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Por el MAS votan “izquierdistas”, nuevos ricos y dependientes de éstos

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Editorial de Aquí 329

Por el MAS votan “izquierdistas”, nuevos ricos y dependientes de éstos

En las elecciones del 18 de este mes votaron mayoritariamente por el biomio masista Arce-Choquehuanca, por el MAS y por Juan Evo Morales Ayma, en primer lugar, los militantes y amigos de ese movimiento, y los siguientes agrupamientos sociales, políticos y empresariales:

—Los cocaleros del Chapare (Cochabamba) y de los Yungas de La Paz son una masa electoral cautiva del masismo. Entre esos cocaleros hay un número indeterminado de aliados de los narcotraficantes.

Entre tantos otros lugares, en Villa 14 de Septiembre, donde tiene su chaco Juan Evo Morales Ayma, funciona un mercado legal de la coca y otro ilegal; en este último, los productores de coca o intermediarios a su servicio venden la hoja, en la noche, a narcotraficantes o a peones de éstos.  

Chapareños brindan cobertura a narcotraficantes por paga crecida.

Lugareños del Chapare alquilan parte de sus predios en los que operan los que elaboran cocaína. Si acaso los descubren cuentan que los narcotraficantes se establecieron en sus chacos sin avisar y que si se los denuncia matarían al denunciante.

Entre narcotraficantes rige la “omertá” (ley del silencio) como en toda mafia. Los narcotraficantes compran o imponen el silencio.

Otros pobladores del lugar, como los que venden servicios, también son electores cautivos del masismo.

Sobre el número de electores en aquella región cabe citar un ejemplo: en el Tipnis hay 600 electores (indígenas), en tanto que en el Polígono 7, ex-Tipnis y ahora zona cocalera, los electores son 6.000.

— Los colonizadores, denominados interculturales en el último tiempo, llegaron “yescas” a Beni y ahora varios de ellos tienen tierras habidas a título gratuito, en las que crían al menos 1.000 cabezas de ganado vacuno como promedio.

Varios de esos colonizadores pretendieron dotaciones de más tierras en el Tipnis.

Pertenecen a este creciente grupo social los que han sido dotados con tierras en la Chiquitania, sin que éstas tengan vocación agropecuaria. 50.000 personas han sido beneficiadas con predios en el bosque seco, algunas de las cuales no son campesinas, según la Fundación Tierra. Parte de ese bosque ardió el año pasado. Una auditoría buscará establecer la legalidad o no de esas dotaciones, informaron autoridades cruceñas.

De momento se sabe que 250.000 personas, directa e indirectamente, se sirven de esas tierras, las que se deben contar como posibles votantes del masismo.

Durante el gobierno de Morales también se entregaron tierras en San Ignacio de Velasco, Santa Cruz. Eso motivó que originarios del lugar dijeran que ellos necesitaban tierras para sus hijos y alegaron tener preferencia ante aquellos que llegaron de otros lugares y fueron dotados con tierras de manera gratuita.

— Asimismo, los candidatos masistas recibieron el apoyo de la mayoría de los 130.000 cooperativistas mineros, algunos de los cuales son patrones (cooperativistas-empresarios mineros). Este grupo de extractores de minerales, durante los 14 años del gobierno del MAS, se benefició con préstamos que no se sabe si los han devuelto. El presidente Morales les regaló ocho millones de dólares y 200 volquetas, obsequios que fueron entregados con dinero de los bolivianos.

Esos grupos económicos han sido favorecidos además con pertenencias para la explotación de minerales. En esa dirección, vale recordar que el mandatario masista les concedió la mitad de las colas y desmontes de Catavi-Siglo XX, listos para la extracción de minerales de estaño.

Esa reserva de estaño fue recuperada para Bolivia por el gobierno del Gral. Juan José Torres González. (1970-1971).

Héctor Córdova, presidente de Comibol durante uno de los gobiernos de Morales, sugirió que la administración gubernamental enseñe a los cooperativistas mineros a ser cooperativistas, porque no lo son. En realidad las cooperativas son una sociedad en la que predomina el capitalismo, son empresas capitalistas también (Lenin).

Esos grupos económicos, además, saquean esos parajes mineros porque emprenden sus labores sin normas de seguridad industrial, casi siempre sin dirección técnica, y esas operaciones configuran saqueos, es decir, extracción de minerales de las entrañas de la tierra sin las medidas que aseguren actividades técnicas y económicas como debe ser.

Al menos una parte de los familiares de ese tipo de cooperativistas mineros se cuentan entre los electores masistas.

La prosperidad de los cooperativistas-empresarios mineros es conocida sobre todo en lugares como Potosí. Allí uno de ellos declaró para un medio impreso que él financiaba al equipo de fútbol Nacional Potosí y que esa su acción era para servir a sus compañeros mineros. En ese tiempo también se informó que doce cooperativistas-empresarios mineros poseían lujosos vehículos Hummer, los que utilizaban, entre otras cosas, para ir desde Potosí a Oruro a ver partidos de fútbol.

Es necesario agregar que cooperativistas mineros de Oruro pidieron hace semanas, a los gobernantes interinos, ampliación de concesiones mineras para explotarlas con el argumento de que se agotan los parajes de los que ahora extraen minerales.

— Los asalariados mineros, sus familiares y los que dependen indirectamente de las labores productivas de esos trabajadores han votado por los candidatos masistas porque quieren preservar sus fuentes de trabajo. Algunas de esas empresas, como Huanuni, ganan para cubrir sus costos de operación y para el pago de salarios, cuyas utilidades son menores a pesar de la potencialidad de los yacimientos.

No se debe olvidar, asimismo, que por un acuerdo con el entonces presidente Morales todos los mineros asalariados perciben una renta de Bs.3.500 como mínimo desde el momento que se jubilan.

Se escribe sobre los asalariados mineros y sus dirigentes que han dejado de luchar por la renacionalización de las minas, como determinó ese sector en más de uno de sus congresos.

Es imprescindible recordar que el que en ese momento ejercía la Secretaría Ejecutiva de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) exigió que se retire una sugerencia implícita hecha por el entonces ministro de Minería, Mario Virreira Iporre, quien dijo a medios de difusión que una aspiración de los potosinos (él es potosino) y de los bolivianos es la nacionalización de la Empresa Minera San Cristóbal, que procesa minerales de plomo-plata en el lugar del mismo nombre.

El Gerente de la compañía japonesa Sumitomo, dueña de San Cristóbal, cuando visitó Bolivia, y luego de una entrevista con Morales, en ese tiempo Presidente, afirmó que para su empresa en nuestro país todo era ganar, ganar y ganar.

Días después el gobierno de Morales le ratificó la “seguridad jurídica” a la corporación San Cristóbal, es decir, que no iba a ser nacionalizada.

— Los campesinos, que han recibido desde canchas con pasto sintético hasta dinero regalado, son los principales electores masistas en provincias y en puestos electorales especialmente de ciudades intermedias y áreas desconcentradas.

Una parte de la plata del Fondo Indígena fue a parar incluso a cuentas bancarias privadas.

Un ejemplo conocido confirma esta afirmación.

Melva Hurtado, dirigente indígena de Beni, confesó que alguien puso más de 22 millones de bolivianos a varias cuentas bancarias que estaban a su nombre.

Hurtado estuvo detenida un tiempo corto por presunta apropiación indebida de recursos del Estado. Nada se supo después sobre el destino de ese dinero.

Otro caso: la entonces ministra de Desarrollo Rural y Tierras, Nemesia Achacollo, agrandó sus tierras agrícolas en Santa Cruz mediante un trámite fraudulento realizado en el Instituto Nacional de Reforma Agraria.

Cuando Achacollo fue sacada del cargo, empresarios agropecuarios cruceños lamentaron públicamente esa salida.

— Se informó que hay 400.000 empleados públicos, de los cuales casi la totalidad fue contratada por el gobierno de Morales. Para conservar el trabajo, que es un derecho, la mayoría de ellos (incluidos sus familiares) ha votado por Arce-Choquehuanca.

— Los contrabandistas, “chuteros”, vendedores de ropa usada, y sus familiares, también han votado por los candidatos masistas.

Para calcular el potencial electoral de estos sectores basta citar un dato entregado por el alcalde de La Asunta (yungas paceño) hace más de un lustro. En esa localidad, productora de coca desde hace no más de 50 años, funcionaban 1.500 taxis (autos chutos) que portaban placas provisionales autorizadas por esa comuna.

— Los que creen que había que recuperar la democracia (que sigue limitada), los que dicen que con el gobierno de Morales había trabajo, plata y estabilidad política, y los indígenas y/o movimientos sociales que gobernaban con Evo Morales han votado por el binomio masista propuesto por el todavía refugiado en Argentina.

— También han votado por el MAS grupos de “izquierdistas” que aseguran que los adversarios de Arce-Choquehuanca son de la derecha.

Esos izquierdistas dicen que con su voto defendieron las conquistas de la supuesta revolución democrática y cultural; supuesta, porque desde estas páginas afirmamos que durante los casi 14 años que abarcaron los mandatos de Morales aquí hubo reformas y no revolución.

Especialmente la ruptura de relaciones diplomáticas de Bolivia con Cuba, por decisión de los gobernantes transitorios, reforzó en los votantes de izquierda por el MAS su convencimiento de que debían votar por candidatos de izquierda —por Arce, monetarista, y Choquehuanca, indigenista de centro derecha— y en contra de los contendientes electorales de la derecha y del imperialismo.

Esta columna editorial quedaría inconclusa si omitiera la sospecha sobre formas de fraude electoral al parecer cometidas por masistas; formas de fraude difíciles de comprobar, pero que han sucedido en otras elecciones y que no hay nada que demuestre que el 18 de este mes no se habrían consumado cuando menos para acrecentar la diferencia favorable al binomio vencedor respecto de los otros candidatos.

He aquí esas posibles formas de fraude electoral cometidas por los masistas y sus amigos políticos:

La votación de masistas más de una vez con las cédulas de identidad distribuidas durante la carnetización gratuita y sin la anotación en el Segip, pero que les sirvieron para inscribirse en el registro electoral.

Bolivianos que han estudiado el tema aseguran que se tiene un registro electoral inflado incluso con 1.500.000 electores que no existen en realidad.

Se produjo, asimismo, el denominado voto comunitario, el que se impone en lugares en los que no existen delegados de partidos políticos distintos al MAS.

Se conoció por medios de difusión la denuncia de un candidato a diputado por el pueblo indígena Uru Murato. Allí impidieron que el candidato opuesto al masista haga campaña electoral. El día de las elecciones, esos comunarios solo permitieron que voten los comprometidos o a los que se les impuso que voten por el candidato masista. El resultado de la consulta fraudulenta es la elección de un uru murato como diputado en la lista masista.

Los masistas han comprado votos directa e indirectamente. Se espera que más temprano que tarde se conozca cuánto habrían pagado y en qué lugares para asegurar los votos por Arce y Choquehuanca.

La compra indirecta de votos, por ejemplo, de los choferes que se han apropiado del dinero que cobraron por el peaje de la autopista La Paz-El Alto para el seguro de salud de ese sector. No se debe olvidar que uno de los dirigentes sindicales de los choferes de El Alto dijo que iba a respaldar al MAS y a Evo Morales para evitar un proceso en su contra.

Varios alcaldes y algunos gobernadores masistas, con dinero de los bolivianos, han regalado alimentos como ayuda a los receptores dentro de la campaña anticoronavirus, pero con miras electorales evidentes.

La mayoría de los electores de Arce y Choquehuanca esperan recuperar y/o mantener los privilegios concedidos por Morales presidente, razón suprema que explica la votación que ni siquiera los mismos beneficiarios esperaban.

Cuanto hagan, antes que cuanto digan los electores señalados en esta nota, nos ayudará a comprobar o desmentir lo que aquí se afirma.

El cura Camilo Torres Restrepo, caído en combate en la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en su natal Colombia, nos ayuda a entender mejor cuanto dijo a propósito de las elecciones: El que escruta gana.

En nuestro caso, al menos una parte de la votación para el MAS es fraudulenta, la que ha sido escrutada por ellos, aunque vaya a saberse qué porcentaje es el que los votantes masistas y sus aliados aportaron democráticamente.

Y aquí es oportuno aclarar que fraude no es necesariamente una acción relacionada con un acto electoral. Fraude, según está definido en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), es una “acción contraria a la verdad y a la rectitud que perjudica contra quien se comete”, es un “acto tendente a eludir una disposición legal del Estado o de terceros”, y en el ámbito jurídico es un “delito que comete el encargado de vigilar la ejecución de contratos públicos o de algunos privados, confabulándose con la representación de los intereses opuestos”. Por su parte el jurista Guillermo Cabanellas define al fraude como el engaño, abuso de confianza, acto contrario a la verdad o a la rectitud”… definiciones que dan abundantes elementos para argumentar que el largo periodo de casi 14 años del MAS fue todo un fraude.

De todas maneras, volviendo al tema electoral y para concluir, también está por verse si el electorado, además de elegir al Presidente, Vicepresidente y asambleístas, dio a la vez un respaldo social y político a Juan Evo Morales Ayma.

La vida se encargará de constatar los alcances de cuanto se dice en este editorial.

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