De sábado a sábado (287)
Remberto Cárdenas Morales*
Ante la imposibilidad de conseguir la suspensión del Carnaval 2014, incluso en lugares azotados por las aguas desbordadas, quienes organizan la solidaridad con los indígenas del TIPNIS, plantean que en la medida que sea posible y con los medios que decidan los que participan de la fiesta (y los que la miran), la conviertan en un “Carnaval solidario”
Esa acertada iniciativa fue lanzada antes del accidente ocurrido durante la Entrada del Carnaval en Oruro (hace horas), por lo que allí también, de hecho, ese acontecimiento se convierte en un carnaval en el que transcurren manifestaciones solidarias, las que rescatamos desde esta columna porque señala uno de los rasgos humanos de los bolivianos. Allí, inmediatamente después del accidente que costó la vida de cuatro personas y la salud de más de 60 heridos, música y danzas fueron reemplazadas por marchas fúnebres de los músicos, por caminatas y lágrimas de los danzantes, así como por el llanto de familiares de muertos y heridos y, también, por el dolor manifestado por muchos espectadores.
Hace dos años, en La Paz, los bailes en las calles del Carnaval 2012 se suspendieron, ante la tragedia de damnificados por derrumbes del suelo y de casas, y ante la pérdida de los bienes de sus habitantes; aunque para tranquilidad de los paceños nadie murió como consecuencia inmediata de esos desastres, los que se extendieron a barrios contiguos del que sería el epicentro de los derrumbes.
Este año, en algunas de las alcaldías del Beni oficialmente han sido suspendidas, por este año, entradas o corsos y otras fiestas en las calles. Esas suspensiones se las decidió en apoyo, implícito y/o explícito, a los damnificados por las inundaciones y para continuar el auxilio a esos compatriotas que han perdido viviendas, animales domésticos, enseres, cultivos: casi todo o todo lo que poseían. El municipio de Clisa (Cochabamba), afectado también por inundaciones, resolvió suspender el carnaval de este año.
Es cierto que en algunos lugares, también de Beni —como en San Ignacio de Moxos— continúa el Carnaval 2014. Allí con seguridad, para que siga la fiesta, influye que esa población sea considerada la capital folklórica de aquel departamento.
En varias provincias del chaco boliviano (cruceño, chuquisaqueño y tarijeño) no hay carnaval por dos razones: por la sequía y porque ésta determinará, según los afectados, escasa o ninguna producción de maíz, y cuando allí disminuye o falta ese cereal: se suspende el carnaval o éste es realizado a media fuerza o sin el acostumbrado entusiasmo.
Las aguas caídas en las nacientes y en el curso de los ríos, hasta este momento, representan tres veces las torrenteras de otro tiempo, por lo que las inundaciones constituyen el triple con relación a las de hace 50 años, de acuerdo a expertos.
Estos entendidos en la materia dicen que en la sabana beniana, que es plana y con escaso declive, las aguas desbordadas corren con lentitud, y que cuando las inundaciones son menos caudalosas que las actuales, sirven para que se regeneren los suelos, la biodiversidad, los ecosistemas. Y aunque parezca una contradicción, de acuerdo a esos estudiosos, las inundaciones menos drásticas que las actuales, son beneficiosas para la naturaleza: vegetación, animales silvestres y seres humanos.
Sin embargo, cuando las inundaciones alcanzan los niveles de las últimas semanas y los desagües demoran, aquéllas no pueden resistir ni los seres humanos ni los animales de los bosques. Por ello, el daño de las actuales inundaciones, aunque bajan las aguas, es creciente y durará más que en otras oportunidades. Las consecuencias de esas riadas, por tanto, son difíciles de calcular y tanto o más difíciles de superar.
En el Beni, otrora, el ganado vacuno se agrupada y se alimentaba en las lomas hasta que bajaban las aguas. Ahora, además de ser muy pocas esas lomas, muchas desparecieron, así como no existen acequias para los desagües, con las que también se contaba.
Otro dato que se debe anotar y considerar es que las represas instaladas en el río Madera, en Brasil, como habían previsto expertos bolivianos, han provocado inundaciones y/o han acrecentado las existentes en este momento en nuestro país.
Un estudio refuerza ese supuesto: Una reunión de profesionales y de pobladores de Pando, en la capital de ese departamento, concluyó en que el primer año de funcionamiento de posibles represas para producir energía eléctrica, que se instalen en el río Madera, acabarían con la vida de 400 especies de peces de las 700 existentes en ese río que nace en Perú, continúa su curso por Bolivia y desemboca en el Amazonas, Brasil. Asimismo, esas represas provocarían inundaciones, muy difíciles de controlar, y aparecerían nuevas y viejas enfermedades, cuyo tratamiento sería difícil o sería desconocido.
En esa oportunidad, pobladores del campo propusieron que en vez de las empresas hidroeléctricas, en Pando, se debía producir energía con la utilización del viento, biomasa y el sol. Agregaron que la energía hidroeléctrica serviría para que ganen los empresarios y que ellos, los pobladores del campo, no recibirían beneficio significativo alguno.
En esta edición (Aquí 154) publicamos un estudio sobre las consecuencias negativas de la posible represa de Cachuela Esperanza (Beni) que serían aproximadamente las mismas que se desencadenarían en el río Madera.
Las inundaciones en el TIPNIS, por lo que informan los dirigentes de esos pueblos originarios, pocas veces abarcaron tanto territorio, por lo que se prevé que pasará un tiempo prolongado hasta que allí las aguas vuelvan a su cauce, los suelos se regeneren, la biodiversidad se recupere, los animales silvestres retomen su hábitat natural, junto con Mojeño-trinitarios, yuracarés y chiimanes.
Esos hechos nos conducen a decir que la solidaridad con estos compatriotas será tanto o más necesaria de aquí hacia adelante, sin que sea posible en este momento, estimar ni tiempo ni espacio, ni recursos materiales y humanos para enfrentar sus consecuencias.
Para decirlo con palabras de personas que organizan la solidaridad con aquellos compatriotas, incluso este Carnaval 2014 debe estimular, sugerir y/o articular el apoyo material a los afectados por las inundaciones, en especial para los del TIPNIS.
Dicho de otro modo: la solidaridad con los afectados por los desbordes de ríos y, especialmente, con los pobladores del TIPNIS, tenemos que sostenerla: para ayudar a esos pueblos a vencer las secuelas de las inundaciones y si llega el caso para participar de una evaluación y del lanzamiento de propuestas para prevenir las inundaciones, hasta donde eso sea posible, así como para aportar a la reforestación en las orillas de los ríos porque la tala de árboles debilitó y/o anuló los defensivos naturales de las corrientes desbordadas.
Ojalá, pues, que uno de los rasgos del Carnaval 2014 sea el de la solidaridad con los damnificados por las inundaciones y con los familiares de los muertos y heridos de Oruro.
La Paz, 1 de marzo de 2014.
*Periodista