Servicio Informativo "Alai-amlatina"
Salvador González Briceño
ALAI AMLATINA, 04/03/2015.- Todo el aparato ofensivo de Estados Unidos (EU) está focalizado en contra de Venezuela. Nicolás Maduro dirá que se trata de un atentado a la revolución bolivariana iniciada por Hugo Chávez. Los conspiradores que no es verdad. Pero la guerra es en muchos frentes; desde la confrontación a la mediática.
Sabido es que nadie nace sabiondo, pero las piedras muestran el camino. Y si bien Maduro no es Chávez —el carisma, el liderazgo, la entereza, etc.—, al menos ya está aprendiendo a defenderse. Bueno, a su país, él como Presidente en turno. ¡Y precisamente de EU!
Pues resulta, desde que el “comandante” Chávez perdió la vida, se sospecha de un asesinato por cáncer terminal dirigido. Los hilos y las causas colocan en entredicho a EU. Como a otros tantos líderes Latinoamericanos (Luis Inacio Lula da Silva, Dilma Rousseff, Fernando Lugo, Cristina Kirchner, Juan Manuel Santos), a quienes les cayó la misma maldición. Hay oncólogos que sostienen: EU tendría la tecnología para causar el cáncer y aplicarlo mediante “campo de ondas de radio” contra los indeseables. Pero no contra sí mismos.
Después de que fallaron todos los intentos antichavista para derrocar al líder bolivariano de origen militar, incluido de golpe de Estado en 1992 —ni más ni menos como contra Manuel Zelaya en Honduras que fue derrocado en 2009; y en su caso, la intentona contra de Rafael Correa de Ecuador en 2010—, EU le trae ganas a Maduro. De ahí los intentos, desde su elección en el proceso de 2013, donde se impuso por poco margen a su opositor Enrique Capriles, digno representante opositor de la derecha venezolana. O bien pagado o manipulado.
¿Por qué tanto arrebato de EU? Por el petróleo, por qué va a ser. Las reservas probadas (a 2014) de Venezuela son de 298.352.689 millones de barriles, ¡las más grandes del mundo!, por arriba las 267.501.000 de Arabia Saudita. O sea, petróleo ¡para 290 años! Un pastel más que deseable.
De ahí el interés y persistencia de EU en contra de la revolución bolivariana. Y de Nicolás Maduro ahora como antes de Hugo Chávez. Por eso no quita el dedo del renglón. Y emplea todas sus armas, directas e indirectas, secretas o abiertas. De meterle recursos a los opositores, a los conspiradores, a través de todo su personal o de las agencias de “inteligencia” disponibles. Del uso de los medios opositores, los vendepatrias que nunca faltan, los “Judas”.
Maduro está anunciando recién acciones importantes, atinadas. Después de las varias movilizaciones fallidas —violentas, las más, para crear a las víctimas y así ganar adeptos—, orquestadas y apoyadas por la derecha para denostar y luego derrotarlo como presidente. Ahora Maduro anuncia la detención de algunos funcionarios, recortar la presencia en número dentro de la propia embajada de EU. Y la negativa a entregarle visa a los más peligrosos. Ahí están algunas de las estrellas del interés petrolero, como: George W. Bush, Dick Cheney, George Tenet, Marco Rubio, Bob Menéndez, Mario Díaz Balart, Ileana Ross Lethinen.
Bien, por la defensa de todo patria. Como la denuncia de los orquestadores del golpe, que recién este febrero Maduro dijo haber “desarticulado”. Junto a los “oficiales de la fuerza aérea”, lo dijo, habría “mano de hierro” contra aquellos ciudadanos perfectamente identificados. En fin, que Maduro ha aprendido. De las amenazas internas, de las de afuera. En tanto, a las petroleras de EU se les cuecen las habas.
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