¿Causa justa, encubrimiento o mentiras oficiales?

Lucha contra el contrabando

Redacción Aquí

El apresamiento de tres militares bolivianos en territorio chileno, por los carabineros del vecino país, ha sido utilizado políticamente por los gobiernos de ambos Estados, en ese afán ilegítimo de utilizar cualquier impasse para recuperar el apoyo interno que pierden ambos mandatarios.

Las autoridades bolivianas argumentan de que estaban en territorio chileno por una causa justa y que no habrían cometido ningún delito; pero lo cierto es que los conscriptos estaban sin documentación que acredite su legal permanencia en territorio extranjero, sin coordinación con sus pares chilenos anti-contrabando, sin un jefe de grado que dirija la patrulla… y podemos seguir enumerando las sinrazones que ignoran los políticos bolivianos, aunque lo único que tenían era un fusil del ejército boliviano.

Desde luego que si las autoridades fronterizas de Bolivia encuentran a personas extranjeras e indocumentadas deambulando en territorio nacional, las detendrán y las pondrán bajo jurisdicción judicial, aunque argumenten que estaban en una causa justa. Y para confirmar esta afirmación se puede comprobar los registros de detención de indocumentados extranjeros en las oficinas de la Dirección General de Migración.

El hecho sigue aumentando apoyos y rechazos por sectores afines y opositores a los dos gobiernos, y casi podemos asegurar que el que más está perdiendo es el presidente Sebastián Piñera, por la “victimización” que hacen los gobernantes bolivianos de los “pobres” soldaditos, al extremo de que el rechazo de los imputados a recuperar su libertad a condición de que se declaren culpables, eleva el suceso a primeras páginas de los medios periodísticos.

La causa justa que se alega (lucha contra el contrabando) sigue siendo precaria; basta ver los mercados ilegales de equipos electrónicos, de línea blanca, de vehículos, de alimentos siguen creciendo y gozan de buena salud. Además se supone que la lucha contra bandas de crimen organizado debe estar encargada a grupos especializados de elite y no a simples conscriptos. Tratan de encubrir una irresponsabilidad que ahora se la pretende convertir en un triunfo ligado a la “reivindicación marítima”.

Sin embargo, hay elementos de este suceso diplomático (a ese rango subió el caso) que las autoridades bolivianas deben dar explicaciones a la población: ¿Están capacitados simples soldados para luchar contra bandas delictivas? ¿Cómo es posible que una patrulla de lucha contra delincuentes haga sus recorridos en una frontera, sin un jefe militar? ¿Por qué esos tres soldados que, supuestamente, luchaban contra bandas de crimen organizado en una zona fronteriza, portaban sólo un arma, además de no tener equipos de comunicación con su base de operaciones? ¿Por qué no asume su responsabilidad la autoridad militar que les ordenó a los soldados el patrullaje y el instructivo que les dio?

Es lamentable que cada día que pasa nos encontremos con hechos injustificados cometidos por autoridades gubernamentales, las que dan explicaciones incoherentes, con medias verdades o con mentiras. El “no mentirás”, de la nueva Constitución Política del Estado, es la premisa menos cumplida por los gobernantes bolivianos.