Desde hace mucho tiempo
Las empresas periodísticas han convertido la noticia en mercancía y los periodistas trabajan en condiciones de explotación
Janeth R. Gamboa
(AquíCom 20-05-15) “La crisis del periodismo no es de hoy, sino se arrastra hace muchísimo tiempo y tiene que ver con que el periodismo se ha mercantilizado. Las empresas periodísticas han hecho que las noticias, la información se conviertan en mercancía y eso le ha quitado la mística al trabajo”, dice la periodista y docente universitaria, Helen Álvarez.
En muchos lugares se trabaja casi en condiciones de explotación. Para evitar esas condiciones se optó por un periodista que hace una parte del trabajo, luego otro toma la posta y, más adelante, otro toma la posta hasta terminar; eso es quitarle compromiso al periodismo, afirma, “porque el periodismo es un compromiso que adquieres, de informar a la ciudadanía y como periodista garantizar la libertad de expresión”.
“Crisis del capitalismo mediático”, la llaman una cooperativa de periodistas en la Argentina, es el “eufemismo” que utilizan, indica Álvarez. Se busca optimizar todo, para que las ganancias sean mejores, lo que implica “reducir gente, reducir equipos, reducir todo: para sacar un producto vendible. Bajan los salarios y para no pagar los salarios, como debería ser, contratan a gente joven, sin experiencia, que no tiene el conocimiento del contexto”, porque el periodismo no solamente es redactar, es conocer los temas:¡entonces hay una crisis profunda!, señala.
¿Periodismo: auto-explotación?
Helen comenzó a ejercer el periodismo en el matutino Presencia, el año 1996. Considera que su experiencia es muy corta, pero valiosa porque trabajó con un equipo de periodistas muy comprometidos. Un equipo de periodistas que me hizo aprender el periodismo con convicción, con dedicación, un periodismo en el que sí hay una suerte de auto explotación, basado en la necesidad de hacer un buen trabajo, añade.
Se refiere a personas que dejaron huella en lo que pudo hacer mucho después. Destaca a su primer jefe de redacción, Juan Carlos Marañon (en Presencia), “quien salió de muchos medios por hacer un buen periodismo y por denunciar a las empresas periodísticas”; Andrés Gómez, que fue jefe de información en La Prensa, “despedido (de ese diario) de manera injusta”; Amparo Canedo y Ana María Fabri, ¡gente muy comprometida! “Ir viendo como esa mística ha ido cambiando, te frustra”. Esa fue una de las motivaciones (que sentí) para ingresar a la UMSA como docente.
La universidad no forma para ser periodista
Dice que en la universidad no te forman para ser periodista, “te dan de todo”. Cree que se necesita una carrera de periodismo, no una de comunicadores. “En la que se hace de todo y no se sabe mucho”, aunque se tenga buenas notas, porque “enfrentar a la gente, es otra cosa, en el ejercicio periodístico”, afirma.
“Además en mi caso, gran parte de los docentes nunca había ejercido” la profesión. Esa es otra motivación más que encontró para transmitir, a los y las estudiantes, su “experiencia de vida, no digo una experiencia profesional, porque el periodismo se convierte en parte de tu vida”, anota.
Para muchos, como para ella, Presencia, fue una escuela de periodismo, medio al que accedió junto con Miguel Lora, gracias a la recomendación de un docente, debido a sus buenas notas. “Hemos entrado sin saber y quien fue nuestra maestra en hacer periodismo es Ana María Fabri, ¡ahí he aprendido!
Periodistas curiosos, inquisitivos y agudos
Otra escuela para Álvarez fue la calle donde aprendió a aplicar las técnicas periodísticas, pero lo más importante a forjar el carácter porque para hacer periodismo no se puede ser una persona indiferente, sin posición o desinteresada; tienes que ser muy curiosa, inquisitiva, aguda, insiste.
“Desarrollar eso te toma tiempo y, para eso, tienes que conocer ¡eso es algo fundamental! Conocer el contexto, porque no es solamente informar sobre el hecho en sí mismo, sino sobre el contexto para que así quien te lea y te escuche sepa de lo que estás hablando, pero de una manera mucho más amplia y eso te da la experiencia”.
Dice que no hay periodistas intuitivos, con un sexto sentido; en realidad, son periodistas que manejan mucho el contexto y que están prestos a reaccionar, “que no colocan la grabadora sino que escuchan, atienden, que están atentos a cualquier cosa que diga la persona a la cual estás entrevistando y te das cuenta de que te está mintiendo o que está queriendo enredarte y si no conoces ese contexto fácilmente pueden confundirte, engañarte, eso es un constante aprendizaje, afirma.
Para evitar esa situación recomienda mucha lectura, mucha conversación, mucho debate y la predisposición para hablar y debatir. Da ejemplo de lo contrario, de lo que pasa en comunicación.“En el aula cuando tu preguntas todo el mundo se mira, todo el mundo se pone detrás del otro, nadie quiere hablar y cuando hacemos periodismo hay que hablar”.
Carrera de periodismo
Para Helen Álvarez está claro que para que haya buenos profesionales-periodistas tiene que existir una carrera de periodismo donde se haga énfasis en todo lo que implica el ejercicio periodístico. “En la Carrera (de Comunicación de la UMSA), no conozco el programa de los colegas docentes, pero ya en los mismos medios tu ves que todas las tendencias del periodismo contemporáneo apuntan a la especialización y no es posible ser un todólogo”.
La especialización permite tener una mirada más amplia sobre los diferentes temas que se abordan.“En la Carrera me pasa muchas veces, yo doy ahora periodismo y los estudiantes tienen un montón de cosas más que hacer, que no están enfocadas en periodismo porque la Carrera es de Comunicación y la comunicación es súper amplia”.
Perfil
Helen Álvarez es una comunicadora social, especializada en periodismo. Salió de la UMSA el 2000, aunque su título lo obtuvo el 2004 “por los problemas que siempre existe en la Carrera”.
Antes de terminar la carrera ejerció el periodismo gracias a un docente que la recomendó junto a Miguel Lora, que eran los mejores estudiantes del curso a Presencia que necesitaba periodistas para el área económica”: comenzaron como redactores. Ella estuvo poco tiempo en la cobertura periodística, a menos de un año la ascendieron a subeditora del área de economía y después a editora”.
Luego de una renuncia masiva, por un cambio de línea del periódico, se fue junto a otros compañeros que trabajaron en Presencia, a Los Tiempos, con un breve paso por Nueva Economía, allá ocupó el cargo de editora del suplemento de economía. Según, Álvarez el periodismo en Los Tiempos era diferente al de La Paz, “aquí el periodismo era muy intenso, dinámico”, allí no se adaptó, aunque estuvo dos años; volvió a La Paz al periódico La Prensa, del mismo grupo de los “Canelas”, que eran accionistas, junto con los Rivero de El Deber de Santa Cruz.
El 2003 hubo un problema con el Jefe de Informaciones del periódico La Prensa que se acogió a “la cláusula de conciencia” (Ante el cambio de línea informativa del medio en el que trabaja, un periodista puede retirarse de él y los empresarios le deben pagar sus beneficios sociales). La ascendieron a Jefa de Informaciones, para ella fue todo un shock, de estar en el área de economía, que era bastante tranquila, a ser responsable de la organización de la cobertura de ese momento, porque el jefe de informaciones renunció y el jefe de redacción no aparecía”.
Además, cuando renuncia (Andrés Gómez), ella y dos colegas suyos ingresan en una huelga de hambre, “en defensa de los principios, no era (por) el salario ni nada”. A pesar de eso la ratifican en el cargo (jefa de informaciones).
Según Álvarez, esa época fue muy importante para ella, y la gente que trabajaba ahí (La Prensa), el dar prioridad al trabajo periodístico, “con todo el sacrifico que conlleva el hacer periodismo en situaciones de conflicto”.
Rememora momentos difíciles en octubre de 2003 en los que tuvieron que resguardar el trabajo periodístico de la manipulación y de la censura. Esa situación “nos permitió ver cómo se trataba de manipular la información para favorecer a Gonzalo Sánchez de Lozada”. “El estar en ese tipo de cobertura, con muy poco apoyo de la empresa periodística pero con la necesidad de informar, es que pudimos ver de cerca ese tipo de manipulaciones que se han hecho”. “Nosotros nos quedábamos en vigilia, prácticamente, para ver cómo salía el periódico al día siguiente; además, registrábamos cómo entregábamos nosotros el periódico y cómo salía, quién cambiaba los titulares, quién cambiaba los textos, y eso nos permitió hacer una denuncia pública, internacionalmente, de la censura que habíamos sufrido”.
Éste fue el único periódico que no publicó la edición especial, preparada con la huida de Gonzalo Sánchez de Lozada, porque el Director y el Jefe de Redacción decidieron que no se publique, pese a que se tenía asegurado el papel y la distribución del periódico.
“Reunimos todos esos elementos e hicimos una denuncia muy fuerte”, en ese momento la mayoría de los periodistas, eran cincuenta, se plegó a la huelga, para no hacer el periódico, arriesgando la fuente de trabajo, solamente dos personas no la acataron. Al final, los dueños decidieron que no despedirían a nadie (más), solo al Director, que era dueño-director, Don Alfonso Canelas que falleció: “Una persona que yo admiraba mucho y todavía siento ese afecto por él”, “porque ese momento estaba presionado por todas las circunstancias”. Y al Jefe de Redacción también lo despidieron.
Ascendieron a las personas que estaban en la huelga lo que, “obviamente, tenía que ver con el prestigio empresarial nada más. Lo que le llevó a tomar esa decisión a la empresa, no era retomar los principios éticos del periodismo, pues un periodista en huelga era una pérdida grande para los empresarios de los medios”. “Ese momento ha sido muy importante hacer trabajo en equipo, de luchar por principios para hacer periodismo”.
En La Prensa, la situación económica siempre fue complicada: vinieron los recortes, los ajustes, una ola de despidos. Ella decidió renunciar, pero se quedó hasta el momento en que sus compañeros, que estaban comprometidos en hacer un buen periodismo y respaldaron la huelga, siguieron en el trabajo. Luego “dije me voy, dejé La Prensa el 2006”.
Decidió dejar las empresas periodísticas y comenzó a trabajar como “Free Lance”. Fue corresponsal, en La Paz, de la revista económica Casch de Santa Cruz; corresponsal de noticias para Bolivia del Servicio Especial de Noticias Para la Mujer de Latinoamérica y el Caribe, siempre haciendo periodismo, labor que en la empresa periodística no pudo hacer tal como le habría gustado, “porque estar en cargos de editora, jefa, cumples un rol muy administrativo”, dice.
Simultáneamente, el 2004, ingresó a la docencia pensando que si se quiere tener un buen periodismo, “deberíamos contribuir a eso las personas que ejercemos y yo he optado por la UMSA, dando el taller de Prensa”.
El 2009 inició un nuevo proyecto, la escuela de radio “La voz de mi deseo”, con la organización, Mujeres Creando, se dedica a la formación de trabajadoras del hogar, discapacitados, niños y niñas “que tenían mucho que decir y no hallaban los espacios”. Durante cuatro años estuvo como Directora de la escuela de radio. Su trabajo, con esos sectores, no le dio tiempo para continuar en la UMSA, por lo difícil de compatibilizar horarios en la escuela con los de la universidad.
Está orgullosa y satisfecha por el trabajo que realizó, sobre todo por la cobertura a la lucha de las mujeres deudores del microcrédito. “Hasta ahora hay mujeres con las que me encuentro, me reconocen y yo les recuerdo porque eran tantas, mujeres muy agradecidas porque a través del trabajo he podido contar qué es lo que ha pasado”. Publicó un reportaje sobre la toma de la Superintendencia de Bancos, en el que explica cómo esas mujeres se organizaron y asumieron una medida extrema, pues, no tenían nada que perder.
También siente satisfacción por su trabajo en la “Escuela de Radio”, porque las personas que no tienen espacio y/o que han sido estereotipadas, criminalizadas o victimizadas en los medios de comunicación, tienen la posibilidad de hablar en primera persona “y eso es fundamental en la lucha, es tomar la palabra y hablar en primera persona”.
De las anécdotas que vivió, refiere una bastante graciosa: “En la época de la capitalización yo estaba de turno y mi jefe de redacción, Juan Carlos Marañón, me mandó a cubrir una reunión importante, me dijo: no vuelves sin la información, se decidía los términos de la capitalización, de una parte de YPFB, de la que participó la empresa ENRON. Me fui a las 10:00 de la noche al Palacio de Telecomunicaciones”, tras de la noticia.
Había una gran reunión, los otros periodistas se fueron, yo me quedé. A eso de las 5:00 de la mañana, sale el Ministro, en ese entonces Jaime Villalobos, acompañado por la Secretaria y el Edecán, como era la única (periodista), dice, ya que está aquí, pase, dentro estaba la plana mayor de ENRON, las autoridades gubernamentales, me dijo: pregunte lo que quiera.
Llegué a eso de las 6:30 de la mañana al periódico, le dije a mi Jefe de Redacción: “aquí está, he vuelto con lo que me has pedido”. “Obviamente, no iba a ser la primicia (de ese día) porque la edición se cerró, y se preparaba la edición de fin de semana; escribí, pero para el domingo. Esa información salió junto con todos los medios ¡Eso fue bastante bonito!”