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Evo Morales quiere que hablen bien o mal de él, pero que hablen

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Editorial de Aquí 293

Al expresidente Morales le gusta que hablen bien o mal de él, pero que se lo ubique en el centro de la coyuntura o, en su defecto, él lo hace.

Eso consigue o establece el ciudadano de Isallavi-Orinoca (Oruro) desde que salió del país.

No es una exageración decir que, en una medida considerable, Morales define la agenda informativa en nuestro país, lo que revela falta de vigilancia de medios de difusión y de periodistas, ante aquel proceder político-electoral del exmandatario.

Simultáneamente, Morales, en ejercicio de la política, juega el papel de víctima y, a la vez, como para acentuar ese comportamiento, cada que tiene la oportunidad, afirma que sigue como Presidente de Bolivia y, sus seguidores incondicionales repiten: hermano Presidente.

Mucho de lo dicho por el exiliado o refugiado son mentiras, que las asumen como verdades, sus amigos, entre ellos el Presidente de Argentina, quien declaró que se reforzará la guardia para evitar que, en el país vecino, la Interpol aprese a Morales, dentro de la investigación por presuntos delitos comunes que habría cometido el exmandatario.

Incluso el Fiscal General boliviano, designado en ese cargo durante el gobierno anterior, señaló que aquel juicio no es de privilegio o de responsabilidades que se le debe seguir a un expresidente.

Sobre ese juicio, que apenas empieza, ante la orden de apresamiento contra el exPresidente, éste respondió que esa persecución contra él es el mejor regalo de estos últimos días.

Así, con esa instrucción de captura, Morales se siente víctima, porque de situaciones similares salió ganando varias veces.

En lo formal, el exmadatario casi siempre gana, aunque sea odio, el que le es útil a un personaje que saca ventajas en ese teatro, en el que le gusta el rótulo de perseguido, allí donde se encuentre. Morales, asimismo, logra que se hable de él, como cuando hace días aseguró que cualquier momento volverá al país para lo que, sin embargo, espera la ley de garantías que “sus” asambleístas tramitan a tropezones.

En este caso, como en otros, hay dualidad en la conducta que comentamos, porque un dirigente político que participa de lo que los masistas, quizá, llamen resistencia, ingresa a Bolivia, clandestinamente, y se incorpora a la lucha sin la propaganda mentirosa a la que están acostumbrados los exgobernantes, con la que Morales, de nuevo, pone de manifiesto que es un parlanchín.

Sin embargo, ese anuncio de retorno a Bolivia ya le ha servido al exPresidente para afirmar a sus huestes (sobre todo del Chapare); mensaje que, creemos, destacan sus amigos de fuera del país, y con el que se gratifica él mismo.

Ese autobombo les cae como el anillo al dedo a masistas que repiten algunas ideas de su jefe y éste reproduce lo que le sugieren los que lo acompañan a luz y sombra, los que también reiteran las sugerencias del libreto, redactado quizá por expertos criollos y extranjeros.

Las masas electoras del MAS, que ni antes ni ahora entendieron ni entienden que les hace falta más ideas avanzadas, con cuyas luces tendrían que leer mejor la realidad, lo que tampoco han aprendido; no obstante, ahora desde el llano ojalá asimilen algo de lo uno y de lo otro, de la teoría y del método revolucionario y, por tanto, de la realidad.

Un “animal político” tiene que ocuparse de su oficio y por tanto Morales lo hace porque, además, tiene dinero suficiente o más que eso, durante todo el tiempo que tiene “comprado”.

Cuando ese mortal, como todos en la tierra, define las agendas informativas influye mucho en esa labor, consigue que se hable menos, por ejemplo, de lo que parece un despilfarro enorme, al menos consentido por el que fue sacado por la rebelión ciudadana; operación dolosa que se la registra como una demostración: la muy probable sustracción de Bs1.700 millones de Entel.

Los masistas frente a esa denuncia callan, ni siquiera atinan a proponer que se investigue.

Y el chitón de Morales, respecto de la denunciada malversación millonaria de Entel, mientras gobernó, acaso se debe a lo que un dirigente político criollo solía decir: El que explica se complica.

Morales, ante esos malmanejos de nuestro dinero, sobre el que se averigua desde el gobierno de la beniana Añez Chávez, dice nada, así otra vez el exmandatario “dispone”, en varios medios, lo que se debe discutir en el país.

En cambio, sobre el gigantesco fraude electoral que se sigue condenando y que, entre otras cosas, determinó la anulación de las últimas elecciones, Morales Ayma sostiene que la auditoría de la OEA fue y es una acción política y que se le ha robado su victoria electoral.

Para entendernos mejor (y nada hay de simplificaciones) anotamos que, como en el conocido vals peruano, Morales, ahora como antes, quiere odio en vez que indiferencia (porque el odio/ hiere menos/ que el olvido)

Citamos a un dirigente político el que, actualmente, se comporta como jubilado del oficio ciudadano, el que decía que su partido, todos los días si fuera posible, debía aparecer en las primeras páginas de los diarios. Morales, las últimas semanas, es nombrado cotidianamente en prensa, radio, televisión, redes sociales…

De ese modo Ego Morales, le va mejor que Evo Morales, debe sentirse halagado, una persona que, además, tiene adicción por el micrófono, pero que con él se cumple con creces una recomendación para la que hubo financiamiento, el presidente Morales todo el tiempo debe estar en el ciberespacio, fue la sugerencia. Así Morales se debe sentir como el pez en el agua.

En estas circunstancias, incluso los que guarden cómodo silencio, sumados los que tienen que hacerlo por cuestiones de trabajo, serán o serían considerados amigos de Morales.

Tampoco es útil en este tiempo de la revolución de las comunicaciones, seguir lo dicho por Dante Alighieri, el primer exiliado político conocido en el mundo: Mira con indiferencia y pasa.

Empero, algo más o mucho más hay que hacer para complementar el alzamiento popular que tumbó a Morales: desmontar su aparato, la que debe tomarse como tarea de todos los días.

Los sindicalistas, entre otros luchadores de todos los días, empiezan a recuperar a los sindicatos para que sirvan a los trabajadores, y de los que tenemos derecho a esperar que nunca más sean convertidos en ayudantes de caudillos, como Morales, al que se le rinde culto, pero que carece de personalidad.

Esos activistas aseguran que mantendrán la independencia sindical y política de sus organizaciones respecto de los regímenes que le sean ajenos, para lo que la unidad de los asalariados y no asalariados tiene que reconstruirse. El divisionismo impuesto por Morales a los trabajadores llega a su fin. En esa dirección, los mineros de Huanuni acaban de elegir un nuevo Secretario General, en el cauce señalado. Antes lo hicieron asalariados de la fundidora de minerales de estaño de Vinto.

Un añadido: El comportamiento de Morales, tendría que convencer, a los que no lo están, de que en el masismo el que manda es Morales. Él decidirá, en Buenos Aires, los que serán sus candidatos a la Presidencia y a la Vicepresidencia. En consecuencia, los aprestos de algunos dirigentes masistas en Bolivia, que probablemente se sentían y se sienten candidatos y con capacidad de resolución, quedarán con sus deseos, como en otras ocasiones.

Con el poder de Morales, de ordenar sin oposición, se pondrá de nuevo por encima de sus parciales, y éstos no deben olvidar que son simples electores para el exPresidente, que se cree Presidente hasta el 22 de enero de 2020.

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