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Rechacemos toda intervención externa a Venezuela

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de sábado a sábado 381

Remberto Cárdenas Morales*

Sigue latente el riesgo de intervención armada a Venezuela, que propone la administración Trump de EE.UU. Por tanto, es equivocado decir, en este momento, que ya no existe aquella amenaza.

Además, la intervención no armada o “diplomática”, sigue en marcha con apoyo de gobiernos de la Unión Europea, Suramérica y los Estados Unidos, de la que ya se ven resultados, sobre todo políticos, contra el régimen de Maduro, y favorables a Guaidó.

¿Por qué ocurre aquel riesgo (intervención militar) y por qué la injerencia (no armada o “diplomática”) ya se ejecuta en Venezuela?

Entre otros factores, dentro de la patria de Bolívar, no se ha resuelto la cuestión del poder, por lo que allí corre una contradicción, la que se manifiesta en: quién vence a quién; los revolucionarios allí cuentan, ahora, con escaso apoyo internacional; militantes de izquierda, más allá del Partido Socialista Unificado de Venezuela, se oponen al gobierno de Maduro; sectores del pueblo de aquella tierra caribeña, toman distancia de aquel gobierno; se habla estos días de la deserción de al menos 500 militares, los que llegaron a Colombia a pedir asilo político; allá se confronta una crisis política, económica, social y cultural, aunque se afirma que hay un proceso revolucionario, lo que es discutible. Y son opositores de la derecha los que en aquel país hermano están a la ofensiva, con apoyo creciente de más de 50 estados de distintos lugares del mundo.

El autoproclamado presidente encargado de Venezuela y Presidente del Parlamento de este país, en este momento, visita estados de Nuestra América o Patria Grande, con miras de conseguir que los gobernantes de la región presionen más a Maduro para que abandone la Presidencia e incluso para que salga de su Venezuela natal.

Los países del grupo de Lima (Perú) han reiterado que en Venezuela deben realizarse elecciones libres para elegir a un nuevo presidente; más aún, han pedido un proceso criminal, contra Maduro, ante la Corte Penal Internacional, aunque han dicho que se debe evitar la intervención armada a Venezuela, que busca el Presidente de Estados Unidos. Esa intervención no armada o “diplomática” cuenta con apoyo de la administración Trump, tanto que el Vicepresidente del país del norte participa de las reuniones del Grupo de Lima como si fuera integrante pleno de ese pacto intervencionista.

En cambio, Pepe Mujica, ex presidente de Uruguay y militante tupamaro, ha vuelto a sugerir que en Venezuela se realicen elecciones generales, bajo la vigilancia de la ONU. Esta sugerencia, con certeza, la comparten nuestros pueblos,

La unidad latinoamericana y caribeña, de nuestros pueblos, está maltrecha, al revés de lo que ocurría antes, y con dificultades para conseguir una rápida rearticulación. La consigna de otrora: “Alerta, alerta, alerta que camina el antiimperialismo por América Latina”, en mucho, es apenas un grito. Los intereses de los gobernantes yanquis se sobreponen a los intereses de nuestros pueblos, en esta parte del mundo.

El antiimperialismo militante en Nuestra América o Patria Grande parece no ser suficiente, ahora, para frustrar de veras el intento de intervención armada de Estados Unidos y sus aliados a Venezuela

La lucha de nuestros pueblos contra el imperialismo y las derechas locales es más espontánea que organizada, poco unitaria, sin plataformas por las que se debe batallar, con apoyo casi inexistente de contingentes sociales, sin el que, para nuestros pueblos, es más difícil luchar y vencer.

Como dijimos en una nota anterior, en este espacio y entre los bolivianos, el antiimperialismo debe unirnos y separarnos. Los antiimperialistas y revolucionarios tenemos que agitar la consigna: “Bolivia libre sí, colonia yanqui no”. En resumen y sin más postergaciones: tenemos que aportar al restablecimiento de la unidad latinoamericana y caribeña de nuestros pueblos, en esta tierra debemos organizar la solidaridad con el pueblo venezolano (y de los pueblos de la región); es urgente enfrentar al imperialismo y a la derecha, para lo que sin más demora, hay que protagonizar la construcción de un frente antiimperialista y revolucionario, instancia que organice el accionar que proponemos.

Sin extravíos debemos retomar nuestras tareas internacionales y/o internacionalistas con nuestros pueblos y reforzar esas acciones con la lucha antiimperialista y revolucionaria, dentro de las fronteras bolivianas, para que nuestro país nunca sea colonia yanqui —ni de ninguna otra potencia—y para que sí sea libre, independiente y soberano, como decimos en todo tiempo y lugar.

*Periodista

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