Por Cástor Díaz / Resumen Latinoamericano / 03/09/2015
Las garras sanguinarias del águila imperial se acercan cada día más a Suramericana y el Caribe, con la anuencia de los apátridas, colaboracionistas, que trabajan incansablemente, junto al Departamento de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica, las 24 horas del día para torpedear los pasos que hacia su liberación definitiva están dando los pueblos de este amplio territorio del sur.
El imperialismo como creación perversa del sionismo crea, financia, entrena y siembra a escala planetaria toda suerte de organizaciones criminales, para desestabilizar gobiernos progresistas y afianzar regímenes genuflexos y lacayos, que derivan en cabeza de playa, para los planes de agresiones militares, contra vecinos por parte del Estado más terrorista, en la historia de la humanidad y que es el responsable número uno de la tragedia que viven los países africanos, asiáticos y del Medio Oriente, que están siendo presa del mar mediterráneo, la fosa común de emigrantes más gigantesca que se conoce en toda la historia.
Después de los sucesos de la segunda mitad del Siglo XX, que dejaron como recuerdo el derrumbe de la Unión Soviética, el imperialismo ya no tuvo como excusa para sus agresiones, la amenaza del “Comunismo”, punta de lanza utilizada para justificar las invasiones y ocupaciones de países en Centroamérica, Suramérica y el Caribe. Tenía que recurrir a nuevos expedientes y nada mejor, que la “lucha contra el narcotráfico y el terrorismo,” criaturas nacidas, de sus propias entrañas y apadrinadas por el complejo militar, industrial y comunicacional, que ahora tiene como sicario ejecutor a la OTAN.
En nombre de la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, mediante negociación con el gobierno de Colombia, bajo la administración de Álvaro Uribe Velez , instaló en ese país siete bases militares: Palanquero, a orillas del río Magdalena; Malambo y Cartagena, en la costa del mar Caribe; Málaga, en la costa del Pacífico; Tolemaida, en el centro del país; Tres esquinas, en la región amazónica y Apiay, en los llanos orientales.
El ex presidente colombiano Ernesto Samper, actualmente al frente de UNASUR, en su oportunidad denunció que el acuerdo firmado con Estados Unidos, para la instalación de siete bases y la realización de operaciones militares desde el territorio nacional, es el peor error histórico que ha cometido Colombia, desde el de 1903, cuando USA, le arrebató a ese país el istmo de Panamá. Samper, denunció que esas bases estaban dotadas de aviones C-17, Orión-3 y Awacs, equipos que nada tienen que ver con el combate al narcotráfico, puesto que solo son para ejercer vigilancia o espionaje sobre la región.
Álvaro Uribe Velez, un prisionero de su oscuro pasado, como solicitado por la DEA, con el número 81, se enemistó con Venezuela, Ecuador y Bolivia. La entrega de Alvarito a sus cancerberos, fue tan deleznable, que hasta inmunidad diplomática concedió a la soldadesca gringa, para que asesinen y violen mujeres, cada vez que se drogan o se emborrachan, con la seguridad de que todo quedará impune porque la justicia colombiana no puede juzgarlos. De hecho más de 50 colombianas, en su mayoría niñas y adolescentes, han sido maltratadas por esos malandrines y hasta el presente no han encontrado justicia.
Ahora es Ollanta Humala, el nuevo Uribe suramericano, que en Perú está permitiendo no solo la instalación de bases militares, sino que ya negoció para recibir la primera avanzada de 3 mil marines que irán al país Inca a llevar “confianza”, “seguridad”, “libertad” y a fortalecer la “democracia”: ojalá y las mujeres peruanas no permita, lo que sus homólogas colombianas, que ahora son víctimas de la violencia yanqui.
Mientras esto ocurre, el operador Juan Manuel Santos y su equipo desde Colombia, prende el ventilador contra Venezuela y anuncia que la llevará a la Corte Penal Internacional, por violar los derechos humanos de los colombianos. Seguramente se refiere al medio millón de refugiados que, gracias a la mano hermana del presidente Chávez y del pueblo venezolano, escapó de los falsos positivos, que el desde el Ministerio de la Defensa y por mandato de Álvaro Uribe Velez, bajó como línea a los mandos militares, para que atemorizaran a los campesinos y a las organizaciones civiles, que se oponían al paramilitarismo y al despojo de sus tierras.
Por eso es que apoyamos en todas sus partes las medidas tomadas por el presidente Nicolás Maduro y solo le solicitamos, que cierre el anillo completo, con Zulia, Apure y Amazonas, para que obligue al vecino gobierno a asumir su barranco y a deslindarse del paracontrabando, derogando el decreto que pecha las ventas del contrabando llevado desde Venezuela y exija que el Banco de la República, derogue también las resolución 8, que es la legalización por parte del estado colombiano del lavado de capitales provenientes del narcotráfico y de aval a la guerra económica que desde allí se ejerce contra Venezuela.
La tenaza contra Venezuela está identificada y activada desde Colombia y Guyana y forma parte de la tenaza imperial, que se cierra sobre Suramérica y el Caribe.