(Editorial de Nuestra Propuesta del 3 de noviembre de 2011)
Cuando se ven y se oyen expresiones del calibre de las que dice y hace la Secretaria de Estado de los Estados Unidos, mejor prepararse. Hace pocos días se explayó brutalmente celebrando el asesinato de Muammar el Khadafi, en Libia, donde había estado de visita y avalado tal acción.
Por eso, cuando Hillary Clinton gestiona la entrevista con Barack Obama, cuando dice en diálogo con la presidenta Cristina Fernández “sé lo importante que es nuestra relación entre EE.UU. y Argentina”, proponiendo un diálogo continuo entre ambos gobiernos, y que se olviden los incidentes pasados, con una relación fuerte y exitosa, lo mejor es ponerse a pensar.
Lenin sostenía que la tendencia del imperialismo en crisis es hacia la reacción en toda la línea, tendencia visible hoy en las políticas del gobierno norteamericano, junto a la agresividad militar. La política de seducción del imperio, entonces, está sugiriendo que habrá presiones a favor de las políticas neoliberales y contrarias a los agrupamientos regionales en América Latina.
En la misma línea, los perdidosos de la elección nacional por medio de sus voceros mediáticos están impulsando la agitación y desestabilización del mercado de cambios y recomiendan acabar con lo que llaman intervencionismo, que anuncian ha sido un fracaso. En realidad se refieren a los controles sobre la especulación financiera por parte del gobierno. Y agregan que cuando fracase el camino del intervencionismo, no es el centroizquierda de Binner sino el centroderecha de Macri el que vendrá a poner verdadero orden en los mercados, sobre todo porque el gobierno de Cristina Fernández otra vez emprenderá luchas quijotescas contra el mercado cambiario, con nuevos y previsibles traspies, aunque el gobierno seguirá doblando su apuesta y recurriendo a más dirigismo y a más intervencionismo.
Muy pronto hará diez años que en nuestro país se desató una crisis de magnitud extraordinaria en la que estuvieron implicados con graves responsabilidades señores como Roque Fernández que sostiene que la economía en negro estuvo siempre o Martín Redrado que postula medidas neoliberales ante la parálisis del mercado cambiario, y todos sabemos los resultados de aquella debacle, de la que aún hoy, con cierta bonanza económica, no nos hemos recuperado.
Estos señores quieren que se reduzca el gasto y se arregle el tipo de cambio a gusto de sus negocios, que son los de la banca internacional, Barclays Bank, JPMorgan Chase & Co, y The Goldman Sachs Group, que concentran la mayor parte de los negocios del mundo. Los intereses del capital financiero han entrado en total contradicción con las demandas sociales, lo que sugiere que no se debe esperar, en los marcos del capitalismo, una salida positiva a la crisis. En este sentido es que rechazamos cualquier actitud de sumisión a las empresas y redes financieras trasnacionales, como podría proponer el presidente Obama.
La misión de los sectores populares es señalarlo, tal como lo dijera Ernesto Guevaraen Punta del Este hace cinco décadas, “con el imperialismo, ni un tantito así”.
Lo bueno es que hoy existen condiciones para cumplimentar aquel mandato, siempre que Mercosur, Unasur, Alba, Celac, Banco del Sur y otros agrupamientos sean el marco de referencia.
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