Luca Belcastro, músico italiano
Influido por Latinoamérica en la creación artística compartida
En esta entrevista habla del método que utiliza para esta creación que, sin ser nueva, cuenta con los aportes del artista europeo
Franz Cuevas Navarro
(Semanario Aquí/24-09-18)
Luca Belcastro, compositor de música clásica y contemporánea, un italiano que comparte la reflexión y la creación en esta región del mundo. Ganador de premios y reconocimientos, estuvo en La Paz el pasado mes de agosto (2018) para transmitir sus experiencias respecto a un método de procesos creativos compartidos. Ese taller tuvo lugar en la División de Culturas de la Universidad Mayor de San Andrés, como parte de las actividades de la plataforma “Germinacciones”, de la cual Belcastro es fundador. Con él sostuvimos el diálogo que sigue:
¿Cómo se define a sí mismo Luca Belcastro?
- (…) soy un ser humano que intenta conocerse lo más posible y eso (me) permite reflexionar también acerca de un proceso creativo, como un acto de transformación personal, como un acto de conciencia y de conocimiento.
Desde niño fui (…) reflexivo, claro todos somos también condicionados por modelos culturales del ambiente donde nacimos, por lo que nos enseñan (…). Después fui un niño rebelde (…) existía ese contraste entre el “querer” y el “deber”, lo que soy y lo que pienso ser (…) fue una inquietud en mi vida, entonces, el hecho de transferir toda esa reflexión en procesos creativos me permitió ver las cosas de diferente perspectiva.
¿Cuándo empezó a germinar su propuesta?
—Lo que voy contando y voy proponiendo es algo que estaba en mí, que yo utilicé en mi proceso creativo que no era tan conforme o igual al de mis compañeros de allá –de Italia- . Siempre apuntaba la atención hacia algunos aspectos que allá no se consideraban mucho, como el mundo emocional imaginativo, como el acto comunicativo. Cuando yo estudiaba en el conservatorio, la palabra emoción, comunicación o expresión estaban prohibidas porque la música es técnica, la composición es técnica.
(…) Todo responde a una necesidad creativa, yo de niño estudié guitarra junto con mis hermanos, antes era más un juego pero con el tiempo se transformó en un estudio muy preciso, selectivo y competitivo. Y eso lo encontré también en el mundo de la composición (…), todos se cuidaban de contar al otro sobre sus técnicas y el concurso era el modelo a seguir (…). Digamos que un cambio de perspectiva, no tanto personal sino ambiental fue cuando viajé a América Latina en 2007 y allá me encontré con situaciones muy diferentes a las que yo estaba acostumbrado. Yo tenía mi imaginario de América Latina de niño porque, de casualidad, empecé a escuchar música chilena cuando un grupo chileno después del golpe de Pinochet se encontró en Italia y cantaba canciones de protesta sobre todo.
Influencia de la esencia latinoamericana
—Aquí encontré cosas muy fuertes y emocionantes vi, por ejemplo) cómo los niños se acercaban a una posibilidad de hacer música, que era en las fiestas tradicionales de sus pueblitos, eso representaba sentirse parte de una comunidad y sus padres y sus abuelos tocando en el mismo grupo cuando, en contraposición, mi experiencia de niño y de estudiante era una experiencia solitaria, selectiva, competitiva.
Veía cómo en esos lugares de las fiestas tradicionales, la manera de vivirlas hasta llegar a un protagonismo sincero, honesto, puro, no era contaminado por otras intenciones. Vi en paralelo lo que pasaba en las instituciones académicas donde esos mismos niños que crecían y querían estudiar los instrumentos, tenían que entrar en un conservatorio y muchas veces dejar de lado sus instrumentos (los tradicionales)”.
Eso me empezó a hacer reflexionar que los modelos culturales son muy fuertes, sobre todo el europeo en las instituciones académicas en América Latina, pero la realidad es otra. Ese contraste fuerte entre el mundo académico y la realidad me impulsó para invitar y proponer espacios en el límite de esos ambientes para el intercambio de experiencias que lo haga fértil.
Propuesta de “Germinacciones”
Sigue el artista italiano:
—Empecé a proponer espacios y reunir personas con las cuales reflexionar sobre todo eso para realmente ponerlo en práctica a nivel creativo y llegar a crear una composición y escucharla. Eso fue el primer año, el 2008 empezaron los primeros cursos. Al inicio estos cursos estaban bastante limitados al mundo musical de la composición y la interpretación, pero con el tiempo empezó a abrirse a otras disciplinas y la metodología que estaba desarrollando, es decir, mi idea de proceso se iba adaptando, experimentando y reflexionando sobre lo que pasaba hasta llegar a lo que ahora estoy proponiendo como posible camino de pasos comunes para todas las disciplinas creativas.
Creatividad y técnica en una balanza
¿Qué relación de peso debería existir entre guiar la técnica e impulsar la creatividad?
— La técnica es una necesidad, es consecuente de una intención creativa, si no hay un intento creativo, enseñar técnica no sirve de nada. La técnica es algo que hay que aplicar en función de una necesidad. En el ambiente académico se siguen dos caminos que tienen que ser bien claros, el camino de los ejercicios técnicos y el ejercicio de la propia creatividad, de la creación personal; a veces se confunde, se cree que haciendo un ejercicio técnico uno está componiendo o que, para componer, se necesita sólo el ejercicio técnico. Son dos caminos diferentes, la técnica es indispensable, claro que tiene que ser una técnica lo más personal posible, que es fruto de la experiencia personal y, el proceso creativo, es una reflexión sobre los significados a nivel personal, a nivel social, a nivel de intenciones, de relaciones con el otro.
(…)Son dos caminos paralelos que deberían estar presentes, uno como conocimiento y experimentación para tener algunas herramientas y personalizarlas y, el otro, como reflexión personal para llegar con él a la necesidad de encontrar alguna solución técnica específica para ese proceso.
La misma balanza para la creación de una obra
¿Cuáles serían entonces las consecuencias de estos procesos mal llevados, traducidas por ejemplo en una obra concluida?
—Esas obras, esas composiciones –refiriéndose a algunas obras musicales de virtuosismo técnico— ostentaban técnica y cuando uno ostenta técnica está invitando a entender qué pasa (…). Yo creo que una técnica bien desarrollada es importante pero tiene que ser transparente, tiene que permitir ver lo que está detrás de ella (…). La técnica si no es utilizada de forma funcional y efectiva a ese mundo imaginativo y emocional, se convierte en un obstáculo, una cortina negra que impide ver lo que está detrás de la obra.
Incentivo a la creatividad compartida
¿Por qué es importante el incentivo de la creatividad compartida en la formación artística?
—La idea de la educación artística debería ser el crecimiento como persona. Estamos en un mundo extraño en el cual parece que la educación artística debería producir, o grandes artistas, o personas deprimidas que no van a acercarse nunca más a un acto creativo, porque es tan selectiva que destruye cada tipo de creatividad común. Entonces, yo creo que un proceso compartido a nivel educativo permite detener ese decrecimiento de la persona, de su perspectiva, del propio mundo emocional, de la percepción del mundo, de la capacidad de disfrutar de una obra de arte y de un acto creativo de otros. Lo que pasa es que en esos ambientes siempre son todos enemigos y lo que hace el otro es feo porque lo está haciendo él; es muy difícil disfrutar de lo que están haciendo los otros y
¿Cómo visualiza Luca Belcastro la base de una buena formación en el área artística?
— Es importante considerar la base cultural de donde uno está para desarrollar una capacidad perceptiva de la realidad y sobre eso construir un propio mundo creativo, lo que pasa es que a veces uno intenta construir sobre bases que no son suyas. Para hacer esto el primer paso es darse cuenta de cuáles serían los modelos culturales, las máscaras, los roles, las etiquetas y las definiciones que nos impiden ver y percibir la realidad (…), es la creación de una conciencia (…). La percepción propia de la realidad es mucho más importante que cualquier instrumento técnico de otros.
(Semanario Aquí/24-09-18)