Cultura

En pocas palabras

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arte y literatura

Texto armado a partir de diferentes momentos de la conversación con Luis Antezana.

Jorge Luis Borges

A Borges [a su obra] lo conocí cuando estudiaba en Argentina, y fue por culpa de Kafka. Vi la película de El proceso y no la entendí; busqué el libro, lo leí y seguí sin entenderlo. Entonces comencé a buscar cosas que se habían hecho sobre el libro o sobre el mismo Kafka, hasta que di con una antología prologada por Borges, que fue lo primero que leí de él.

Luego no me acuerdo si empecé, ya de verdad, con Ficciones o El hacedor, y ya lo leí todo a mi regreso, cuando estudiaba en la Normal.

Sigue siendo mi referencia básica. Cuando acababa mi libro Teorías de la lectura, al hacer el índice de nombres, las menciones a Borges eran demasiadas. Me daba vergüenza.

Después de Álgebra y fuego he completado mi visión sobre él, porque salieron un montón de libros sobre todo de sus inicios, que nunca quiso difundir e incluso retiró de circulación, pero que aparecieron tras su muerte.

Carlos Medinaceli

Carlos Medinaceli es esencial para la crítica literaria boliviana porque se ha inventado lo que llamamos la literatura boliviana.

Oscar Cerruto

Cerruto es uno de los escritores más completos que tenemos, con perfección en prosa y verso. No es una exageración decir que, después de Cerruto, en Bolivia no se puede escribir mala poesía.

Jaime Saenz

Saenz ha sido toda una experiencia de vida. Más o menos en 1978, cuando hacía la revista Hipótesis, y después de leer la obra poética de Jaime publicada en la Biblioteca del Sesquicentenario, me entró la idea de entrevistarlo, pero era muy difícil porque ya era todo un ícono y no era fácil llegar a él.

Por suerte a través de Blanca Wietüchter aceptó que lo entreviste, y hasta me dio de yapa las galeras de Felipe Delgado para publicarlas en la revista. Desde entonces se volvió un ritual cada que iba a La paz, trasnocharnos jugando cacho, y a la vez empecé a leer toda su obra y estudiarla.

Jaime se inventó La Paz, La Paz marginal y nocturna y todavía “todos” escriben de esos temas, sobre esa creación de La Paz; los personajes, descripciones y paisajes saencianos son interminables.

Recorrer esta distancia y La noche pueden rivalizar sin problema con cualquier libro de la poesía latinoamericana.

René Zavaleta Mercado

Fue un rebote circunstancial pero extraordinario para mí. Lo primero que leí fue El poder dual ya cuando estaba enseñando; luego tuve que dar un curso sobre pensamiento social boliviano: Almaraz, Montenegro, y claro, tuve que profundizar a Zavaleta y estudié La formación de la conciencia nacional.

(Estudiar el discurso político no es tan diferente de estudiar el discurso literario, en teoría, en lo semiótico).

Zavaleta Mercado me sigue pareciendo muy importante. Una cosa es investigar los hechos y otra cosa es pensarlos, lograr un panorama teórico. Como él vivía afuera no tenía un panorama concreto, así que estaba obligado a pensar los hechos y todavía su pensamiento sobre la realidad boliviana es la forma más rica y profunda que hay: Las masas en noviembre es inagotable en ideas y sugerencias.

Jesús Urzagasti

Es un escritor fascinante. Yo tengo una deuda con su obra; tengo varios escritos, pero me falta hacer una revisión general. Por ejemplo, siempre he querido escribir sobre De la ventana al parque, una novela fabulosa. Ya tengo unas 30 páginas avanzadas a las que me falta encontrarles un buen estilo de exposición.

*Estas notas las hemos tomado de Letra Siete, suplemento de Página Siete, del 24 de octubre de 2015.