Por la autodeterminación de Venezuela
Derrotar el intervencionismo imperialista
Está claro que la tendencia es de agravamiento de la crisis política en Venezuela. Los impases de la política económica del gobierno nacionalista de Nicolás Maduro potenciaron a la oposición contrarrevolucionaria.
Al final de su vida, Hugo Chávez ya no podía presentar la fortaleza primaveral de lo que denominó como “Revolución Bolivariana” y “Socialismo del Siglo XXI”. La inflación alta y el desabastecimiento de productos de primera necesidad fueron y son un poderoso combustible para revivir a una oposición que fue rechazada por la mayoría de los venezolanos y que había sido reducida a cenizas.
La clase media soportó con reservas la “Revolución Bolivariana” hasta que su comodidad fue amenazada.
Los Estados Unidos parecen estar convencidos de que el régimen chavista está agotado y con corto aliento. Pero también sabe que la oposición es rechazada por la mayoría de los venezolanos. Por medio de su agente panameño, la Casa Blanca intentó colocar a la OEA como interventora, como si fuese un juez neutro. Los portavoces del presidente Obama esgrimieron la conocida impostura de los valores democráticos, de las libertades y de los derechos humanos que ellos pisotean a diario en todas partes del mundo.
Maduro rechazó la propuesta, rompió relaciones diplomáticas con Panamá e impulsó una declaración de la UNASUR que contiene en esencia lo que pretende el gobierno norte-americano. Es sintomática la declaración de la Secretaría de Estado norteamericana de que se “reconoció la importancia de un mediador externo”.
La sustitución de la OEA por la UNASUR muestra la debilidad del régimen y su incapacidad para defender la autodeterminación de Venezuela. La condición de gobierno burgués –ese es su contenido de clase, aunque las posiciones del bolivarianismo sean típicas del nacionalismo pequeñoburgués–, fue una capitulación. Una intervención externa servirá solamente a la oposición.
El hecho de que los Estados Unidos apoyen materialmente e incentiven políticamente a la oposición ya es intervencionismo. La acción norte-americana junto a la oposición refuerza más aún la necesidad del proletariado venezolano e internacional de defender la autodeterminación de la nación oprimida.
El movimiento por el derrocamiento del régimen nacionalista es contrarrevolucionario. Esta dirigido contra las masas y remacha los eslabones de la dominación imperialista. No se trata de caracterizar al chavismo en general como anti-imperialista. El nacionalismo no puede ir hasta el fin en su choque con el imperialismo. Está preso por las relaciones capitalistas de producción. Es lo que demuestra el chavismo.
Es preciso defender al gobierno nacionalista contra la ofensiva de la derecha y del imperialismo. No puede haber ninguna vacilación en ese punto. Pero no se puede confundir la lucha anti-oligárquica y anti-imperialista con el apoyo a la política capitulante de Maduro y con sus métodos de Estado. La única vía para derrotar a Lopez/Capriles y quebrar la ofensiva norteamericana es la de la revolución proletaria.
Venezuela tendrá que colocarse bajo la dirección de un gobierno obrero-campesino. Explotados y oprimidos, unidos, pondrán en pié un frente único antiimperialista, combatirán con los métodos de la lucha de clases y marcharán rumbo a la toma del poder. El programa proletario de expropiación de la burguesía encuentra buenas condiciones para triunfar contra el conjunto de la burguesía venezolana y el imperialismo. Las nacionalizaciones del chavismo quedaron a medio camino y no pueden ser sustentadas en la forma de un comodato con el gran capital. El proletariado podrá realizar la más completa estatización, centralización y planificación económica, apoyándose en un frente revolucionario antiimperialista. Es preciso derrotar por la unidad obrero - campesina y por la lucha de masas la ofensiva del movimiento contrarrevolucionario para superar al gobierno nacionalista burgués que pierde el control de la situación.
No tardarán en aparecer fracturas al interior de las Fuerzas Armadas y para que se rompa la base popular de apoyo al régimen chavista. Fiarse en la solidez de la unidad de los militares y en su sentido patriótico es engañar a las masas y a sí mismos.
Estamos obligados a repetir que todo el problema reside en la crisis de dirección revolucionaria. El proletariado venezolano todavía no consigue organizar un partido dotado de un programa socialista. Su vanguardia está atada al nacionalismo.
El POR y el Comité de Enlace por la Reconstrucción de la IV Internacional defendemos que solamente el pueblo venezolano puede y debe resolver por medio de la lucha de clases el choque entre la derecha burguesa proimperialista y el gobierno chavista.
¡Derrotar la ofensiva de la oposición oligárquica y antinacional!
¡Combatir por la autodeterminación de Venezuela! ¡Fuera la OEA! ¡Fuera la UNASUR!
¡Poner en píe un frente único antiimperialista, bajo la dirección del proletariado!
¡Luchar por el programa de la revolución proletaria!
¡Por un gobierno obrero - campesino!
¡Construir el partido revolucionario de Venezuela como parte de la reconstrucción de la IV Internacional!
Resumido de: “Manifiesto sobre Venezuela”, Masas No. 472, POR-Brasil
Masas 2348 Organo Central del Partido Obrero Revolucionario (POR) 28/03/2014 http://www.masas.nu/