Análisis
Tras las observaciones del Defensor del Pueblo y de analistas, el Ejecutivo habla de diferenciar entre “democracia plurinacional” y la “democracia neoliberal”.
La Paz, Página Siete, Ideas, domingo, 24 de enero de 2016
Pablo Peralta Miranda
Periodista
Cuando la democracia cumplía 30 años, en octubre de 2012, le preguntaron al expresidente, el general Guido Vildozo, cómo la vislumbraba: "Ahora, la democracia es mucho más amplia. Ya no es la democracia representativa que yo conocí”, respondió quien fuera el mandatario de la "transición democrática”.
Tres años después de aquella declaración, durante 2015 y principios de esta gestión, coincidieron en incidir en la agenda nacional un informe y declaraciones (entre ellas del Defensor y analistas) que hablan de un menoscabo de la calidad de la democracia.
No obstante, desde el oficialismo se desestiman aquellas versiones e incluso se esbozó una explicación sobre la "democracia plurinacional”, la cual estaría rigiendo en Bolivia, según el masismo, desde que el partido de Gobierno ganó las elecciones de diciembre de 2005.
Los puntos de crítica
Una de las conclusiones del estudio Calidad de la democracia en Bolivia 2014, publicado por la Asociación Boliviana de Ciencia Política, y dado a conocer en octubre de 2015, es que de todos los indicadores con los que se mide la democracia, el del "Estado de Derecho” es el que presenta mayor debilidad.
"La dimensión ‘Estado de Derecho’ continúa en situación crítica. La bajísima nota promedio (2,73 sobre 10) tiene su origen en varios problemas. El principal está asociado a la administración de justicia en Bolivia”, establece el estudio.
Desde fines de 2015 y principios de este año el defensor del Pueblo, Rolando Villena, es la autoridad que ha venido alertando sobre un deterioro del sistema. La advertencia más reciente es la del 3 de enero, cuando se refirió a un debilitamiento progresivo de la calidad de la democracia y de las instituciones fundamentales del Estado —debido sostuvo—, a la injerencia del Gobierno.
"(Hay) un mayor debilitamiento de instituciones estatales fundamentales, debido al desmedido afán de control de parte del Órgano Ejecutivo y a un sistemático crecimiento de la corrupción que ha permeado a una parte de la institucionalidad de manera incontrolable”, expresó entonces Villena a través de un comunicado, el cual fue incluso noticia internacional.
Una nota de EFE, colgada en el portal de la agencia de noticias española, decía lo siguiente: "El defensor del Pueblo boliviano, Rolando Villena, alertó de ‘un debilitamiento progresivo y sistemático de la democracia’ a causa de la debilidad de la justicia, el control político de organizaciones sociales y ONG y presiones de autoridades a medios de comunicación”.
La respuesta
El Gobierno no tardó en responder a Villena. La ministra de Comunicación, Marianela Paco, sostuvo un día después de aquella información que el Defensor sigue el libreto de la derecha y dijo que la autoridad "últimamente no defiende a nadie”.
Pero más allá de salir a replicar, el Ejecutivo expuso su concepción sobre la denominada "democracia plurinacional” y la de su contraria, la que llamó "democracia neoliberal”. El 13 de diciembre, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, concedió una entrevista al Programa El pueblo es noticia, en el que habló sobre este tema.
Entre los rasgos que Quintana detectó que tenía la "democracia neoliberal” están: el voto no elige al presidente, dado que si bien la gente vota, no elige; el cuoteo prevalece entre los partidos, los cuales apelan a esa práctica para elegir presidente y distribuirse cargos; prevalece la impunidad, un sistema de protección; el régimen goza de "intelectuales orgánicos” que defienden al sistema (se explican los rasgos en el cuadro adjunto).
La "democracia plurinacional” se diferencia de todos esos indicadores, según Quintana. "Ahora, estamos en una democracia real y participativa, en una democracia en la que los ciudadanos no solamente votan, eligen, son representados, representan y toman decisiones de Estado. Hoy día la Asamblea Legislativa Plurinacional, las asambleas departamentales, los concejos municipales se parecen a su pueblo. No hay excepción”, expresó.
La libertad de expresarse
El analista político Jorge Dulón considera que un análisis al respecto debe tomar en cuenta tres factores: 1) la participación ciudadana, 2) las libertades (de expresión, de prensa, de acceso a la información y política); 3) y la institucionalidad.
Sobre lo primero, comenta, que es cierto que hay otros mecanismos para ejercer la democracia, como el referendo, herramientas que amplían la participación de la población; sobre lo segundo, considera que las libertades como el acceso a la información o las libertades de poder expresarse "han disminuido” o han sido "coartadas”; y sobre lo tercero, sostiene que hubo cuestionamientos respecto de la independencia de poderes, y cita el caso de los vocales del anterior Tribunal Supremo Electoral. Del otro lado, Dulón detecta que el MAS apela a "un discurso de la hegemonía de esta línea política que ha cooptado los poderes del Estado y ha cooptado la democracia, que dice que está desarrollando adecuadamente una democracia comunitaria y que va hacia lo plurinacional. Es un discurso solamente legitimador”, dice, el cual se asienta en el postulado de que se gobierna conforme mandan los sectores sociales.
Romano Paz, analista político, considera que más allá de las concepciones del Ejecutivo, la democracia tiene una serie de indicadores que sirven para evaluarla. Entre ellos están la situación de la justicia, el debido proceso, el pluralismo político y la libertad de expresión.
Los puntos en los que incide Paz son los últimos dos: "hay una cierta intolerancia a la crítica de parte del oficialismo, quienes tienen una visión diferente son descalificados, esto mina las bases fundamentales de la democracia”.
La "democracia neoliberal”, según el MAS
1. El voto: El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, expuso el pasado 13 de diciembre lo que denominó "la democracia plurinacional”, la cual contrasta con la llamada "democracia neoliberal”. El primer rasgo que explicó el ministro está en torno al "voto”. Sostuvo que en una democracia neoliberal el elector vota, pero no elige. "El voto del ciudadano en realidad es un ‘voto fantasmal’, dado que no termina de cuajar en ninguna decisión ciudadana en la esfera pública”, expresó. En 2005, —dijo— el 54% de la población votó contra el "sistema neoliberal” y sufragó para transformar Bolivia, algo que se repitió en las elecciones de 2009 y 2014.
2. El cuoteo: El segundo rasgo que identificó Quintana es el del "cuoteo”. Mencionó que para que existiera un gobierno, un presidente, en ese sistema los viejos partidos debían acudir al "cuoteo”, elemento que —sostuvo la autoridad— tenía la función de articular a los que aparentan ser diferentes debido a que no alcanzaban los votos suficientes. Entonces, prosiguió el Ministro, llegaban a un "pacto de la gobernabilidad”, lo que generaba, según dijo, que los partidos se dividieran los ministerios, viceministerios y embajadas. "Es un pacto precario que termina en el cuoteo y el cuoteo termina liquidando la decisión de los ciudadanos. Entonces, eso ha ocurrido entre el 85 y el año 2005”, refirió.
3. La "doble moral”: La tercera característica que explicó Quintana es la de la "doble moral”. Afirmó que tiene que ver con que durante los "gobiernos neoliberales” había una "aparente diferencia” entre los políticos y los empresarios. "Los políticos unos días se disfrazaban de políticos, pero actuaban como empresarios dentro del Estado y entonces llegaban con la voracidad de empresarios inescrupulosos; en calidad de empresarios, disfrazados de políticos saqueaban a escala empresarial los bienes públicos”. Quintana expresó que durante ese régimen los empresarios al otro día se convertían en políticos o los políticos en empresarios. Entre los ejemplos que citó está el caso emblemático de Gonzalo Sánchez de Lozada.
4. Régimen de impunidad: Otro rasgo que sostiene Quintana corresponde a la democracia neoliberal que es el "régimen de impunidad”. El Ministro expuso que para que el "sistema de saqueo” subsista (gastos reservados, negocios ilícitos, venta a precio de gallina muerta de las empresas y negocios con las transnacionales) se requería de ese "régimen de impunidad”, que estaba reforzado por la inmunidad parlamentaria, dado que —agregó— cuando se encontraba a algún "ministro ladrón”, corrupto, inmediatamente se "lo trasladaba” para que sea diputado y senador, o se lo enviaba como embajador, para que goce el fuero parlamentario; pero si robaba en una embajada se "lo trasladaba” al Legislativo.
5. Los intelectuales orgánicos: Quintana sostiene que el quinto pilar del sistema son los intelectuales orgánicos del neoliberalismo. Según el Ministro, son quienes eran de izquierda y en los 80 se "reconvirtieron” al régimen neoliberal y "se convirtieron en apóstoles de neoliberalismo” porque eran consultores pagados por la cooperación internacional o por Usaid o por la embajada. Estos intelectuales, dice, cuando llegó la democracia "fueron los grandes teóricos de la gobernabilidad de la democracia y entonces te hablaban maravillas de la gobernabilidad democrática, lo que quiere decir que avalaban el sistema mafioso de los partidos políticos, y hoy día son los principales críticos en los medios de comunicación”.
6. Renuncia a la soberanía: Otro de los rasgos del sistema que Quintana afirma caracterizó al régimen político anterior era "la renuncia absoluta a la soberanía del Estado”. El Ministro dijo que los partidos políticos abdicaron del ejercicio más elemental de un Estado que es la soberanía, "porque, claro, el proyecto era la privatización y si el proyecto era la privatización, para qué hablar de soberanía”. Por ello, dice Quintana, sus voces "estaban embargadas al servicio del imperio norteamericano”. La autoridad agrega que los partidos políticos, los presidentes, las cámaras de Diputados y Senadores le debían obediencia a la Embajada de Estados Unidos.
Gloria Ardaya
"La democracia se construye y deconstruye”
Tradicionalmente la izquierda clásica latinoamericana ha desconfiado de la idea de implantar un sistema democrático en la región, del Estado de Derecho y, fundamentalmente, de la consolidación de las instituciones a las que consideran aliadas del capitalismo y "extrañas” a las ideas de igualdad.
En la transición a la democracia en los 70, la lectura del contexto reducía a la contradicción entre "socialismo vs. fascismo” y en la década de los 80 "neoliberalismo vs. socialismo”. Otro sector de la sociedad leía a la coyuntura como la contradicción entre "democracia vs. dictadura”.
Esta tensión ha permanecido a lo largo del actual proceso democrático boliviano. Los primeros asumen a la democracia como un medio de manera instrumental para otros fines, no explicitados, reivindican a la democracia directa, sin mayores especificaciones, mientras que los segundos, a la democracia como un fin y un medio a otras formas de representación, tanto como al Estado de Derecho, ya que consideran que el fin no justifica los medios. Por razones de espacio, no mencionamos otras diferenciaciones.
En Bolivia, los actores de la transición fueron los partidos políticos, el movimiento popular organizado alrededor de la Central Obrera Boliviana, un sector de las Fuerzas Armadas y los movimientos territoriales alrededor de los comités cívicos, los que actuaron de manera autónoma y nunca fueron cooptados por prebendas.
Los guiaba el interés nacional general. En ese momento, las bases sociales de la democracia expresaban niveles de organicidad y "formalidad” en un país tradicionalmente ajeno a la institucionalidad.
Para cualquier análisis, cabe señalar que la democracia no tiene un sentido unívoco y la experiencia de 34 años de vigencia ininterrumpida de vida democrática así lo demuestran.
La democracia se construye y deconstruye permanentemente. No permanece estática. Han cambiado las bases sociales de la democracia, aunque reclamo algunas características permanentes como la vigencia de la política, el pluralismo, el disenso, el consenso y la necesidad de procesar pacíficamente los conflictos inherentes a cualquier sociedad.
Pero sobre todo la democracia es el espacio para la inclusión de todos y todas, para la confrontación de ideas, de proyectos y de diseño del destino hacia donde nos dirigimos como nación. La democracia en todos los espacios de la vida, incluida la vida privada.
No cabe dudas de que los desafíos actuales de la democracia en el país están relacionados con la necesidad de implantar economías más productivas y competitivas que superen el extractivismo y promuevan la redistribución del ingreso; la superación de la desigualdad social, política y económica, y el fortalecimiento de las instituciones, entre otros temas de la agenda que permitan la superación de la pobreza y la consolidación de los respectivos sistemas políticos y democráticos.
*Fragmento del artículo La democracia en el socialismo del siglo XXI. Las "franquicias” políticas en la democracia delegativa de la socióloga Gloria Ardaya.