Lucha por el poder sin justificar los medios

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Editorial de Aquí 295

En la lucha por el poder político en Bolivia es frecuente que, aunque no se lo diga expresamente, los actores de la política hagan mucho bajo el consejo que se considera de Maquiavelo: el fin justifica los medios.

En cambio, la propuesta opuesta a la maquiavélica es: el fin no justifica los medios, de Alberto Camus, el premio nobel de literatura, que también estuvo en la resistencia a la ocupación nazi en Francia, especialmente como periodista desde Combate, el periódico que dirigió en París.

Nosotros viviríamos de ilusiones si esperásemos otro comportamiento de los políticos criollos que se comportan como lo hacen los miembros de la clase social a la que pertenecen y de acuerdo a la formación que tienen.

Lo decimos sin titubeos: la acción política y el discurso de esos actores de la política boliviana tienen mucho de cochina y, con frecuencia, esos protagonistas del oficio ciudadano que comentamos, con su desempeño, la ensucian más. Y las excepciones a la regla son muy escasas.

Los masistas del campo y de agrupamientos laborales dijeron que sus candidatos a la Presidencia y a la Vicepresidencia debían definirse en Bolivia y no en Argentina.

Luego, aseguraron que un ampliado ratificaría que Choquehuanca debía ser el candidato a la Presidencia y no Arce Catacora, que no tenía apoyo en esos sectores populares.

Sin embargo, en ese ampliado, por mayoría, decidieron aceptar la propuesta del “dueño” del MAS, Evo Morales, aparentemente, para preservar la unidad de los masistas, aunque se supone que no se atreven a disentir con el “Jefazo”, ahora, como antes, incluso en este último tiempo es mucho más temible, para los cipayos del MAS, hacer las cosas que contradigan lo resuelto por Morales. Por ello, también es prematuro afirmar que hay contradicciones entre el evismo y el masismo, las que acabarían con el instrumento político… la yapa: que en el MNR hubo una disputa entre gonismo y movimientismo, pero no dicen esos analistas que esa contradicción no acabó con el partido de mayor “vocación de poder” en Bolivia: el MNR. No en vano Wálter Guevara Arce afirmó que el MNR puede aliarse con dios o con el diablo, con tal de llegar al poder. (Entrevista a Wálter Guevara Arce por Carlos Mesa, programa De Cerca.)

El resultado que nos animamos a suponer algunos o muchos, como los integrantes de este semanario virtual, es que la masa electoral masista hará campaña por el binomio impuesto por el refugiado en Argentina. Esa masa electoral será llamada a realizar lo que mejor sabe hacer: votar y ayudar a organizar fraudes electorales.

Camacho y Pumari, politiqueros al parecer sin remedio, siguen cocinándose en la salsa que han preparado con sus ayudantes de campo.

Quizá en nuestro país no se requiere más imaginación para consumar lo que emprenden esos improvisados politicastros (políticos ineptos). Aunque no se debe olvidar que Camacho, empresario e hijo de un conocido paramilitar falangista, tiene y tendrá el comportamiento de su grupo clasista y el de los empresarios tramposos.

Pumani es un dirigente cívico con miras limitadísimas, a pesar de su formación universitaria, la que tendría que ayudarle a desempeñar una acción política de mejores alcances.

En estas páginas señalamos que Camacho y Pumari ensucian la política, como si tuvieran vocación para eso, añadimos.

Tuto Quiroga es el mejor ejemplo boliviano de un político que, según él, todo lo que emprendió hasta ahora fue sobresaliente. Pero si fuera verdad lo que dice de él y de su ejecutoria en todo ámbito, el reconocimiento de los electores bastaría para que él gane en las elecciones del 3 de mayo. Se nota asimismo, que lo que Tuto dice de sí mismo, él es el primero en creer, como le deben dar crédito los más allegados suyos.

Los aliados de Tuto Quiroga son los movimientistas que creen que se ubican por encima del bien y del mal. Se creen bonapartistas sólo de nombre. El bonapartismo es considerado como una tendencia política que está lejos de las contradicciones de clase, incluso en una sociedad como la nuestra.

Los que han quedado en la Comunidad Ciudadana (CC), al parecer se conforman con el apoyo electoral que meritoriamente conquistaron, el que se contrapuso al masismo y contribuyó a la caída del caudillo autoritario.

Y aunque Carlos Mesa, suponen que algo tiene que decir sobre lo que cada momento ocurre en el país, da la apariencia de que es verdad lo que dice un periodiquito de Alasitas 2020: No sabe dónde está el expresidente y candidato, de la CC.o.

Ese silencio de Mesa no es nuevo en su proceder. Cuando leía noticias en PAT, a éstas las comentaba, pero no a todas porque ni siquiera disponía de tiempo para tanto. No opinaba sobre asuntos esenciales. Por ello, pareció un acierto lo que dijo sobre Mesa, sin nombrarlo, un suplemento de chiste político: que se requería un comentarista para televisión, con un océano de conocimiento y cinco centímetros de profundidad.

Creemos que con el silencio no se suman votos, pero lo más importante: un candidato que se impone el silencio es cambiable por el común de los electores.

Carlos D. Mesa G., para la revista Enfoques afirmó que él tenía un ego bien puesto, confesión suya que no se debe olvidar. Félix Patzi es un sociólogo que analiza la política de manera rudimentaria. Ahora, como ayer, ha dicho que espera que los masistas descontentos y los de la CC que se desliguen de ese acuerdo voten por él.

Es un político más o menos nuevo, pero con discurso y práctica inactuales, para decir lo menos drástico.

Una frase del Gobernador de La Paz es: ni capitalismo ni socialismo, al estilo de Perón, lo que es añejo, como anacrónico es aguardar los votos de los que estén en retirada.

La acción política: “solos, solitos, solititos”, es una forma del ermitaño en política, el que tendría que cambiar de oficio.

La decisión de Jeanine Áñez Chávez de postular a la Presidencia de Bolivia, es el mejor ejemplo actual de la propuesta de Maquiavelo.

Aciertos suyos y errores de masistas allanaron la sucesión constitucional, como no la esperaba ni Áñez ni los demócratas. Éstos, ahora, se nota que creen que es posible dar pasos con botas de siete leguas y conquistar el poder político en las próximas elecciones del 3 de mayo.

He ahí lo que algunos llaman el sentido común de la oportunidad y no oportunismo: llegar con puntualidad ante las astucias de la vida.

Políticos o poco políticos, son el Alcalde de La Paz y el Gobernador de Tarija, los que hasta hace días fueron puntales de la CC, pero en este nuevo momento, aliados con demócratas y con los que se sumen a esa entente, dicen que están para preservar la democracia y la libertad en Bolivia, ahora sin el caudillo que no volverá, agregan, junto a la Presidencia interina.

Además, sigue la sospecha de que entre Costas, dirigente de los demócratas y Morales, entonces Presidente establecieron algún acuerdo, en medio de la supuesta acción separatista y golpista desde la llamada media luna; acuerdo que habría favorecido a un hermano del Gobernador de Santa Cruz, mediante el cual fugó ese otro Costas y se liberó de los cargos por los que todavía varios cruceños son procesados y están arraigados en aquella ciudad de los llanos.

No debemos olvidar, también, que el Gobernador de Santa Cruz lo propuso candidato de algún acuerdo a Revilla, para lo que se apartó al entonces alcalde de La Paz, Juan del Granado.

Un político boliviano recordó hace algún tiempo, asimismo, que Revilla trabajó, como abogado, en la Cancillería, con Toño Araníbar, durante el gobierno de Sánchez de Lozada.

Otro acuerdo entre el exPresidente y los demócratas pudo ser para apurar la producción de biocombustibles; entendimiento, de mayor alcance por sus actores y su proyección económica.

Para resumir: respecto de la Presidenta constitucional interina se ha dicho y seguro se dirá, que la beniana hizo y hace lo mismo que Morales, mientras éste ejercía la Presidencia boliviana. Hay diferencias, pero el diseño, se supone calcado, hasta donde es posible calcar una acción y un discurso político.

Asimismo, resulta lamentable que a la Presidenta le “descubran” cualidades que quizá estuvieron ocultas, como aquella por la que se la muestra como constructora de la unidad de los bolivianos.

Cabe recordar que en política, todos los días, hay unidad y lucha, así como hay unidad y diferencias (Neruda), entre la gente de un país como el nuestro.

Los candidatos señalados en esta nota están muy lejos de protagonizar cambios esenciales para generar un nuevo poder político, así como no esperamos una salida socialista de las elecciones próximas.

En el Palacio Quemado o en La Casa Grande del Pueblo, no habrá alternancia ni de clases sociales, ni del discurso político, ni de la acción reformista y burguesa.

Ni los trabajadores ni el pueblo (explotado y oprimido) estarán en capacidad de generar un poder político que apunte hacia la liberación de Bolivia, el 3 de mayo venidero.

Sensiblemente no es el tiempo de los empobrecidos, los que, empero, pueden y deben —y este vocero con ellos—, apurar la organización de un frente de antiimperialistas y de revolucionarios, vale decir, una dirección política propia para ser de veras protagonista de la política sin intervalos.

El 3 de mayo, con mayor probabilidad, se reproducirán las viejas formas de la política criolla, con las imitaciones grotescas o no de otras realidades.

En tanto que el pueblo, los explotados y oprimidos bolivianos, tienen asegurado el camino de la lucha: con banderas propias, con fuerza creciente, con una unidad para avanzar, con aliados de verdad… y sin esperar regalos imposibles.