Fidel:
“Han sido necesarios 40 años de Revolución, han sido necesarias experiencias de todas clases, ha sido necesario un período especial, ha sido necesaria una batalla ideológica descomunal, ha sido necesario caer en este mundo que llaman globalizado, donde, entre otras cosas, las más globalizadas son la desinformación y la mentira” de los medios de difusión, afirmó el entonces presidente de Cuba, Fidel Castro Ruz, en la clausura del VIII Congreso de la Federación Latinoamericana de Periodistas, Felap, que se realizó en La Habana, Cuba, el l2 de noviembre de 1999.
“Yo comprendo bien lo difícil que es ser periodista en un país socialista, digamos, en nuestro propio país, en que los medios, o los órganos de difusión no son propiedad privada de nadie, son propiedad, no voy a decir del Estado —sería imprecisa esa definición, el Estado es una institución cada vez más calumniada—; nosotros concebimos que la propiedad de estos medios es una propiedad del pueblo. Pudiera parecer una frase, una palabra, una consigna; quizás lo difícil sea usar de una manera eficiente y óptima esos medios, que son del pueblo y que tienen una asociación muy grande con eso que se llama Estado”, afirma en ese congreso de periodistas de Nuestra América o Patria Grande.
Sobre los periodistas, Fidel, afirmó: “Sí, ustedes también son proletarios, nadie se asombre; son proletarios del trabajo intelectual, proletarios del pensamiento, proletarios de las ideas, proletarios en la elaboración de mensajes; son proletarios, incluso, cuando salen corriendo a llevar un reportaje al periódico, y antes, cuando no existían las computadoras, tecleando desesperadamente en una máquina de escribir. Son, además, obreros asalariados”.
“(…) Imagino que ustedes, como periodistas, viven de su trabajo, y que, aunque mal, les pagan algo, a unos más y a otros menos; luego son obreros asalariados. De acuerdo con la fórmula socialista, tal vez según su capacidad, como la capacidad no es igual en todos, los de más capacidad recibirán mucho más. Algunos pueden tener mucha menos capacidad, pero muchos más hijos, muchas más necesidades y, al final, no podría hablarse enteramente de una sociedad justa. Bueno, eso es lo que les ocurriría a ustedes en el socialismo; en el capitalismo ya sabemos bien lo que les ocurre”, anota en esa ocasión.
Añadió: “(…) cuán decisivo puede ser el papel de la prensa en el socialismo, cómo debe funcionar la prensa en el socialismo y qué inmensas, qué infinitas posibilidades tiene la prensa en el socialismo. Es como esas cosas que de repente se ven con una enorme claridad”.
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“Quizás nunca en circunstancias como estas se podría comprender cuánto valen los medios de prensa cuando están al servicio del capitalismo y del imperialismo. El imperialismo y el capitalismo han subsistido en gran parte por factores subjetivos, y uno siente la impresión de que eso lo descubrieron primero los capitalistas que los marxistas”.
“(…) Los capitalistas descubrieron el valor de los factores subjetivos y descubrieron en los medios masivos el instrumento perfecto de influir de una manera avasalladora sobre esos factores subjetivos que constituyen ingredientes imprescindibles de la historia, de los avances históricos, o de la prolongación de sistemas inicuos, explotadores, monstruosos, inhumanos, que subsisten hasta que una crisis, que pudiéramos llamar nuclear, los hunde definitivamente”.
“Y digo nuclear porque solamente cuando en las sociedades se acumula tal cantidad de problemas, cuando se hacen absolutamente insostenibles, estallan, incluso por encima de los factores subjetivos, incluso por encima del dominio avasallador que pueda tener un sistema sobre los medios de divulgación, con los cuales controlan esos factores subjetivos, que podrían contribuir más a acelerar el curso de la historia y a hacer desaparecer un mundo lleno de injusticias, lleno de miserias y lleno de monstruosidades”.
“Quiero decir que los hombres progresistas —añade—, los hombres que desean un mundo mejor —hombres y mujeres, por supuesto—, tienen que comprender la importancia de esas herramientas (los medios) con las cuales se forman conciencias, y pueden convertir esos factores subjetivos en instrumentos decisivos de la marcha de los acontecimientos históricos”.
“(…) al campo socialista y a la URSS no los destruyeron fundamentalmente sus propios errores, los destruyó esa infernal maquinaria de la mentira, del engaño y de la desinformación; les hicieron creer, y no fueron capaces de contrarrestarlo, la ilusión de que esas sociedades de consumo, de que ese mundo occidental era lo más maravilloso que podía haberse concebido jamás. (…)”, afirma Fidel ante los delegados al VIII Congreso de la Felap.
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Respecto de los periodistas asesinados en la región Fidel dijo: “Ustedes hablaban de los (…) periodistas asesinados en los últimos años, en América Latina y en el mundo, y yo me rompía la cabeza tratando de hallar el nombre de un periodista cubano asesinado en 40 años de Revolución; me rompía la cabeza, tratando de asegurarme de que no padecía amnesia, buscando el nombre de un periodista cubano torturado por la Revolución, el nombre de un periodista cubano golpeado por la Revolución”.
En relación al comportamiento de los periodistas de países capitalistas, el líder cubano, afirma: “Hay cosas que no las ordena el gobierno, realmente, en la prensa del mundo capitalista. Una parte de ella se declara enemiga acérrima de todo lo que sea progreso; otra parte tiene posiciones asociadas por encima de todo a los intereses nacionales; y otra parte, sencillamente, se autocensura. Digamos, una parte, junto a los peores intereses; otra parte, próxima al gobierno, o a las posiciones del gobierno; y otra que, por un sentido patriótico, o un falso sentido patriótico, no publica aquellas cosas que consideran no convienen a su país. Quiero decir con esto que si hay una derrota humillante en Naciones Unidas no publican la noticia, ni otras muchas; si se ha creado histeria contra Cuba, o se han sembrado imágenes tales y más cuales, no se arriesgan a decir algo positivo de Cuba”.
“(…) yo no digo que exista una falta total de libertad de prensa, de vez en cuando hay un periodista que escribe unas cuantas verdades. Hay periodistas que hacen análisis, investigaciones y otros esfuerzos; hay muy buenos periodistas norteamericanos. ¡Ah!, pero publican una vez nada más; el segundo artículo ya no llega, porque las presiones bajan desde la Casa Blanca hasta niveles bastante modestos, que aconsejan en nombre de supuestos intereses nacionales no tocar esto o lo otro”.
“Hasta los órganos más serios de Estados Unidos llegan presiones que impiden publicaciones de artículos y materiales determinados, y, en general, por otro lado, se hacen eco de clichés estereotipados sobre nuestro país. Hay clichés infalibles, invariables, cuando van a hablar de Cuba, un solo adjetivo. Hasta cuando combaten la monstruosidad del bloqueo, el argumento es: ha fracasado, lleva 40 años y no ha logrado los objetivos para alcanzar de verdad un cambio democrático, un respeto a los derechos humanos, un régimen pluripartidista, etcétera, etcétera, etcétera. No aparecen consideraciones éticas o de aspecto humano”.
Sobre las actividades de periodistas y medios de su país, Fidel Castro anota: “¡Ah!, se han convertido los órganos de prensa (en Cuba) en órganos docentes, algo increíble e inconcebible, lo que se hizo con los médicos; ya tienen sus programas de enseñanza de computación y tengo entendido que a fines del próximo año todos nuestros periodistas pasarán al tercer milenio habiendo recibido un curso intensivo y eficiente en esta materia. Todos los periodistas dominando la computación, todos sin excepción(…); todos con posibilidades futuras de comunicarse entre ellos y de comunicarse con el mundo a través de Internet y a través de las computadoras, a nivel global, no solo nacional (…). ¡Qué bueno que nuestros compañeros periodistas se pudieran comunicar un día con sus hermanos periodistas de América Latina a través de la computadora y a través de Internet!”
Destacó luego (…)” Ya estamos pensando no solo en cursos sobre las técnicas de escribir en términos periodísticos y otros conocimientos, sino, incluso, sobre las técnicas de narración. Todos los órganos de prensa, de radio, televisión, periódicos, convertidos en centros docentes, donde los periodistas estudiarán sistemáticamente. Los estudios de computación van a marchar rápido, porque bastan para ello 40 ó 50 centros; aparte de las escuelas, aparte de los cursos directos y casi especializados de computación, estarán los cursos en los propios órganos de prensa”.
“Tenemos mucha esperanza en este camino, en la posibilidad de elevar al máximo posible el nivel de nuestros comunicadores. La bibliografía que haga falta, en todos los lugares donde haga falta. No les podemos enviar 2.000 ó 3.000 volúmenes a cada periodista, pero sí disponer de lugares donde haya equis número de los volúmenes no solo sobre periodismo, sino sobre conocimientos culturales generales”, añade el Comandante en Jefe.
“No lo tomen como un chovinismo, como una vana y pueril ambición; pero les puedo asegurar algo que deseamos para nuestros periodistas y que ojalá fuese posible para todos los periodistas de América Latina y para todos los periodistas del mundo: que nuestros periodistas se constituyan, con el transcurso del tiempo, en un contingente que pudiera calificarse como el mejor preparado del mundo. No voy a decir que los mejores del mundo, que es muy diferente a decir, como conjunto y como promedio, los periodistas con mayor preparación del mundo, para trabajar por el mundo y para el mundo, para librar una batalla universal”.
“¿Se quieren óptimos reporteros? Envíelos allá donde hay algo que reportar, allá donde están los médicos, allá donde esté cualquier grupo humano haciendo cosas extraordinarias. ¡Ah!, no tenemos los millones de las transnacionales; no, no tenemos capital financiero, pero tenemos ya un excelente capital humano”, destaca Fidel.
En cuanto a la subinformacion y desinformación que afecta a nuestros pueblos, el líder cubano, señala: “No quiero mencionar país, porque en cualquier país tenemos muchos amigos; pero he visto personalidades de países que, presumiendo estar entre los más informados del mundo, o países que cuentan con los medios de información más avanzados, sus ciudadanos están absolutamente desinformados, no saben nada acerca del mundo, y poseen, incluso, títulos universitarios. No pueden leer, no pueden estudiar. Muchas veces nosotros enviamos documentos a importantes personalidades, con la esperanza de que los asistentes los lean; les entregamos también a los asistentes. Casi nunca podemos comprobar que algún material importante, de acuerdo con sus intereses políticos, hayan tenido tiempo de leerlo; (…)”.
“¿Qué podemos ofrecerles a ustedes? La exhortación de que no se desanimen por nada ni por nadie; la exhortación de que no se intimiden ante el enorme poder de los dueños de los órganos de prensa y de los grandes medios, que hoy no son nacionales, son muchas veces transnacionales, y que amenazan la integridad; amenazan, por encima de todo, la cultura de todos los países del mundo, como gran instrumento de dominación.
“(…) Podemos trasmitir millones de mensajes, y tenemos idea de cómo hacerlo. Hay medios de contrarrestar el gigantesco poder del monopolio de los medios de información y de los dueños; los esclavos, los periodistas, los proletarios de la prensa tienen por delante posibilidades infinitas”.
“Digamos: ¡Proletarios de todas las esferas de la divulgación en el mundo, edúquense y uníos!”
“Dije lo de edúquense —continúa—, porque es lo que estamos haciendo nosotros cuando tomamos conciencia de la enorme necesidad de una superación constante. Nuestra organización nacional de periodistas se convierte en una universidad, en un centro de estudio superior de periodismo, donde el tiempo de aprendizaje no tiene límites. Pensamos así, indefinidamente. Es tal como vemos y concebimos hoy el papel de los periodistas en el siglo que comienza”, subraya.
“Crece en nuestro país considerablemente el número de intelectuales y su fecunda obra. Menciono la palabra intelectual, partiendo de un concepto —del cual hablé a nuestros periodistas—: los periodistas son trabajadores intelectuales. Muchas de las mejores novelas las han escrito periodistas, que saben redactar, que tienen conocimientos de la vida, elevada cultura y rica imaginación. Gabriel García Márquez comenzó siendo periodista, un periodista de Prensa Latina cuando se creó esta agencia, y así otros muchos han resultado ser excelentes autores. Yo diría que el escritor debe tener las técnicas del periodismo y el periodista debe tener las técnicas de los escritores, de los novelistas”, remata.
Los criterios de Fidel Castro sobre los medios de difusión y, especialmente, acerca de los periodistas son lecciones, especialmente para la gente de ese oficio en nuestro país. Como él sugiere, en esta nota editorial de este boletín, hemos recogido fragmentos del discurso de Fidel en el Congreso de la Felap el que, íntegramente, está en este número de Voz 157.
Ahí están esas enseñanzas que arrancan de la realidad revolucionaria de Cuba. Nosotros, activistas de la solidaridad con la Mayor de las Antillas, debemos aprehender esas lecciones de vida.
*Editorial del boletín Voz 157 del 25 de mayo de 2013, de solidaridad con Cuba.