tribuna
Viernes, 09 de agosto de 2019
Las elecciones están ya a la vuelta de la esquina y prácticamente no hay autoridad electoral. Formalmente existe un “Tribunal” Electoral, pero en la práctica no lo hay y en la medida en que existe se puede decir que es “para peor”, ya que un tribunal parcializado es peor que la ausencia de todo tribunal. Parece lamentablemente acertada la afirmación que hizo María Galindo (en este periódico) cuando define al TSE como “sala funeraria de la democracia”…
Si dicho “tribunal” es un verdadero poder del Estado, como pareciera que lo establece la actual Constitución, resulta incomprensible que acepte y bendiga el irrespeto al referéndum del 21F, que expresó la voluntad mayoritaria de la población. Sin embargo, el TSE no ha vacilado en obedecer a un partido a costa de la Constitución.
Por supuesto ha habido entre sus miembros quienes han intentado –tímidamente– hacer respetar la Constitución, pero lo único que han logrado ha sido tener que renunciar, empezando por Dunia Sandóval y José Luis Exeni, y me temo que terminando, un día u otro, por Antonio Costas, quien a estas alturas parece ser el único que intenta proceder correctamente. No es normal que en los últimos meses el TSE haya sufrido más de 30 renuncias y destituciones.
La segunda claudicación obsecuente de dicho “tribunal” (o “sala funeraria”) ha sido la celebración de las llamadas “elecciones primarias”, un disparate sin sentido y en el que hemos malgastado millones que no nos sobran, y cuyo único objetivo era “legalizar” al binomio del MAS.
Aparte de que dichas elecciones no están previstas en nuestra Constitución, ni responden a nuestra cultura política (son un ridículo remedo de la democracia norteamericana), han sido un espectáculo bochornoso para el resto del mundo: unas “elecciones” en las que sólo aparece una candidatura, ¿para qué elegir entonces? Solamente para hacer aparecer al MAS como la gran fuerza con cientos de miles de votantes (cuando ya sabemos bajo qué presiones esos votantes han tenido que ir a “elegir” al único binomio, precisamente el que estaba inhabilitado nada menos que por un referéndum). Vergüenza internacional…
Y por supuesto ese “tribunal” no ha dicho pío cuando el MAS ha aprovechado eventos organizados por el Estado (que es de todos y todas) para hacer campaña electoral de un partido (el de gobierno) ni el hecho cotidianamente visible de que dicho partido está haciendo campaña con fondos públicos (que, por tanto, todos y todas pagamos), y se ha limitado a declararse “incompetente” como única respuesta a las numerosas denuncias que ha recibido.
Claro que es incompetente, eso nadie lo puede negar, pero entonces lo que tiene que hacer es retirarse del juego. Es lo mismo que le pasa al Órgano Legislativo (que más parece un “Ministerio de Asuntos legales”, dependiente de la Presidencia del Estado, sólo que nos cuesta muchísimo más dinero)…
En los hechos tenemos un único poder. No es incoherente que el propio presidente Evo Morales haya declarado en su momento que eso de la “división de poderes” es un invento de los yanquis (ignorando de esa manera todo lo que significó la Revolución francesa e ignorando lo que establece nuestra propia Constitución).
Cierto que hace tiempo que se acabaron en nuestro país las dictaduras militares, pero en estos últimos años se está instaurando una dictadura civil, que tampoco es deseable. Y, ojo, no negamos que el primer gobierno de Evo fue de lejos el mejor gobierno de nuestra historia; doblemente triste que a partir del 2010 estemos volviendo al desprecio de la democracia (que además nunca va a ser plena mientras sus sujetos sean los partidos políticos).
Amigo Antonio Costas, muchos estamos esperando sus últimas palabras, ¡por favor no deje de pronunciarlas!
*Miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (Cueca) de Cochabamba.