La propuesta de un pacto entre empresarios e indígenas del máximo dirigente del gremio patronal en la primera reunión plurinacional de Cochabamba, en diciembre que concluye, debe tomarse como una confesión de lo que pretende aquel sector social. Y, lo que es igualmente o más importante, el presidente Morales está dispuesto a establecer una alianza suya y de su gobierno con los patrones a cambio de que éstos aporten a la estabilidad política en el país y el gobierno, en reciprocidad, garantice seguridad jurídica para las inversiones, de acuerdo a testimonios recogidos por este vocero.
La cumbre o primera reunión plurinacional —se dice— avanza en aquella dirección, en la formalización de una alianza de clases, en la materialización de un pacto gobierno-empresarios (socios y no patrones), como proclamó tantas veces el primer ciudadano boliviano.
Conviene tener en cuenta un antecedente señero: Los movimientistas, entre 1952 y 1964, gobernaron con una alianza de clases, la que en innumerables momentos funcionó como base social pasiva, una suerte de mayoría inactiva. Alianza dirigida por la pequeña burguesía desde el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), pero con la prevalencia de los intereses de la burguesía nacional "creada" para el efecto y fragmentos de la vieja rosca minero feudal "restaurada". De paso recordemos que las dos veces que gobernaron los movimientistas lo hicieron con programas ajenos: la primera con uno de las corrientes marxistas (la plataforma de los universitarios autonomistas de 1928), cuyo elegante resumen es la frase de Marof: "Tierras al pueblo y minas al Estado" y, la segunda, otra propuesta que pertenecía a intelectuales neoliberales, como Juan Careada al que, cuado éste reclamó la autoría de ese modelo, el líder histórico del MNR le respondió que ellos sí eran los autores del D.S. 21060, pero que los movimientistas tuvieron el coraje de aplicarlo.
Tenemos claro —guiados por Marx— que los hechos en la historia ocurren una vez como tragedia y se repiten como comedia.
Ese razonamiento marxista nos sirve para leer de la manera más precisa posible lo que actualmente ocurre con los cambios y los inquilinos del Palacio Quemado.
Aquí y ahora unos empresarios "vendidos", de acuerdo a un historiador cruceño, son los que colaboran con el régimen en funciones. Se trata de los que se asustaron, según el mismo estudioso, cuando los gobernantes les mostraron sólo la vaina del sable. Son los banqueros que en todo el país y otros empresarios ganan doble y triple, como dijo el Vicepresidente. Los que se autodenominan "productores" y ahora están autorizados para exportar azúcar y pretenden vender carne vacuna a vecinos, como los chilenos, como lo hicieron antes. Recordemos que cañeros de Bermejo, con regularidad casi anual, venden caña de azúcar a los ingenios del norte argentino, aunque falte el producto dulce en el mercado interno.
La consigna: "Gobierno de todos los bolivianos", la que es una mentira teórica y una imposibilidad práctica, es el fundamento del pacto de las envejecidas clases sociales, específicamente, la alianza empresarial-indígena, planteada por el dirigente empresarial en la reunión de Cochabamba y que tendría que ser respondida abiertamente a mediados de enero próximo en la segunda parte de la llamada reunión plurinacional. Sin embargo, más que proclamas con bombos y platillos tenemos que descubrir lo que se avance en esa alianza gobierno-empresarios, en la realidad, la que importa mucho más ahora que tenemos un gobernante que todos los días subinforma y desinforma como actividad diaria.
Otro indicio visible de la alianza gobierno-empresarios, que se busca y que se hace efectiva progresivamente, es el entendimiento inocultable entre el Presidente y los ganaderos de San Ignacio de Moxos para "exigir" el camino desde aquella ciudad beniana hasta Villa Tunari (Cochabamba), con lo que busca que se haga efectiva la proclama presidencial: "Quieran o no quieran los indígenas" aquel camino se construirá y debe ser por medio del TIPNIS porque no hay otra alternativa. Así el mandatario boliviano espera reponerse de la derrota que le propinó el pueblo boliviano y en particular los indígenas de las tierras bajas de Bolivia, del TIPNIS sobre todo, con la marcha del año que acaba, la acción de masas más importante de este último tiempo.
La otra marcha de los denominados "verdaderos indígenas" que descansan en Cochabamba, y tienen resuelto llegar a La Paz, demandan la carretera de la discordia, en realidad pretenden más tierras en el TIPNIS para sembrar más coca, aunque esta hoja ni siquiera se utilice para el acullicu por sus productores porque para ese uso ancestral prefieren la coca de los yungas. paceños
Esta referencia viene a cuento porque varios de los voceros oficiales y oficiosos sobre las tareas de la reunión plurinacional se encargaron de sugerir que en ese encuentro, básicamente masista, se eviten las propuestas particulares y que allí debían abordarse sólo cuestiones generales (programáticas si se entienden bien). Sin embargo, en las conclusiones de la asamblea plurinacional se demanda el camino que nos une y nos separa a los bolivianos, un asunto ciertamente particular, aunque de alcance nacional y proyección internacional, acaso porque es una sombra fatídica del jefe político al que ninguno de los palaciegos se atreve a contradecir.
En la reunión de la ciudad del valle no han faltado los "llunk'us" que encuentran que todo lo que hacen los gobernantes está tan bien, que les parece que algo mejor como gestión oficialista sería imposible o que ni siquiera debemos tener como aspiración que el accionar gubernamental sea mejor o mucho mejor porque, agregan, no se debe exigir al actual gobierno que haga en cinco años lo que otros no pudieron en casi dos siglos.
Más allá de ese discurso triunfalista sin fundamento, lo que se han publicado como conclusiones de la reunión plurinacional tienen el limitado vuelo de una escasa complementación y a lo sumo de refuerzo de las reformas de este tiempo; sugerencias con las que será imposible profundizar los cambios, si por profundización se entiende, por ejemplo, transformar las formas capitalistas de producir bienes y servicios. A pesar de todo se podrían saludar esas reformas, pero que los propagandistas y en particular el Presidente dejen de difundir que en Bolivia tiene lugar una revolución democrática y cultural. Y a propósito de tal revolución, carecen de razón los que parlotean sobre un presunto estancamiento suyo. Incluso un estancamiento es ya el principio del fin de un proceso revolucionario cuando éste es verdadero.
Debemos una evaluación sobre lo ocurrido en la gestión que acaba en nuestro país: acepten amigos lectores que aquélla les entreguemos en la primera edición de Aquí de 2012.
Como un adelanto y acerca de la reunión plurinacional afirmamos que entre los masistas y sus contertulios, proclives a la alianza gubernamental-empresarial, se guardó silencio sobre la nacionalización de los recursos mineralógicos (incluida la mina San Cristóbal) propuesta por los trabajadores del subsuelo en su último congreso; hubo mutis sobre la necesidad de complementar la nacionalización de los hidrocarburos (como planteó incluso el actual Presidente de YPFB); nada importante se dijo acerca de la necesidad de resolver la compleja cuestión de la tierra y del territorio por la que se enfrentan colonizadores e indígenas de las tierras bajas, y cuya resolución adecuada sería que los primeros reciban más tierras a costa de los latifundistas improductivos y que los originarios preserven su territorio para que vivan con autogobierno y utilizando las riquezas naturales. Hubo tímidas indicaciones para conseguir un mayor desarrollo social, como una mejora de las rentas de los jubilados, ante la merma de aquéllas como ocurrió en el período neoliberal; asimismo se saludó la ocupación informal, es decir, el trabajo eventual sin beneficios sociales (y como consecuencia se asegura que la desocupación en Bolivia es del 5 por ciento), en vez de la aplicación de planes para producir más y, por tanto, para generar fuentes de labor permanentes. Allí también se recriminó que la gente del pueblo ejerza la política cuando marcha en defensa del TIPNIS, por ejemplo.
En suma, el encuentro plurinacional fue y se espera que sea (en su segunda parte) para celebrar el pacto gobierno empresarios y para más reformas sin revolución.