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El Censo Agropecuario se realiza al gusto de los agroindustriales cruceños

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De sábado a sábado (272)

Remberto Cárdenas Morales*

En Santa Cruz, de la boleta del Censo Agropecuario, se excluyen los datos referidos a los productos transgénicos, como la soya, aunque se sabe que ésta casi en su totalidad es “genéticamente modificada”. Según fuentes responsables, esa omisión es parte del acuerdo entre gobernantes y empresarios agropecuarios.

En reuniones de hace más de un año entre gobernantes y patrones agropecuarios (hablamos de los grandes), éstos pidieron que se les autorice el uso de semillas transgénicas para aumentar la producción con vistas a conseguir autosuficiencia y/o soberanía alimentarias. La soya que exporta Bolivia, hacia Europa, sirve para alimentar al ganado.

Sobre los transgénicos rememoramos que en la nueva Constitución Política del Estado, aprobada por la Asamblea Constituyente, en el artículo 408 “Se prohíbe la producción, importación y comercialización de transgénicos”. Sin embargo, la Ley Fundamental, modificada por el Congreso Nacional (ahora Asamblea Legislativa Plurinacional), y no por la Asamblea Constituyente, levanta aquella prohibición y determina: “Artículo 409. “La producción, importación y comercialización de transgénicos será regulada por ley”.

Ahora son cada día más los empresarios del oriente boliviano que piden al gobierno y al Estado autoricen la producción transgénica, por ejemplo, de trigo, maíz y otros granos.

En Santa Cruz, también por acuerdo entre gobernantes y empresarios agropecuarios, éstos informan sobre sus predios en la oficina regional del Instituto Nacional de Estadísticas, como actividad censal, sobre si su pertenencia “avasallada” y si continúa ocupada por intrusos. Es decir, los dueños de las haciendas, cumplan o no una función social y económica, informarán a su gusto, lo que convenga a sus intereses, a los encuestadores del INE, los que se ahorrarán el trabajo de visitar el agro y así evitarán asolearse.

Esa información, recibida en la capital cruceña, en los marcos del Censo Agropecuario, en este momento es ya dudosa porque sigue un procedimiento que facilita la manipulación de datos.

Entre los avasalladores de tierras —los que no siempre son personas sin tierra— hay militantes del MAS. Éstos ingresan ilegalmente a esos inmuebles con el argumento, entre otros, de que los masistas deben encabezar y dirigir las acciones de las “bases” campesinas. Entre los que protagonizan esas tomas existen campesinos sin tierra y a ellos, legal y legítimamente, el Estado debe dotarles tierras gratis y, mejor, en propiedad colectiva.

El Censo Agropecuario, como está pensado y tal como se realiza en Santa Cruz, ojalá que registre con la mayor precisión posible —lo que es improbable— el proceso de concentración y monopolización de las tierras más fértiles por empresarios brasileños que detentan al menos 100 millones de hectáreas, de acuerdo a un estudio de Miguel Urioste, experto en temas agrarios. Según esa investigación, entre los nuevos dueños de tierras en aquel departamento hay argentinos, peruanos, colombianos, menonitas y otros grupos menores. Como otrora bandeirantes invadieron desde Brasil territorio actualmente boliviano, en este tiempo lo hacen empresarios del país vecino.

En un paréntesis, necesario creemos, cabe considerar tres antecedentes sobre el agro cruceño:

—En los años 70 una misión técnica y científica concluyó un análisis de suelos en Santa Cruz la que estableció que casi toda la superficie apta para la agricultura, entonces, ya era explotada irracionalmente, es decir, en forma extensiva e intensiva, sin aprovechar vientos, ciclos, abonos insecticidas e adecuados, vocación de esos suelos, etc. Incluso alertó sobre el riesgo de que esos suelos se conviertan en arenales si no se tomaban medidas, al menos, para mitigar el fenómeno.

—Durante la dictadura de Banzer se concedió créditos blandos, a plazos largos e intereses bajos, a grupos de agricultores grandes y a otros que nunca fueron agroganaderos. Ese dinero, parte de un préstamo hecho al Estado boliviano, tuvo el nombre de Fondo de Refinanciamiento Agrícola (FRA) del que el 70 por ciento fue destinado a Santa Cruz. Casi todo ese dinero nunca fue devuelto y por el que ni siquiera se pagaron intereses. El Banco Agrícola de Bolivia, cuando fue cerrado, registró 50 millones de dólares que no le habían sido devueltos, cuyo monto mayor benefició a deudores cruceños. Una parte de esos 50 millones de dólares integraron la cartera FRA

—Durante décadas los empresarios cruceños, los agropecuarios sobre todo, recibieron privilegios como los que siguen: con el criterio de los movimientistas, empeñados en crear una “burguesía nacional”, otorgaron créditos para que ese grupo privilegiado instale, por ejemplo, ingenios azucareros, San Aurelio, La Esperanza, haciendas ganaderas; luego se les concedían otros créditos de “fomento” a la agricultura y a la ganadería; después, carburantes subvencionados, como el diesel, que utilizan las máquinas-herramientas agrícolas; ahora, con este gobierno, al que trataron de tumbar oligarcas cruceños, reciben las gangas anotadas y otras más. Esos patrones constituyen la “burguesía mamona” del Estado.

Volvemos al Censo Agropecuario: Éste es y será tanto o más manipulado que el Censo de Población y Vivienda. Datos manipulados serán los resultados de esa consulta, sin duda.

Campesinos de Cochabamba (y de otros lugares), como ha sucedido en otras ocasiones, han dicho que no recibirán a los encuestadores y eso sucede ahora; que darán datos parciales o falsos, a los encuestadores del INE; que desconfían del procesamiento de los datos de la encuesta gigantesca que recogerán esos empleados públicos; otros afirman que no participarán del Censo Agropecuario. ¿Se acogen a una especie de derecho al silencio?

A todo ello agregamos que en este Censo utilizan una cartografía de 2001 superada por la realidad, es decir, en esa documentación no están registrados innumerables predios, ni el fraccionamiento de otros, menos la ampliación de no pocos. Asimismo, la reconstitución de territorios indígenas, como uno en Pando, así como el territorio que fue de los yuracarés en el Chapare actual, no existe más que en el recuerdo de las viejas generaciones, especialmente.

El acopio de datos en la actual fase del Censo es caótico, para decir lo menos. Y la ejecución del Censo Agropecuario hasta este momento, es un ejemplo de lo que no se debe hacer. En consecuencia y por anticipado es posible afirmar que este Censo Agropecuario será tanto o más amañado que el de Población y Vivienda de 2012.

El Censo Agropecuario transcurre, pues, al gusto de los agroindustriales cruceños y con la participación parcial de los campesinos e incluso con algún sabotaje de éstos en una franca actitud desobediente respecto de un Censo otra vez tramposo.  

La Paz, 9 de noviembre de 2013.

*Periodista

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