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Al mar con soberanía como acuerdo de nuestros pueblos

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editorial

Apoyados en datos de la historia de más de 100 años, creemos que Bolivia accederá al océano Pacífico, con soberanía, cuando nuestros pueblos (boliviano y chileno, con apoyo fraterno de tantos otros), en base a intereses comunes y a un “pensamiento propio”, lo que facilitará un acuerdo tanto tiempo buscado.

Sin embargo, incluso con regímenes democráticos, populares, antiimperialistas y revolucionarios, en Bolivia y Chile, no sería fácil esa solución, como con ligereza a veces se afirma desde trincheras políticas bien intencionadas: que la causa marítima de Bolivia tendría que contar la llamada “unidad nacional”. Así olvidan que entonces tampoco dejarán de influir, decisivamente, los intereses de las clases sociales dominantes, sobre todo en Chile, pero también en Bolivia.

Fueron, pues, esas clases dominantes chilenas, con el apoyo del imperialismo inglés las que invadieron el Litoral boliviano e impusieron una guerra de agresión para satisfacer sus intereses egoístas. Los estudios críticos de la Guerra del Pacífico, la película “Amargo mar”, entre otros, deben ayudarnos a entender que esos intereses en juego fueron los que provocaron el enclaustramiento marítimo boliviano.

Ese tratado de paz, tan injusta como la guerra, firmado en 1904 entre Bolivia y Chile, fue otra de las consecuencias de la derrota de nuestro país y de Perú en la conflagración de 1879. Ese tratado, que Chile incumple con frecuencia y durante los más de 100 años que corren desde su firma, no podía ser más desventajoso para los bolivianos porque su forma y su contenido fueron otra imposición de los vencedores en esa injusta guerra, y porque fue de agresión contra nuestros pueblos, no da derechos a los agresores.

Para tener a la vista antecedentes, es útil resumir las más conocidas propuestas formuladas y a veces debatidas para conseguir el retorno boliviano al Pacífico:

Devolución por Chile, cuando menos de una parte del territorio que fue boliviano, sigue siendo un deseo pero que parece ignorar la realidad vigente durante más de 100 años; constituir a la ciudad de Arica como territorio trinacional (de Bolivia, Chile y Perú), fue una imaginativa sugestión de intelectuales bolivianos y peruanos; puerto en el mar Pacífico entregado por Chile a Bolivia y compensaciones no territoriales concedidas por nuestro país, circuló como un planteamiento de diplomáticos; canje territorial fue otra de las soluciones manifestadas en el período de Bolivia sin mar; corredor (callejón), con soberanía, cedido por Chile en la actual frontera suya con Perú, es la salida que se acaricia ahora, la que compartimos los bolivianos; aspiración que va más allá de una unidad nacional que no es tal, de la que algunos de los gobernantes actuales hablan, aparentemente, sin considerar que, a pesar de alguna voluntad existente, están por delante los intereses materiales de las clases dominantes chilenas.

Esta última propuesta, el corredor hacia el Pacífico cedido por Chile a Bolivia, es la que agitan y propagandizan los gobernantes de este tiempo, el Presidente boliviano, especialmente.

Ustedes chilenos nos conceden el mar, con soberanía, y luego en un proceso integrador nosotros bolivianos compartiremos “lo poco” que tenemos, como el gas de petróleo que requieren los chilenos. Así nos animamos a resumir la alternativa de Evo Morales difundida, en particular, en la última reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), realizada hace días en Santiago de Chile. El ofrecimiento de Evo Morales de compartir lo poco que tenemos (como el gas), luego de que se reconozca la salida al mar para Bolivia, sería una especie de compensación no territorial a Chile de los actuales gobernantes bolivianos.

Los gobernantes bolivianos, el Presidente como el que más, entienden que el presidente chileno Piñera, en el último intercambio con su colega boliviano, en la reunión de la CELAC, de acuerdo a los gobernantes de nuestro país, ha manifestado que está dispuesto a negociar la soberanía de una parte del territorio de su país por intereses económicos. Esa supuesta voluntad del gobernante chileno sería un cambio en la política chilena, según el análisis de gobernantes bolivianos. A la vez, a los compatriotas que entienden de manera distinta la expresión de Piñera, entre ellos medios de difusión, desde el gobierno, se les sindica de poco patrióticos, para decir lo menos.

Nosotros, desde esta publicación virtual afirmamos que lo que diga Piñera respecto de la reivindicación marítima o el Tratado de 1904, en particular, tiene que ser interpretado con ética, es decir, explicados sin sobreponer los deseos bolivianos y dejar de lado lo dicho realmente por el gobernante chileno.

Sin embargo, como entre nosotros hay dos lecturas de lo dicho por el Presidente de Chile acerca de la demanda de Bolivia de mar con soberanía, tomemos nota de ambas: el Estado de Chile no está dispuesto a negociar su soberanía con cuestiones económicas y, Chile, en lo que es un cambio de política, está determinado a negociar el callejón para Bolivia, con soberanía, a cambio de cuestiones económicas. Así interpretamos ambos fragmentos de los discursos presidenciales boliviano y chileno de las últimas horas.

Dejemos que sea la práctica, que nos ayuda a establecer la verdad y la mentira, la que se encargue de conceder la razón a los que la tengan y a poner en evidencia a los que leen mal ese discurso del Presidente de Chile.

Para nosotros, además, la negociación debe ser bilateral y multilateral. Ambas vías las consideramos complementarias. Pero estimamos, asimismo, que las propuestas que haga el Presidente boliviano deben consultar rigurosamente los verdaderos intereses regionales, populares y plurinacionales de Bolivia. Esos intereses, además, son parte de la nueva Constitución Política del Estado boliviano, por lo que se presenta a la Ley Fundamental como si fuera a la vez un programa, por los elementos que contiene a manera de normas constitucionales. El artículo 267 de la Carta Magna establece ese mandato[1].

Ese es el mandato que ejecutan los actuales gobernantes y el Presidente sobre todo. Por eso debe entenderse que a la causa marítima de Bolivia se la debe asumir como propia más allá de las diferencias vigentes en el mundo político boliviano; hablamos del ámbito en el que, es cierto, se realiza algún debate sobre tan álgido tema.

Nosotros somos parte de los bolivianos que reivindicamos acceso propio al Pacífico para nuestro país y, por tanto, respaldamos las gestiones destinadas a conseguir ese objetivo “irrenunciable” del Estado boliviano.

Sin embargo, ese respaldo nuestro, también en este momento, es crítico. Crítico porque los gobernantes actuales, además de agitar y propagandizar esa demanda patriótica, en el escenario internacional que sea posible, dentro de Bolivia deben explicar con claridad que el corredor con soberanía, para que los bolivianos lleguemos al Pacífico, no será concedido sólo con la “voluntad política” de uno u otro gobernante del país vecino.

Tan importante o más que lo dicho en el párrafo anterior, es lo que en Aquí virtual constatamos:  el Presidente agita y propagandiza la legítima demanda marítima boliviana en función, básicamente, de su tercera elección que es la que busca con todos sus movimientos.

El viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, en Diálogo en Panamericana, confesó que ellos esperan que sea la “unidad nacional” la que apoye los trámites emprendidos por Evo Morales y su gobierno para conseguir el puerto, con soberanía, en el Pacífico.

Desde la derecha voceros suyos dicen respaldar esos trámites del gobierno en pos de la atención favorable de la demanda marítima de Bolivia. Ese respaldo también tiene en cuenta las urgencias políticas de opositores que caminan a tientas con frecuencia.

Para nosotros la causa marítima de Bolivia es ante todo una causa de nuestros pueblos porque estamos convencidos que la identidad de intereses será la que facilite una solución del lío marítimo de los bolivianos.

Incluso con regímenes democráticos, populares, antiimperialistas y revolucionarios, en Bolivia y Chile, se abrirán posibilidades ciertas de avanzar y de facilitar una atención satisfactoria de la legítima demanda marítima boliviana. Sin embargo, en esas condiciones no tendría que esperarse que de manera fácil llegue esa solución.

El respaldo de gente del pueblo chileno a la más que centenaria aspiración boliviana nos mantiene confiados en que los intereses verdaderos de los pueblos boliviano y chileno, con respaldo de los pueblos del mundo, ayudará la materialización del corredor, con soberanía, para que los bolivianos volvamos al océano Pacífico.


[1] CAPÍTULO CUARTO/REIVINDICACIÓN MARÍTIMA/"Artículo 267.

I. El Estado boliviano declara su derecho irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al océano Pacífico y su espacio marítimo.

II. La solución efectiva al diferendo marítimo a través de medios pacíficos y el ejercicio pleno de la soberanía sobre dicho territorio constituyen objetivos permanentes e irrenunciables del Estado boliviano”.

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