Textura violeta
Drina Ergueta
Página Siete, La Paz, martes, 28 de julio de 2015
Por más que uno busca en las fotos de los diarios no hay, no aparecen ¿por qué será? Las mujeres nunca están representando a su región, agrupación social, sindical, etcétera, en las reuniones con el Gobierno para negociar demandas, es el caso de Potosí. ¿No hay mujeres en Potosí? ¿Es que ellas no son también pueblo?
En las reuniones no están, pero sí se las ve laboriosas en la olla común, curando a los heridos producto de los enfrentamientos con las fuerzas del orden, activas en los bloqueos y movilizaciones, en las vigilias y, como hecho curioso, se muestra que hasta las prostitutas participan en la protesta. Pero en la representación pública, en la reunión con los ministros, en el uso de la palabra, a las mujeres no se las ve ni se las oye.
Parecería que Potosí es una tierra de hombres. Nacida en la Colonia, la ciudad y su influencia económica se ha basado en la minería hasta el día de hoy. Una minería dominada por los varones y prohibida para las mujeres. Desde el principiante en la mina, que es un niño, hasta el más experimentado, y quien manda, quien tiene la propiedad o la representa a nombre del pueblo, quien fue Barón del Estaño o es cooperativista, es hombre, siempre son hombres. Y de la minería se ha nutrido Bolivia durante siglos. No es extraño, donde hay riqueza hay sólo un género y es masculino.
A las mujeres no se les permite entrar en la mina, ellas sólo pueden ser palliris y, cargadas con sus hijos, escarban entre los desechos a ver si hallan algo de mineral sobrante.
En esta última protesta potosina, la mayor de los últimos años, se hicieron 26 demandas al Gobierno, temas considerados relegados desde hace tiempo, promesas no cumplidas, desatención permanente… Puntos que tienen que ver principalmente con infraestructura productiva, viaria, energética y de salud.
Se trata de demandas consideradas de interés general de la población, como es una carretera, una represa, un aeropuerto o fábricas de cemento, de vidrio y de cal, entre otros en la lista. Es cierto que estas obras tendrán repercusión económica en la zona; sin embargo, cuando se analiza introduciendo la variable género se ve, al ojo porque no hay estudios conocidos, que se trata en de sectores masculinizados, como son este tipo de fábricas, la construcción en general, el transporte, la energía, etcétera.
También se incluye el pedido de ítems para el sector público, como médicos (en masculino) y enfermeras (en femenino), para trabajadoras sociales (femenino) y psicólogos (masculino). Si bien se puede decir que el plural incluye a la mujer (como en médicos), con ese criterio se afirma que las labores de cuidado (enfermeras) la hacen sólo las mujeres, así como la de trabajo social que es también un sector feminizado.
Uno de los puntos importantes de los 26 reclamos es la creación de un hospital de tercer nivel "materno-infantil”, una demanda básica, por supuesto. Empero, las demandas, cuando incluyen a las mujeres, sólo afirman los roles de madre y de cuidado. Las mujeres cumplen la función de cuidar de la casa, de los enfermos, atender la alimentación… las demandas mantienen, en ese sentido, el orden de las cosas.
No se pide acceso femenino a espacios productivos que se les ha negado, no se reclama por la igualdad de oportunidades educativas, laborales y salariales, no se pide que se haga algo contra la violencia machista que ha vuelto a Potosí la segunda ciudad con mayor incidencia de feminicidios en el país, entre otros. No son temas secundarios, marginales ni sin importancia, afectan a algo más de la mitad de la población.
No hay mujeres en la foto, pero siempre están allí siendo la base y el soporte para toda actividad y movilización, y las mujeres mineras (esposas de mineros) han demostrado en la historia su fortaleza derrocando a un dictador. Tienen derecho a que en las protestas se incluyan sus demandas y que sean atendidas, así como a tener representación pública.
*Periodista