La Razón, La Paz
Rafael Puente - Exsacerdote y exdiputado por la izquierda, reflexiona acerca del MAS y su futuro: es necesario que el movimiento se recupere de la suerte de 'enfermedad de poder' en que ha caído debido a su arrollador triunfo con el 64%, dice.
Desde 2006 es coordinador de la Escuela Itinerante de Formación Política del MAS-IPSP, con presencia en siete departamentos. "Trabajo con jóvenes, no es una escuela de adoctrinamiento", insiste. Con dos años de estudio, la capacitación política consiste en el conocimiento de la realidad y en la adquisición de un espíritu crítico. En el último tiempo, el diseño curricular consistió en los ocho grandes pilares de la nueva CPE. En cinco años en sus aulas se formaron hasta 250 jóvenes.
Tal vez no sea embriaguez, pero sí dolencia: haber ganado las elecciones de diciembre de 2009 con el 64%, al Movimiento Al Socialismo (MAS) y al Presidente le trajo algo más que alegría; mal que bien, el triunfo arrasador objetivamente cambió el tono y ritmo del proceso de cambio.
"Fue un triunfo excesivo..." y la sensación de tenerlo todo en nuestras manos no siempre ha sido saludable, reflexiona el exsacerdote Rafael Puente. Militante del proceso, aunque no del MAS, los mejores fueron los cuatro primeros años del gobierno de Evo (2006-2009), dice. Entre los muchos debates que plantea, está el decisivo vivir bien: todos hablan de ello, pero nadie traduce en hechos este emblema del cambio, protesta.
— 'Evo tiene un carácter primario', dijo usted alguna vez...
— Viene de una escuela psicológica. El carácter secundario no expresa rápidamente lo que piensa, lo que siente, esto lo pasa a un segundo momento. El carácter primario, en cambio, es aquél que reacciona rápido. Evo tiene esta característica: no espera para tomar una decisión; lo que yo valoro es que después reflexiona (sobre lo que hizo). Siempre vi en él un tipo muy entregado a su misión, a la causa; lo único difícil a veces es su carácter, de rápida respuesta, lo que hace que mucha gente no se atreva a decirle lo que piensa.
— ¿Encuentra alguna diferencia entre Evo y el MAS del primer gobierno y el segundo?
— Sí, la encuentro. Durante sus cuatro primeros años de gobierno, Evo era el caso extraño de un hombre que habiendo llegado al máximo nivel de poder nunca se le había subido el poder a la cabeza. Donde sí he visto un cierto cambio es a partir de las elecciones de fines de 2009, cuando creo que el triunfo fue excesivo (64%, más de dos tercios en la Asamblea Legislativa). Un triunfo tan arrasador hizo que el conjunto del MAS, incluido Evo, tuviera esa sensación de que ahora tenemos todo en nuestras manos; y eso nunca es saludable.
— ¿Qué consecuencia inmediata tuvo eso para el proceso?
— El proceso ha perdido el ritmo que llevaba hasta diciembre de 2009; ese exceso de poder, esa excesiva sensación de que tenemos toda la fuerza y no hay quién nos amenace, se expresó en tres cosas: los conflictos que antes eran con la oposición ahora pasaron a ser dentro del campo popular (casos Caranavi, los líos con la CIDOB, Potosí, con la COB), ya no peleamos con la derecha, sino entre nosotros; segundo, hay cantidad de personas oportunistas de la derecha opositora que se pasaron al MAS, y en el MAS los recibimos con los brazos abiertos; es una actitud de excesiva autoconfianza y sensación de poder, y eso nos ha hecho daño. Lo tercero se expresó en la forma de manejar los conflictos sociales; desde esa sensación de excesiva fuerza, la actitud pasó a ser menos negociadora y más represiva. En los primeros cuatro años, la tendencia, la actitud fundamental era que primero que nada negociamos.
— ¿Lo nuevo será un cierto afán hegemónico del MAS, el llamado 'Estado integral' del Vicepresidente (Álvaro García Linera)?
—No tengo en mente textos o discursos donde se haya usado el término del "Estado integral" en ese sentido, pero me imagino que puede entenderse de dos maneras. Una, como un ideal al que ojalá un día lleguemos, aquél en que la voluntad, el bienestar, el futuro, los derechos del pueblo, en su gran mayoría estén representados tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo y Judicial. Ese Estado integral que realmente exprese la sociedad del vivir bien, un sueño al que me adhiero. El error fue intentar precipitar eso a través de maniobras políticas. La ley que dice que a una autoridad se la puede suspender sólo por acusación fiscal es totalmente exagerada; pero prescindiendo de esto (en Quillacollo y Sucre había razones para suspender a esos alcaldes), donde sí creo que hubo un error es en aprovechar dicha suspensión para ocupar esos cargos con gente del MAS. Creo que ahí está el error, no tanto en el diseño de un Estado integral, sino en el apresuramiento y en la forma poco respetuosa de las mayorías democráticas, equivocadas o no, pero mayorías democráticas que pienso habría que respetar.
— ¿Cómo lee las elecciones judiciales y sus resultados?
— Primero, peor que antes no podíamos estar, y el atrevimiento de nuestra Constitución, que las máximas autoridades judiciales sean elegidas por voto popular, a mí me parece positivo y digno de alegrarse. Pero precisamente por eso hemos sido poco cautos y poco serenos a la hora de administrar esta nueva elección. Hemos tenido muchos defectos en el procesamiento, la selección y la difusión de la calidad de los candidatos.
— ¿Y el voto nulo (además del blanco) y su relativa mayoría?
— El voto nulo es otra lección que tenemos que aprender, fue un voto opositor, y a eso se suma el índice de abstención, notablemente elevado para un país donde el voto es obligatorio. Esto no es la antesala del triunfo de la oposición, de la caída del Gobierno; es una idiotez. Pero sí es una lección que debemos aprender, igual que lo de Sucre y Quillacollo.
— En este sentido, ¿será la cumbre social el gran viraje?
— Claro que sí, antes ya, el 12 de octubre, cuando Evo habló ante la gran concentración en La Paz. Allí mostró una cara diferente, una preocupación; era consciente que había cosas que corregir, las anunció y convocó a la cumbre. Pero luego ésta fue un poco disminuida en relación con lo que Evo anunció al principio; no fue lo que esperábamos. Yo la critiqué porque no la veía muy social, me parecía más cumbre que social; pero luego su evolución interna, su debate y sus conclusiones fueron suficientemente abiertas como para esperar que de ahí salga un diálogo más amplio. Hoy estamos ante la posible recuperación de lo que fue nuestro gobierno de los primeros cuatro años.
— ¿Qué corrientes hay en el MAS? ¿El Canciller, en una vereda, y el Vicepresidente en otra?
— Es verdad, pues, y además el Vicepresidente tampoco era parte orgánica del MAS, el Canciller (David Choquehuanca) sí. El Vicepresidente es parte orgánica del Gobierno, sobre todo del binomio al cual él se ha mantenido siempre leal, y sigue manteniéndose. Y no creo que si hay la visión de recuperar lo que fuimos durante los primeros cuatro años, el Vicepresidente sea un obstáculo para esto; todo lo contrario. El "vice" es muy orgánicamente vice de un Presidente al cual él se siente sometido y comprometido.
— ¿Luego de las elecciones judiciales, el TIPNIS, la cumbre, qué espera del proceso de cambio?
— Lo que yo espero es que aprendamos las lecciones de todo lo que hemos dicho y que a partir de ahí, en primer lugar, recuperemos la participación social que está muy disminuida, y que ha empezado a recuperarse con la cumbre social; en segundo lugar, que recuperemos la vocación de diálogo por encima de la vocación autoritaria. Y en tercero, que nos pongamos en serio a discutir entre todos algo que en principio nadie contradice, pero que en la práctica nadie aplica, que es qué significa el vivir bien, como paradigma alternativo al viejo desarrollo. Eso es lo que yo espero, que no es poco, para mí es el debate de fondo.
— Pero, el vivir bien nada más cotidiano en el discurso oficial...
—Mi gran crítica a la cumbre sigue siendo que eso (el vivir bien) no ha estado incluido ahí, y mientras no lo tengamos claro, creo que en lo que estaremos es en un diálogo de sordos, porque en el fondo seguimos pensando en el viejo desarrollo occidental gringo, que está comprobado que no sirve ni siquiera en Estados Unidos, mucho menos en un país como el nuestro. Y eso está por hacerse, el único que ha trabajado eso, pero muy en términos de mensajes sueltos, es el canciller Choquehuanca. Eso tiene que convertirse en debate cotidiano, qué significa vivir bien a la hora de tal decisión, tal proyecto, tal POA (programa de operaciones anual), tal planificación, tal forma de inversión.
— En el TIPNIS se juega algo más que una carretera; se juega el mismo Estado Plurinacional. Allí se han roto ciertas cosas...
— Se han averiado o se han roto, según como se vea, pero no de manera irreversible; si se cumple la "ley corta", si se respeta el Parque Nacional y el territorio indígena, y si a partir de ahí se actúa de manera coherente en el resto de los temas, y si este debate sobre el vivir bien llega a su término, el Estado Plurinacional perfectamente puede recomponerse.
— ¿En 2014 cómo será la continuidad del proceso, con el presidente Evo o sin él?
— En la medida en que dependa del MAS, la decisión va a ser con el presidente Evo. No veo ninguna perspectiva de alternativa al respecto en el campo del MAS.
— Ésa es su fortaleza, pero también su debilidad.
— Exactamente, es la fortaleza, pero también la debilidad del MAS.
Perfil
Nombre: Rafael Puente Calvo
Nació: 13-06-1940
Cargos: Fue diputado, viceministro, delegado presidencial, prefecto de Cochabamba
España
Rafael Puente Calvo nació en Pairumani, Cochabamba. Junto con su familia se fue a España a los 14 años. Fue allí que se ordenó jesuita. Volvió a Bolivia en 1972. Inició en Bolivia labores de educación popular y una cada vez mayor actividad política; fue electo diputado por Izquierda Unida.
La gestión pública, el arte de bailar con la más fea
Rafael Puente fue el primer viceministro de Régimen Interior de Evo Morales, en 2006. También fue prefecto de Cochabamba, después de que Manfred Reyes Villa fuera revocado (2008). En ambos casos, sostiene, renunció por conservar sus principios ante las siempre complejas "razones de Estado".
Régimen Interior. ¿Por qué el Presidente lo habrá elegido para, como dicen, bailar con la más fea? "La verdad, no está claro por qué. Yo creo porque Evo sabe que en mi pasado político fui un tipo bastante claro y, en su momento, intransigente; había cierta confianza en mi lealtad, pues".
Pero Puente renunció al no retractarse de haber afirmado que el presidente de Paraguay de entonces, Nicanor Duarte había acusado falsamente a dos jóvenes paraguayos "por un crimen que no habían cometido", a los cuales el país otorgó refugio.
"Evo no me retiró cuando se produjo el conflicto; me retiró cuando se convirtió en un conflicto diplomático, cuando el Gobierno paraguayo anunció que o me iba yo o se rompían relaciones. Ese rato le dije a Evo que por supuesto no tiene sentido que yo siga ahí a costa de eso; gracias a eso me libré de ese ingrato cargo".
Otro momento tenso fue cuando Puente renunció a la Prefectura a tan sólo tres meses y unos días de haber asumido el cargo. Aquí se anuncia un tema recurrente en el gobierno del MAS, el gobierno de los movimientos sociales: la mayor o menor autonomía del funcionario público respecto de las organizaciones sociales o, incluso, de ciertos dirigentes.
"Tuve que irme porque determinados dirigentes no me dejaban gobernar, estaban empeñados en colocar gente suya y, por tanto, en obligarme a que yo saque a gente de plena confianza que estaba trabajando conmigo muy bien; entonces, así no se puede gobernar. Así fue como le dije a Evo: Me voy porque no puedo responder de un cargo como éste si no me dejan tener mi propio equipo".
El punto es que el Mandatario aceptó su dimisión. ¿Pero el hecho de que el Presidente haya aceptado su renuncia, ratifica que...? "Ratifica que el Presidente escuchaba las quejas de los dirigentes, y yo tengo datos de que él, tiempo después, se dio cuenta de que eran quejas poco objetivas, y la prueba es que él después de este desencuentro que fue mi renuncia, al año siguiente me nombró vocero de campaña del MAS en Cochabamba, volvió a expresar su confianza en mí".
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