De sábado a sábado 342
Remberto Cárdenas Morales*
De acuerdo a una nota oficial de la oficina de Relaciones Públicas de la Universidad Mayor de San Simón (Cochabamba), el acuerdo firmado por autoridades de esa casa de estudios, dirigentes de los estudiantes universitarios (FUL), delegados docentes y estudiantes de una Conferencia de la Universidad Boliviana y representantes de la Comisión de Política Social del Senado, la defensoría del pueblo y sin la firma de los delegados de la Federación Universitaria de Docentes (FUD), contiene los siguientes puntos:
—1. “las autoridades universitarias expedirán una Resolución del H. Consejo Universitario con el artículo único siguiente: Dejar sin efecto la aplicación de las RCU Nº 01/15,02/15 y 03/15 hasta la realización del III Congreso Universitario de la Universidad Mayor de San Simón cuya convocatoria será aprobada por el H. Consejo Universitario.”
—2. “… para efectuar el III Congreso Universitario, con el cumplimiento del requisito de titularidad de los delegados docentes, se titulará en concordancia con el Reglamento General de la Docencia vigente en la UMSS. Sin perjuicio de lo anterior se podrá promover la aprobación de un nuevo reglamento en consenso de ambos estamentos tomando como parámetro el reglamento de Régimen Académico Docente del Sistema de la Universidad Boliviana aprobado en el XII Congreso Nacional de Universidades.
“El segundo punto del acuerdo, asimismo, encomienda la reprogramación del calendario académico a las unidades facultativas en coordinación con la Dirección de Planificación Académica (DPA), con la finalidad de evitar perjuicios a los estudiantes en su avance académico, recogiendo las iniciativas desarrolladas en la práctica.”
—3. “… en aras de garantizar la convivencia pacífica y fraterna al interior de la UMSS, se garantiza que como emergencia del conflicto, no se adoptará acciones represivas internas y/o externas que afecten a estudiantes y docentes que participaron de las movilizaciones.”
—4. Se demanda que del “… Ministerio Público la inmediata investigación penal respecto a la agresión promovida contra el dirigente universitario Jhon Néstor Capagua, estudiante de Agronomía, a efecto de la identificación de los autores y la subsecuente acción penal en (…) contra” de éstos.
—5. “… la UMSS, a través de su instancia correspondiente, frente a las lesiones ocasionadas al estudiante Jhon Néstor Copagua, se compromete a cubrir todos los gastos de atención médica y posterior rehabilitación, hasta el total restablecimiento del universitario, además de pedir al sistema de la Universidad Boliviana el respaldo respectivo para dicho cometido.”
—6. “… una vez aprobado el presente convenio, en sesión del H. Consejo Universitario, los dirigentes de la FUL se comprometen a abrir las puertas del campus central de la Universidad Mayor de San Simón, para la inmediata regularización de las actividades académicas y administrativas.”
Es cierto que la aplicación de ese acuerdo —refrendado por la máxima dirección de la UMSS— seguirá un difícil camino de confrontación. Ese acuerdo en un simple papel, dijo uno de los dirigentes del movimiento estudiantil que cree, con sobrada razón que, con él, los estudiantes y el pueblo de Cochabamba han ganado, especialmente, a docentes conservadores (para decir lo menos) que se han apoltronado en el viejo orden universitario, público y autónomo, de la ciudad del valle; tendencia docente en la que concurren militantes y/o simpatizantes de varios partidos de la derecha y algunos que creen que son de izquierda, como el MAS. (Es cierto que hubo y hay destacados docentes, combativos dirigentes universitarios y consecuentes sindicalistas en la universidad de la ciudad del valle).
Ese acuerdo, ciertamente, es el resultado de una áspera confrontación con recursos académicos y no académicos, un enfrentamiento de carácter político que, sobre todo la mayoría los docentes de esa casa de estudios, se negaba a reconocer. Lucha que, buscada y acordada o no, tuvo como actores a miembros de organismos del Estado, llamado plurinacional: jueces, fiscales, policías, grupos paramilitares y parapoliciales, activistas políticos al servicio de los gobernantes, algunos dirigentes sindicales…
La toma de predios de la UMSS y el desalojo de ocupantes de la FUL (militantes o simpatizantes trotskistas) por universitarios (pocos) y extrauniversitarios (los más), con la quema de archivos y de equipos de una radioemisora manejada por estudiantes, es parte del inventario de hechos que en otro tiempo perpetraron paramilitares y parapoliciales al servicio de los dictadores militares y fascistas. Un indicio que confirmaría esta afirmación es la protección, a esos agresores, de organismos estatales y gubernamentales. A esas fechorías se suma la herida en la cabeza, ocasionada por un cartucho de gas lacrimógeno disparado de manera sospechosa por un policía, contra un dirigente de la Facultad de Agronomía que sigue en terapia intensiva. Uno de los agresores se quemó parte del cuerpo, hecho que da cuenta de la crueldad de esas acciones frustradas porque los ocupantes por más de tres meses, de las dependencias universitarias, las retomaron con apoyo sobre todo de estudiantes de la UMSS.
Otro factor a considerar, a la hora de un balance externo como el de esta nota, es el visible odio acumulado en ambos bloques contendientes. El secretario Ejecutivo de la FUL, Jarlín Coca, concluida la reunión que aprobó el preacuerdo resumido aquí, echó agua al rector de la UMSS, Waldo Jiménez. Cuando periodistas le preguntaron el porqué de esa su actitud, respondió que aquella autoridad es responsable de la detención y del proceso judicial que le siguen a él (a Coca), de que dirigentes de la FUL fueran agredidos por los que tomaron momentáneamente dependencias de la casa de estudios superiores, de que un dirigente universitario se encuentre en coma y que otra sostenga una huelga de hambre más de 60 días con la que reclama la devolución de una hija adoptiva suya la que, con orden judicial, ha sido devuelta a sus padres biológicos.
Esa agresión y la exigencia estudiantil de renuncia del rector Jiménez ocurren, a pesar de que uno de los puntos del referido acuerdo establece que no se asumirán represalias ni contra estudiantes ni contra docentes que participaron del conflicto.
El secretario Ejecutivo de la FUL ha dicho, también, que los estudiantes y dirigentes están fortalecidos con el acuerdo y que hacia delante resta su materialización. Asimismo, que es necesaria una revolución universitaria para sepultar la crisis de la UMSS; específicamente, que esa revolución liquide las camarillas docentes y suprima el voto ponderado (un voto docente representa a varios votos de estudiantes), entre otras medidas.
Ante la propuesta de dirigentes de la FUL, no conocemos la de las autoridades y docentes de la UMSS. Algo, sin embargo, está claro: la confrontación de 17 semanas en esa academia, seguro que impedirá alguna convergencia para impulsar los verdaderos cambios que requiera esa casa de estudios. Y lo más probable es que continúe la lucha entre el bloque que se aferra al viejo orden universitario —y que contará con apoyo estatal y gubernamental—, contra el contingente que se presenta como el que busca el nuevo orden universitario.
Además, si es verdad que de manera especial se reproduce la lucha de clases de la sociedad boliviana y cochabambina en la UMSS —como en la Universidad Boliviana— seguirá esa lucha en las aulas universitarias, entre los que busquen transformaciones en las casas de estudio, y en la de la llajta, de manera que allí (antes y en tanto se articule la nueva universidad) se formen profesionales para el mercado que existe y a la vez una intelectualidad que luche con el pueblo; que en ellas se investigue mucho más, de modo que esa actividad (para reconocer el conocimiento y descubrir uno nuevo), cobre un rol revolucionario (subversivo respecto del viejo orden) y desde ellas se interactúe, de manera que los universitarios (docentes y estudiantes) enseñan a la comunidad y aprendan de ésta.
Nosotros creemos que, además de esas funciones naturales de la Universidad Boliviana, pública y autónoma, los cambios que en ella se ejecuten deben conseguir que la mayoría de estudiantes, docentes y administrativos se conviertan en una de las fuerzas motrices o frente cultural de la revolución democrática, popular, plurinacional, antiimperialista y socialista en suelo boliviano.
La Paz, 1 de agosto de 2015.
*Periodista