“En los hechos, los empresarios y gremios empresariales quienes se han acercado al Gobierno Nacional declaran que ‘están haciendo más plata que nunca…’ Por su lado , la dirigencia política del MAS en Santa Cruz es cautelosa al aclarar que lo que existe con el empresariado cruceño es un ‘pacto’ y no una ‘alianza’, sosteniendo que el pacto es coyuntural, sobre intereses comunes de mutuo acuerdo, en la necesidad de construir aparato económico productivo nacional, sin incorporar a dichos empresarios ni al Gobierno, ni a estructuras de poder político, manteniendo a éstos en el campo económico”[1], cuenta Helena Argirakis Jordán, en La Época, La Paz, del 26 de octubre de este año, en su artículo: “Elecciones Nacionales 2014:/ La irradiación territorial de hegemonía frente a la/ irradiación territorial electoral”.
En el mismo artículo la politóloga cruceña afirma: “… el MAS paulatinamente ha ido deslizándose en la línea ideológica, no solo para abarcar y ocupar las izquierdas y la posición del centro, sino también cruzar estratégicamente hacia el espectro del centro-derecha, empujando o descentrando a las fuerzas políticas de oposición moderadas hacia posiciones políticas cada vez más conservadoras. En otras palabras —agrega Argirakis—, en estas elecciones nacionales del año 2014, el MAS no solo ha determinado el universo político, programático y discursivo en el país, sino que también ha ampliado su presencia ideológica del espectro de las izquierdas hacia el centro e inclusive hasta el centro-derecha, obligando a las oposiciones a replegarse a la derecha de la derecha y despojarse de posiciones políticas ‘travestidas’, para asumir sus verdaderas posiciones, intenciones, perspectivas y representación de clase, regional, sectorial.”
En estas dos citas largas —que pedimos sean aceptadas por nuestros lectores— la politóloga cruceña dice mucho más de lo que callan voceros oficiales y oficiosos de los gobernantes.
Sin embargo, lo discutible de lo afirmado por esa analista es que, como otros, asegura que los empresarios se “han acercado” al gobierno.
Nos parece que entre empresarios cruceños (incluidos otros del país) y los gobernantes —especialmente el Presidente— ha sucedido un encuentro, han establecido pacto o alianza, también porque el MAS ocupó el campo de la izquierda, del centro y del centro-derecha, para decirlo con las palabras de Argirakis Jordán.
Esa convergencia de empresarios de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) y otros, con los gobernantes, es porque coinciden los intereses materiales de unos y de otros.
El Vicepresidente del país, en una prolongada entrevista, en la culminación de un programa de difusión de propuestas del Canal 11, desde Santa Cruz, habló de esa alianza empresarios-gobernantes, aunque añadió que los empresarios deben ocuparse de la economía (que es lo que saben hacer) y nosotros nos ocuparemos de gobernar (que es lo que sabemos hacer). El segundo mandatario boliviano precisó que los gobernantes tienen diferencias con los empresarios que a la vez ejercen la política, y citó al que en ese momento era candidato a la Presidencia de Bolivia por Unidad Democrática, Samuel Doria Medina, del que sugirió que se ocupe de su empresa y deje de cobrar supuestas deudas del Estado a sus fábricas de cemento.
Los empresarios cruceños y del país constatan que los gobernantes, el Presidentes en la primera línea, que se desplazaron de la izquierda hacia el centro y al centro-derecha —otra vez citamos a Argirakis— defienden los intereses de los primeros. Cuando el Presidente, afirmó en más de una ocasión que quiere empresarios bolivianos grandes para que se adjudiquen las obras, también grandes, que se ejecutan en el país, en vez de que los operadores sean empresarios extranjeros, expresa un deseo y, además a su modo, un comportamiento que siguen los inquilinos del Palacio Quemado: prestos a favorecer a los empresarios. Otra vez recordamos lo que dijo el máximo ejecutivo de la empresa japonesa Sumitomo, propietaria de la Empresa Minera San Cristóbal, que opera en Potosí: para nosotros (aquella compañía) Bolivia, afirmó, todo es ganar, ganar y ganar.
Los pactos y/o alianzas, entre los actuales gobernantes con empresarios, viene de hace más de nueve años. Una de las evidencias es el establecido por Salvador Ric, empresario cruceño que declaró 50 millones de dólares como patrimonio ante la Contraloría, antes de jurar como Ministro de Obras Públicas, en el primer mandato de Morales.
El actual presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, Daniel Sánchez, asistió a una reunión cumbre en Cochabamba con movimientos sociales y en ese escenario dijo que él fue allí a buscar una alianza entre sus representados (empresarios) y los indígenas. Uno de los resultados de esa reunión fue la organización de un Consejo Económico y Social, con representación gubernamental y empresarial, organismo que alguna vez se dijo que se reunió; sin embargo, más allá de ese Consejo, los pactos y/o alianzas entre gobernantes y empresarios son una realidad.
El Presidente materializa con creces su proclama en sentido de que él prefiere socios y no patrones. Sin embargo, esos sus socios no dejan de ser lo que son: explotadores y opresores.
El Vicepresidente, en distintas oportunidades, ha dicho que los gobernantes apoyaron y que apoyarán a los empresarios.
El periodista Gringo Gonzáles, durante la campaña electoral reciente, informó que empresarios apoyaban, en La Paz, la candidatura oficialista.
Antes que Gringo Gonzáles, el diputado Garvizu, de Yapacaní, señaló que la alianza entre el MAS y los empresarios cruceños se ampliaría, y se nota que se amplió.
Corrían los primeros meses del primer mandato del presidente Morales y el diario El País de España sugirió “apoyar” a Evo Morales para que no se “vaya a la izquierda”.
En una publicación del diario The Washington Post, que reprodujo el diario gubernamental Cambio, días antes de las elecciones del 12 de octubre, un empresario cruceño da cuenta de que grupos económicos ratificaron acuerdos con los gobernantes.
Son inocultables esos acuerdos y sólo algunos (de cuyo comportamiento tomamos nota) todavía tratan de tender un mando de olvido a ese hecho fundamental: recurren al juego de palabras con lo que pretenden engañar, “hacer creer” algo distinto a lo que ese acuerdo es: un acuerdo de alcance estratégico, de largo aliento, creemos. Es un juego de palabras el que difunden los masistas al afirmar que tienen un pacto y no una alianza con los empresarios. La práctica se encargará de mostrar y demostrar el carácter táctico y estratégico de la alianza gobernantes-empresarios en Bolivia.
Apoyados en esos antecedentes y al revés de lo que creen algunos, en el campo de la izquierda, nosotros sostenemos que los que han ganado con Juan Evo Morales Ayma son los empresarios, criollos y transnacionales, y los medianos propietarios (cocaleros, colonizadores, cooperativistas mineros-empresarios, medianos industriales, transportistas, “chuteros”, contrabandistas, “ropavejeros” y otros).
Esa victoria electoral, en rigor, no es del pueblo. Éste, sensiblemente, en ciertas ocasiones, como el 12 de octubre de 2014, vota en contra de sus intereses inmediatos y estratégicos.
Lo esencial que ganaron los empresarios (criollos, transnacionales y medianos) es que en vez de la sustitución del capitalismo dependiente y atrasado —por un ilusorio socialismo comunitario—, en nuestro país y en las condiciones del mundo actual, podrá desarrollarse a sus anchas el capitalismo del siglo XXI, como lo llaman otros. Con esa posibilidad real, a la vista de la gente con sentido común, cuenta el capitalismo de marras en tierras bolivianas, en tanto que el anticapitalismo y antiimperialismo, de los que habló el Presidente el día de su tercera elección, son palabras huecas contrapuestas al camino real por el que transita la política, la economía, la sociedad, las pocas ideas propias y las culturas bajo comando de los que parlotean sobre una revolución democrática y cultural, o el proceso de cambios lo que, para nosotros, son reformas cada más burguesas.
Asimismo, aseguramos que en este espacio trataremos de mostrar y demostrar lo que afirmamos ahora. Buscaremos mostrar y demostrar lo que copiamos de Helena Argirakis Jordán: El MAS (Evo Morales y García Linera, especialmente) luego de ocupar la izquierda se desplazaron hacia el centro y hacia el centro-derecha (de la política). Y los que sueñan con que se quedarán, como propietarios, en el Palacio Quemado entre 50 y 500 años, tienen pacto y/o alianza con los empresarios: grandes y medianos, criollos y transnacionales. Adicionalmente, en este espacio, trataremos de mostrar y demostrar que ese encuentro entre esos dos bloques de clase y proyectos socio-políticos tiene en común intereses materiales por lo que viven y luchan, y quizá mueran.
[1]A renglón seguido la autora de la nota que comentamos dice: “Por otro lado, sostienen que la alianza hace referencia a la relación con los movimientos sociales que son constitutivos del instrumento político y por consiguiente del Gobierno, hacen parte de los esquemas de poder políticas (¿político?) y al proceso de toma de decisiones, por lo que las relaciones con las organizaciones y fuerzas sociales son estructurales y de largo plazo”, agrega Helena Argirakis Jordán en su artículo: “Elecciones Nacionales 2014:/ La irradiación territorial de hegemonía frente a la/ irradiación territorial electoral”, publicado por La Época, La Paz del 26 de octubre al 1 de noviembre de 2014.