La Empresa Minera Inti Raymi S.A. (EMIRSA), que se ufana por utilizar tecnología de punta, trabaja a cielo abierto, y separa oro, de la tierra y la roca, con cianuro —veneno letal— y luego esas aguas servidas son echadas (antes más, pero ahora también) a los riachuelos y suelos de los alrededores de la mina, en Kori Kollo y Kori Chaca, cerro La Joya, Oruro. La compañía también produce plata en menor cantidad. Se sabe que, en este último tiempo, disminuyó su producción, pero uno de los integrantes de la Federación Sindical de Trabajadores mineros de Bolivia (FSTMB) dijo, para medios de difusión, que se estima que esa Empresa podría operar siete años más.
Otrora periodistas, desde Oruro, defendieron incluso el uso de cianuro en las operaciones de EMIRSA porque, supuestamente, ese compuesto químico ayudaba a purificar los suelos, según una publicación eventual, con apoyo económico de esa compañía. Entonces, un canal de televisión paceño mostró un pato navegando en un pequeño pozo del lugar y se escuchó la voz de una periodista que dijo aproximadamente: Cómo es que las aguas aquí están envenenadas si por ellas navega ese pato. Sin embargo, la protesta de muchos bolivianos consiguió que las autoridades de ese tiempo obliguen a EMIRSA a tomar medidas de seguridad industrial con lo que, según la Empresa, disminuyó la contaminación de aguas y suelos en la región.
Sin embargo, esos datos de los empresarios son desmentidos por el juicio criminal que comunarios les iniciaron, por presuntos daños a la salud pública, el que no avanza debido a constantes maniobras de los abogados para favorecer a EMIRSA, según se informó. Y ésta, además, es desmentida sobre todo por testimonios, entregados por campesinos e indígenas de Oruro, en la “Cumbre social sobre proyecto de ley minera”, realizada en la UMSA en mayo de este año. Reproducimos fragmentos de un testimonio de un poblador de Oruro:
“Nuestro lago (Uru Uru) está totalmente contaminado con la contaminación de Inti Raymi (…) no solamente nos daña a nosotros, también todo alrededor del lago Oruro, (a) los ganaderos también, (a) los agropecuarios,… nos contaminan a todos (…) sinceramente, esta contaminación nos trae muerte, porque estamos ahora aquí compañeros reclamando el agua: solamente los mineros utilizan agua, sin agua ellos no pueden trabajar, tampoco piden permiso (para emplear)… agua (…) como si fueran dueños se llevan el agua (…) nuestras tierras ya no producen ni quinua ni papa, nuestros ganados en qué estado se encuentran (…) no tenemos agua limpia. Más antes, cuando trabajaban las minas aquí, mina San José, como también Inti Raymi, más que todo utilizan ese reactivo venenoso, no les importa a ellos, (…) nosotros no perjudicamos, no hacemos daño a las empresas, pero a ellos no les importa nada, compañeros, aunque podemos morir todos (…) hasta cuándo vamos a aguantar, hasta cuándo vamos a estar sufriendo con la contaminación (…).”
Está contaminado el lago Poopó, en otro momento, rico en varias especies de peces y fuente para la alimentación de vecinos del reservorio y que ocupaban a la gente del lugar en la pesca que también se vendía en Oruro. Un estudio, entre otros, delPrograma de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB). Otro estudio concluyó en que esa hoya lacustre orureña está “muerta”. Además se informó que los peces que sobreviven (muy pocos) no sirven para el consumo humano porque contienen compuestos químicos procedentes de las operaciones mineras. Varias de éstas echaban sus aguas contaminadas y contaminantes a ese Lago. Uno de los estudios citados sugiere medidas destinadas a evitar mayor contaminación o envenenamiento de esas aguas y a descontaminar a éstas con una crecida inversión. En el Poopó, además de los peces y la biodiversidad (recursos biológicos), habitan flamencos (aves zancudas con patas y cuello largos), muchos de los cuales han sido exterminados debido a una caza desmedida y, también, porque su hábitat natural, el Lago, actualmente se comporta como una residencia dañina para esos animales. Investigadores del Poopó añaden que otra causa de la contaminación, de segunda importancia, es la descomposición “natural” de los suelos del lugar, que contienen minerales, especialmente, plata, zinc y plomo.
El río Pilcomayo, a pesar de que es cauce internacional y que por eso también se lo debe preservar de la mejor manera que sea posible, está contaminado desde hace más de una década porque aguas de las minas de Potosí llegan, sin control, a esas corrientes. Con frecuencia las autoridades argentinas y paraguayas, así como pobladores de los países vecinos, han planteado quejas fundadas porque esas aguas contaminadas matan a los peces (sábalo, doradillo), así como degradan los suelos porque esas aguas se utilizan para el riego en Bolivia, Argentina y Paraguay.
La explosión de un dique de contención (hace más de 10 días) de la empresa minera Santiago Apóstol, de Potosí, determinó que esas aguas servidas desemboquen en el Pilcomayo, las que contaminaron mucho más ese río. Un análisis de esas aguas confirma el grado de contaminación de aquel río: La toxicidad de éste, ahora, supera en 50 veces la que tolera el cuerpo humano sin envenenarse.
Y frente al extractivismo vs pachamamismo, en el camino de conseguir crecimiento económico de nuestros países, Atilio Borón (www.semanarioaquí.com Aquí No. 171), en una entrevista publicada por Rebelión, sostiene:
“Si creemos que hay que mejorar más las condiciones de vida de nuestros pueblos y que la gente tiene que tener derecho a tener agua potable, saneamiento básico, más escuelas y hospitales, amén de una vivienda digna, todo eso implica más alambre de cobre, hierro, cal, cemento, zinc, petróleo, más energía. En suma, el Vivir Bien no se puede alcanzar sin una estrategia de crecimiento económico —¡no lo llamemos desarrollo porque es un término que confunde!— pero indiscutiblemente la economía boliviana tiene que crecer. Yo he visto con desesperación en Ecuador como alguna gente plantea la tesis del no crecimiento y me pregunto cómo vamos a tener crecimiento cero si la población ecuatoriana está creciendo al 2.5%, lo que significa que en unos treinta años esa población se duplicará, y requerirá más escuelas, hospitales, viviendas, caminos, puentes, tendidos eléctricos, cañerías de agua, alcantarillado, etcétera. Por eso creo que la antinomia pachamamismo vs extractivismo es un falso debate. Lo que tenemos que ver es cómo se utilizan esos recursos de la naturaleza de manera responsable, pero evidentemente hay que utilizarlos. Sin ello, y con una tasa de crecimiento demográfico como la señalada más arriba, el standard de vida de la población, y sobre todo de los sectores populares, descendería dramáticamente.” (Perdonen la extensión de esta cita).
Nosotros creemos que todo crecimiento económico de nuestro país debe considerar los verdaderos intereses de nuestro pueblo, de las regiones y de la plurinacionalidad, y cuando se trata de la explotación de minerales, ésta debe “sacrificar” la naturaleza en la menor escala posible. Ahora, en cambio, las compañías privadas (incluidas las cooperativas mineras que son empresas de un capitalismo salvaje), tienen piedra libre para saquear la riquezas mineras de los bolivianos.