La crisis económica, sus daños y varios escándalos de corrupción, golpearon duramente la imagen de los partidos tradicionales
Autor: Linet Perera Negrin | Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
29 de mayo de 2015 23:05:22
Más de 35 millones de españoles convocados a las urnas eligieron a las autoridades de 8.122 municipios. Foto:Notimex
Las elecciones municipales y autonómicas llevadas a cabo en España el 24 de mayo pasado marcaron un punto de inflexión en el antiguo mapa político bipartidista, al que se suman ahora nuevas fuerzas políticas que podrían impactar también a nivel nacional.
Más de 35 millones de españoles convocados a las urnas eligieron a las autoridades de 8 122 municipios y paralelamente, los parlamentos regionales en 13 de las 17 comunidades autónomas (salvo Andalucía, País Vasco, Galicia y Cataluña).
Antes de los comicios, las encuestas vaticinaban que los dos principales partidos del país —el gobernante Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español, (PSOE) — podrían ser duramente castigados por los votantes.
La crisis económica y sus daños, así como varios escándalos de corrupción, golpearon duramente la imagen de los partidos tradicionales. A esto se le suma la pujanza de nuevas organizaciones en el terreno político como Podemos y Ciudadanos.
En este contexto, se anunciaba una repartición de votos muy dispersa entre el PP, el PSOE y los emergentes Podemos y Ciudadanos, pero sin mayoría absoluta para ninguno.
Los resultados coincidieron con los pronósticos. En la votación para los parlamentos de las comunidades autónomas, el PP perdió la mayoría en las 11 regiones que dominaba, incluidos sus puntos fuertes como Castilla-La Mancha y la Comunidad de Madrid.
Aunque en términos municipales, el PP fue el partido con mayor cantidad de votos al obtener 26,7 % de la votación, lo hizo con 11 puntos por debajo de lo logrado hace cuatro años.
A continuación se encuentran el PSOE, con 25 % y Ciudadanos con 6,55 %.
Otro vaticinio cumplido fue el protagonismo de Podemos y Ciudadanos, formaciones que en apenas unos meses han desatado una avalancha de apoyos y han sabido capitalizar el desencanto con el sistema político tradicional.
Ambos obtuvieron relevantes resultados en Madrid y Barcelona, las dos primeras ciudades españolas, aunque no lograron la mayoría absoluta.
En Madrid el PP gobernaba con mayoría absoluta y ahora sufrió una fuerte pérdida, alcanzando solo 33,97 % de los votos y 21 concejales. Prácticamente hubo un empate con la candidatura ciudadana Ahora Madrid —en la cual participa Podemos—, que obtuvo 20 escaños y 32,14 % de la votación.
Le siguieron, el PSOE con 15,63 % y nueve concejales y Ciudadanos con 11,30 % y siete concejales.
Mientras, en la segunda ciudad de España, la plataforma de partidos y organizaciones de izquierda, Barcelona en Comú— también con la presencia de Podemos —ganó la mayor cantidad de votos con 25,20 % de los votos y 11 concejales. Incluso, se conoce que la nueva alcaldesa será la activista contra los desahucios Ada Colau.
El segundo lugar lo ocupó el partido independentista catalán Convergencia y Unión que alcanzó un 22,70 % y diez concejales.
Por otra parte, Izquierda Unida mantuvo el número de concejales gracias a la concurrencia con otras formaciones.
El diario español El Mundo, destacó que más allá del nuevo panorama político que dejan las elecciones en comunidades y ayuntamientos, a partir de futuros pactos, los comicios suponen un desgaste para los dos principales partidos en las municipales: el PP perdió más de 2.600.000 votos y el PSOE, 850.000.
España habla de Podemos y Ciudadanos
Para el periodista y exjefe de prensa del PSOE, Juan Antonio Blay “quienes ganan, lisa y llanamente, son Podemos, junto a las alianzas ciudadanas creadas para las elecciones municipales, y Ciudadanos, porque irrumpen en escena con una llamativa presencia desde la nada y, sobre todo, porque sus decisiones van a ser determinantes para conformar mayorías de gobierno”.
Podemos surge a raíz del movimiento de los indignados (Movimiento 15-M), que llegaron a las plazas de España en mayo del 2011 para pedir cambios políticos a nivel de país.
Su manifiesto Mover ficha: convertir la indignación en cambio político se opone a las propuestas de la Unión Europea y a los recortes sociales provocados por la crisis económica.
Aunque muchos analistas intentan colocar a Podemos en una corriente política, su líder Pablo Iglesias rechaza una clasificación de izquierda o derecha. Para él, es una cuestión de “democracia-dictadura”.
Dentro de sus propuestas se distinguen la defensa de la igualdad de oportunidades, reformas legislativas que permitan un cambio en el funcionamiento del poder político y el reparto de la riqueza como forma de enfrentarse a las problemáticas sociales (producto de la crisis económica).
De otro lado, se encuentra Ciudadanos, creado en el 2006 a partir de la plataforma Ciudadanos de Catalunya. Pero que había estado en un stand by hasta hace poco.
Como parte de su proyecto defiende la convivencia interterritorial y la equidad de derechos y deberes entre todas las regiones españolas, y, sobre todo, entre todos los españoles.
También aprueba el actual Estado de las Autonomías como modelo territorial y plantea una lucha contra el paro y la precariedad.
A partir de posiciones de centroderecha, según analistas, Ciudadanos se convirtió en el tercer partido en los municipios con más de un millón de votos para sus 1.000 candidaturas presentadas del total de 8.122 ayuntamientos.
Aunque desde distintas ideologías, Podemos y Ciudadanos contribuyeron a marcar en estos sufragios locales lo que para muchos es el inicio del fin del bipartidismo.
El secretario general de Podemos estimó que los comicios constituirán el inicio del cambio político en los ayuntamientos y comunidades autónomas, pero también en España.
Del otro lado, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, pidió durante la votación un cambio de la política tradicional dominada desde la década de 1980 por PP y el PSOE.
Luego de las elecciones, muchos expertos políticos consideran que el bipartidismo español —la alternancia del poder político entre el PP y el PSOE— llegó a su fin. Una situación que provoca cambios transcendentales en el mapa político español.
Por el momento, ambos partidos tradicionales —a diferencia de lo que ocurría normalmente— deberán negociar con estos nuevos actores para formar gobiernos en municipios y comunidades autónomas e incluso en algunos casos pueden quedar fuera.
Añádase que estos comicios son considerados como un barómetro frente a las elecciones previstas antes de finales de este año.