Esperamos solución a los conflictos sin violar los derechos de la gente

El Presidente, para que sea cierto lo que dice, debe resolver los conflictos en curso como él difunde: escuchando al pueblo, para lo que no debe buscar y conseguir un acuerdo con los sectores sociales en lucha, sin pretender que éstos se rindan y sin soñar con que serán aplastados por el poder que los electores le confiamos para que gobierne en favor de la mayoría del pueblo.

1. En ese cauce es urgente, señor Presidente, que atienda la demanda legítima de los trabajadores en salud, así como de médicos, bioquímicos, odontólogos, enfermeras. Un gobierno democrático y popular, para serlo, ni siquiera debe sugerir que los trabajadores renuncien a sus conquistas sociales ni a sus derechos laborales. Tampoco debe pretender que trabajen sin paga o que desprecien la protección de la Ley General del Trabajo y de la Constitución Política.

Más aún: el gobierno debe promover una reforma, lo más radical posible, del servicio de salud para lo que se requiere mucho más que el 2,7 por ciento del presupuesto del país, para más personal médico y paramédico, más hospitales, más equipos quirúrgicos, más laboratorios, más remedios. Y por esa vía avanzar en serio hacia la salud gratuita para los bolivianos.

Creemos que la aprobación y aplicación de una propuesta para conseguir la salud para todos debe ser el camino a seguir para resolver la prolongada huelga de médicos y salubristas.

Mientras se busca esa salida, los gobernantes deben dejar de alentar el enfrentamiento entre sectores del pueblo. Éste, en cambio, debe luchar contra sus verdaderos enemigos y jamás entre hermanos de clase, de nación, de pueblo y/o de barrio. El gobierno, también, debe respetar el derecho a la protesta y debe desactivar la represión de los bolivianos en lucha.

2. La demanda de los afiliados a la COB, especialmente la reposición salarial, tiene que ser atendida en base de lo que producimos. Sin embargo, la escasez de los recursos destinados al pago por los servicios de asalariados y no asalariados se comprendería mejor si los gobernantes dejaran de utilizar recursos en obras que pueden postergarse, como la construcción de un museo de la revolución para lo que se nos dice que tienen 25 millones de bolivianos o la ampliación del Palacio de Gobierno. Otras compras costosas ya se han hecho, como la del avión presidencial, la que países con mayor capacidad económica las evitan. El Presidente, sabe mejor que todos, cuánto nos ahorraríamos si suspende la mitad de sus viajes (y de su comitiva) dentro y fuera del país, y si se suprimen los gastos en la propaganda gubernamental. Aplaudiríamos, asimismo, que se destine nuestro dinero a salud y educación antes que a la seguridad interior (a la represión) y a la seguridad exterior, a pesar de que la Constitución dispone que ningún diferendo territorial será resuelto mediante una guerra.

3. La IX marcha indígena, que pudo evitar el Presidente, tiene como demanda esencial el respeto de la vida humana en el TIPNIS y sin el camino de la discordia, para que en él se ejerza el autogobierno de los originarios y para que éstos apliquen allí sus costumbres. Todo sin derecho a la separación territorial (como dice la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas), pero con las facultades reconocidas en esa Declaración, de modo que los compatriotas de la reserva natural y territorio indígena utilicen flora, fauna y biodiversidad, sin el saqueo que sí se sufre en otras regiones del país.

Señor Presidente: de usted depende que esos conflictos se resuelvan sin que se violen los derechos del pueblo. Aguardamos, asimismo, que aproveche la oportunidad para gobernar obedeciendo al pueblo, para que así ganen los explotados y los oprimidos que siguen siendo los que más aportan en Bolivia.

La Paz, 4 de mayo de 2012.

Directorio de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de La Paz