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Adiós Rolando Villena, adiós Defensor del Pueblo

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Vamos a andar

Rafael Puente

La Paz, Página Siete, viernes, 20 de mayo de 2016

Lo dicho, la elección del nuevo Defensor del Pueblo, tal como estaba planteada, tenía que terminar así. Las cuatro personas preseleccionadas como finalistas aseguraban ya que el Defensor saldría a gusto y confianza del Gobierno, y ahora tenemos como titular a un exfuncionario del Ministerio de Justicia (y exfuncionario de la Contraloría), o sea de independiente nada. Pero antes de seguir este comentario volvamos un poco atrás.

La institución del "Defensor”, inspirada en la larga y provechosa historia del Ombudsman sueco, tiene en Bolivia un comienzo brillante, a fines del siglo pasado, gracias a un error de perspectiva del entonces presidente Banzer.

Porque él estaba convencido de que, entre las cuatro personas finalistas de aquella primera elección, la única que no le iba a crear problemas a él era doña Ana María Romero. Y fue al revés, le creó muchos más problemas que cualquier otro, precisamente porque no tenía antecedentes de política militante (y no había por dónde intentar descalificarla).

Y doña Ana María estuvo a la altura de su responsabilidad y, por supuesto, Banzer se arrepintió de haberla hecho elegir, pero era tarde. Y Goni se negó a la mera posibilidad de que fuera reelegida "porque no quería que una mujer le fuera a dar consejos” (textual).

A nuestro Gobierno actual le pasó algo similar: se le ocurrió que Waldo Albarracín podría crearle problemas y optó por designar a Rolando Villena (un discreto y sereno obispo metodista), a quien se le planteó que al asumir dicho cargo debería, por encima de todo, "defender al Gobierno”, ya que "el Gobierno es el pueblo”. Villena no respondió nada, pero asumió su responsabilidad y durante estos años estuvo defendiendo a sectores populares que, de una u otra manera, venían a ser víctimas del autoritarismo, la democracia o la insensibilidad del Estado (exactamente en la línea del originario Ombudsman).

Ha habido voces que han lamentado que no hubiera asumido una defensa decidida de sectores doblemente ofendidos (como es el caso de las mujeres víctimas del "Estado proxeneta”) y, probablemente, se le pueda encontrar otros vacíos. Pero Villena sí estuvo en su lugar en muchos momentos, como por ejemplo cuando el drama del Tipnis o, últimamente, en el conflicto de las personas con discapacidad, y muchísimos otros.

El hecho es que el Gobierno lo descalificó, le quitó respaldo económico, lo acusó de opositor político y juró que nunca más cometería el error de permitir que se eligiera Defensor o Defensora a una persona que no garantizara sumisión. Así se perfiló, desde el comienzo, esta tercera designación que ha concluido como era de esperar. Don David Tezanos Pinto puede que tenga muchos valores y virtudes personales, pero podemos tener la seguridad de que será un Defensor dócil y sometido…  

Y entonces ¿para qué lo queremos? Porque la figura misma del Ombudsman es independiente de quien sea Gobierno; de lo que se trata es de defender a la sociedad civil de los desmanes, abusos e indiferencias del Estado como tal (al margen de quien ocupe en cada momento un cargo de gobierno). Así lo entendieron los suecos hace muchísimo tiempo, así lo entendió doña Ana María Romero (que en paz descanse) y así lo quiso entender Rolando Villena, que se puede ir con la frente en alto porque en ningún momento capituló, y al que incluso sus críticos bienintencionados y bienintencionadas van a tener que añorar.

En cambio a Tezanos Pinto ahí lo tienen, su primera actuación ha sido para defender al Estado frente a las personas con discapacidad, siendo así que el Estado tiene defensores de sobra, empezando por su Procurador General…

Así que gracias Rolando Villena, me temo que fuiste el último Defensor del Pueblo. Porque a la institución como tal tendremos que decirle adiós. Y si alguien quisiera realmente recuperar esa institución tendrá que empezar por plantear la necesidad de que su titular sea elegido o elegida por el pueblo y no por una mayoría legislativa convencida de que para sostener, y acompañar a su Gobierno lo que hay que hacer es cerrar los ojos a sus errores e inconsecuencias. Amén.

*Es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba.

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