el Presidente Fernando Lugo e insistimos en que son los pueblos los que organizados y movilizados, con propuestas, forzarán la profundización democrática y construirán las instituciones que representen efectivamente su voluntad.

¡Por el cumplimiento del programa de cambios!

¡Por la recuperación de las tierras mal habidas!

¡Por la libertad de los presos políticos!

¡Por una verdadera democracia que sea representada por un genuino gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo!

Asunción, 17 de junio de 2011

Partido Comunista Paraguayo