“Yo no voy a renunciar”, palabras de Goni en boca de universitario

Crónica

Cinco horas de asamblea y el ejecutivo del Centro de Estudiantes (de la carrera de Artes de la UMSA) se aferra al cargo, ¿por qué? Una pregunta con infinidad de respuestas

Wendy Pinto

(AquíCom/07-10-13) En mi vida universitaria poco o nada me interesó la política, es más si alguna vez participé era para saber qué pasaba con mi Carrera (Ciencias de la Comunicación Social de la UMSA). No obstante, jamás había estado en una asamblea como la de Artes Plásticas, Diseño Gráfico y el Programa de Artes Musicales.

El problema identificado es Vladimir Ordóñez, secretario Ejecutivo del Centro de Estudiantes de las unidades académicas de artes. Los universitarios están cansados de soportar sus amenazas, agresiones verbales, mentiras, calumnias y difamaciones: ellos exigen la renuncia inmediata de este personaje.

El “abuso de poder” que ejecuta Ordóñez contra estudiantes, docentes y personas externas a la UMSA es la denuncia común que hace la mayoría de los miembros de esa comunidad universitaria.

Asistí a la Asamblea con el objeto de cubrir la nota del Festival de San Lucas, celebración de las carreras artísticas, pero hubo más que eso. En realidad, esa Asamblea tenía un objetivo implícito: exigir la renuncia del Ejecutivo.

A medida que fueron transcurriendo las cosas, el auditorio de artes se iba llenando, las sillas fueron insuficientes, así que muchos optamos por acomodarnos en el piso, que era bastante acogedor.

A mi lado estaban universitarios con sus cuadernos de dibujo, un lápiz especial, y otros accesorios muy utilizados por los futuros artistas. Mientras se desarrollaba la Asamblea, uno de ellos observó a “su víctima” e inmediatamente hizo un bosquejo de su modelo para caricatura. Otro, apoyaba la petición de sus compañeros y al mismo tiempo graficaba paisajes interesantes. En ese momento comprendí la pasión que tienen los artistas al trabajar constantemente, no por obligación sino por placer.

Las denuncias se leyeron en voz alta, los reclamos no se hicieron esperar y yo buscaba identificar al causante de aquel conflicto sin revolver. ¿Quién era el responsable de la molestia de los estudiantes?, recorrí con la mirada todo el salón sin acertar. Hasta que… por fin lo encontré.

Sentado al lado de Mario Yujra, director de las unidades de Artes, se hallaba él, Vlady, como le dicen sus amigos. Portaba una laptop y un micrófono, estaba grabando toda la Asamblea, su objetivo lo desconozco, pero lo imagino.

Estudié Lengua de Señas Boliviana, psicología básica y comunicación no verbal por cuenta propia, lo que me permite reconocer algunas señales de inseguridad, falacias y actitudes que revelan cuando uno construye su propia verdad.

Vlady manifestaba una incomodidad por estar ahí, en ese lugar con esas personas y en esa situación. Cualquiera podía percatarse de la evasión que él hacía cuando preguntaban cosas puntuales, él daba vueltas y vueltas, en asuntos pasados, de los que había salido “bien parado”.

Desesperaba a los presentes, no se si fue de manera involuntaria o quizá hasta fue una estrategia para, como dicen popularmente, “marear la perdiz”. El punto es que cada vez la tensión, en el auditorio, iba en ascenso.

El aire del salón estaba cargado, los universitarios de Música fueron los últimos en llegar, situación que retrasaba el curso de la Asamblea porque preguntaban cosas que ya habían sido contestadas.

Ellos reclamaban por ser escuchados y argumentaban estar sin el apoyo de Artes y Diseño. Decían que si Vlady se iba, el programa de música desaparecería. Entonces surgió el caos. Todos discutían, la situación se volvió insostenible, tanto que hasta yo fui involucrada por El Tripa Seca, como le dicen (a pesar de que en esa Asamblea yo me desempeñaba como reportera y redactora de Aquí Comunicación).

Mientras se desarrollaba la asamblea yo grababa con mi reportera y sacaba algunas fotos para apoyar la nota. Identificada con mi credencial de prensa los asistentes me observaban y nadie me decía nada.

Cuando todos discutían, un docente se acercó al escenario y sacó un par de fotografías de los estudiantes. Ahí surgió un reclamo: “Ya no podemos estar seguros porque están sacando fotos, nos van a iniciar proceso, ya no podemos expresarnos”, decían.

Entonces este catedrático dijo: “Yo no soy el único que esta sacando fotos, (me señaló) sólo estoy imitando lo que hace la compañera, ella también está sacando fotos desde hace rato”. No necesité defenderme porque los universitarios le aclararon que yo era de la prensa y que hacía mi trabajo. Gracias por eso.

Luego de lo sucedido acudí al encuentro con el docente, me presenté, le pregunté quién era él, qué cargo tenía y le expliqué que mi función era informar y no así apoyar a unos u a otros. Me respondió que era docente de Fotografía y que esas fotos eran para su archivo, para captar el momento. Más tarde, por los estudiantes, me enteré que el catedrático no dictaba Fotografía, sino Escultura. ¿Engañada?

El hecho es que la necedad de Ordóñez en aferrarse al cargo llegó a afectarme incluso a mí, que no tenía velas en ese entierro. Su nerviosismo, sus explicaciones infundadas, porque fueron desmentidas por los afectados, su obstinación, su mensaje extremista cumplen en él la frase: “El poder corrompe al hombre”, y lo corrompió.

Hasta sus amigos más cercanos le pidieron que renuncie y él hizo caso omiso al reclamo de todos. ¿Qué pasaría por su mente?, es incierto, pero respondió que hacerles caso sería aceptar todas las denuncias que existen en su contra. Dijo que por orgullo personal no dejaría el cargo, mencionando la frase de un ex presidente de la República de Bolivia (Goni): “Yo no voy a renunciar”.

¿Qué hace una frase así en boca de ese universitario? ¿Es una secuela de los gobiernos que no supieron hacer gestión? ¿Cuándo se murió la autonomía en la UMSA? Que yo sepa aún sigue vigente. Reconocer errores propios es tener carácter y no dejarse manipular por el temperamento, es crecer, es madurar, es aprender y prosperar (AquíCom/07-10-13).