Alcides Parejas Moreno
Alzo mi voz para protestar por la barbaridad que la empresa Total Bolivie ha hecho en el sitio arqueológico de Caraparicito. Me opongo al convenio que establece que estos restos sean reenterrados. Propongo que Petrol Total E & E Bolivie contrate un equipo de expertos para estudiar estos restos y que construya un museo de sitio para su exhibición.
Porque me importa Bolivia es que estoy pendiente de lo que hacen y dejan de hacer las autoridades, así como de lo que hacemos y dejamos de hacer los ciudadanos, porque estoy convencido de que el presente y el futuro del país dependen de todos. Y porque me importa es que hoy escribo sobre la barbaridad que está ocurriendo en Caraparicito.
El territorio en el que habitamos y que desde 1825 conocemos como Bolivia ha sido dotado por la naturaleza de grandes riquezas. Asimismo esta patria es muy rica culturalmente porque el hombre que ha habitado desde tiempos inmemoriales este territorio ha creado una cultura que ha ido evolucionando de acuerdo al paso del tiempo. Así como la riqueza natural es diversa de acuerdo a las características geográficas de cada región, la cultura lo es también. Con el paso del tiempo algunas de las riquezas naturales han desaparecido al igual que algunas culturas. Los diversos grupos humanos y sus respectivas culturas tienen su historia; cada uno de estos grupos humanos ha tenido que sobrevivir en diálogo con la naturaleza. Así, por ejemplo, la relación que tiene el hombre del Oriente con la tierra no es de conflicto sino de complementariedad; es más, se crea una relación de amor que va mucho más allá del concepto de la Pachamama (una diosa distante, esquiva y huraña a la que continuamente hay que adular), pues aquí la tierra —que es generosa y fértil— ∫es una prolongación de su propio ser. Para poder preservar y explotar adecuadamente estas riquezas el Estado a lo largo del tiempo ha creado leyes.
Creo que todos estamos de acuerdo con que las riquezas naturales deben estar al servicio del hombre. Asimismo estamos de acuerdo con que la explotación de estas riquezas se debe hacer racionalmente, respetando todas las leyes en vigencia, tanto las que se refieren a la naturaleza y todo lo que ello trae consigo, como las culturales, que en el caso concreto al que nos estamos refiriendo, se trata de las leyes sobre arqueología.
A lo que me acabo de referir hasta ahora es aplicable a todos los países del mundo. Por tanto, todas las empresas que se dedican a la explotación de recursos naturales así como las constructoras de vías de comunicación al mismo tiempo que firman contrato con un país se comprometen a cumplir todas las leyes, incluidas las culturales.
En nuestro país están trabajando muchas empresas. Todas son bienvenidas, porque, vuelvo a repetir, estoy convencido de que la naturaleza está al servicio del hombre. Sin embargo, una de estas empresas ha cometido un grave error que debe ser debidamente subsanado.
La empresa petrolera Petrol Total E & P Bolivie está haciendo trabajos de prospección petrolera en el departamento de Santa Cruz. Se trata de una empresa de larga y prestigiosa trayectoria, por tanto se supone que sus técnicos sabían de antemano que se trata de una zona con una notable riqueza arqueológica en la que ya se habían hecho algunas excavaciones.
Al hacer su trabajo los hombres de Total se encontraron con un riquísimo sitio arqueológico. Esto ocurrió en mayo de 2014. Esto debió ser reportado inmediatamente a los responsables de Total, quienes a su vez debieron comunicarlo a las autoridades bolivianas. Pero nada de esto se hizo. Antes al contrario, los hombres de Total arremetieron salvajemente contra los restos arqueológicos. Sacaron un total de 78 restos de cuerpos humanos (muchos de ellos dentro de urnas funerarias) y una buena cantidad de cerámica (que de acuerdo al informe de un arqueólogo de la Gobernación cruceña fue tratada tan mal que prácticamente ha sido pulverizada). Un año más tarde, la empresa Total dio a conocer este hecho a las comunidades guaraníes de la zona y se puso en contacto con el Ministerio de Culturas. Pareciera que fruto de estas reuniones se llegó a firmar un acta de entendimiento donde se daba la solución final al problema. La solución no puede ser más infame. Resulta ser que los setenta y ocho restos óseos (que, de acuerdo a los arqueólogos tiene una antigüedad que oscila entre el 300 a.C y el 600 d.C.) y el resto del ajuar funerario han sido amontonados y colocados en bolsas, los que deberían, de acuerdo a este convenio, ¡ser reenterrados!
A todas luces se ha cometido un gravísimo error por donde se lo mire que exige ser enmendado de la forma más adecuada posible. La solución propuesta es una verdadera aberración que de ninguna manera puede ser aceptada. La empresa petrolera Petrol Total E & P Bolivie debe asumir su responsabilidad. Para ello debe contratar un equipo de profesionales arqueólogos para que hagan el estudio de lo que sus hombres sacaron de este riquísimo sitio arqueológico. Para ello se debe crear un espacio especial tanto para el laboratorio como para la posterior exhibición de estos restos arqueológicos. Además, el equipo conformado y financiado por Total deberá trabajar en coordinación con las autoridades tanto a nivel del Ministerio de Culturas como de la Gobernación de Santa Cruz.
Porque me importa y amo profundamente este país; porque me importa su historia a la que me dedico hace 50 años; porque me importa su gente, de la que orgullosamente soy parte; porque soy un convencido de que Bolivia es de todos y para todos, escribo estas líneas. Espero que a mi voz se unan muchas voces y consigamos nuestro objetivo.
Santa Cruz de la Sierra 11 de agosto de 2015.