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¿Por lo menos tendremos derecho a preguntar?

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Vamos a andar

Rafael Puente

La Paz, Página Siete, viernes, 29 de abril de 2016

Después de tantas noticias y contra-noticias en torno al caso de la señora Gabriela Zapata y el correspondiente tráfico de influencias, el ciudadano de a pie tiene la impresión de que es tonto —o de que por lo menos lo creen tonto— y, por tanto, le pueden hacer creer cualquier cosa.

No me quiero meter en el tema —ya excesivamente manoseado— del eventual hijo de dicha señora con el Presidente, ya que evidentemente resulta un tema marginal (y que permite calificarlo todo como "telenovela”)... Pero a estas alturas resulta inevitable plantear algunas preguntas que alguien debiera responder, y si nadie responde, por lo menos, que quede claro que no somos una sociedad de tontos e ingenuos.

Hemos visto y oído al Vicepresidente, hace ya semanas, argumentar con absoluta convicción (a partir de un cobro que se le hizo a la CAMC antes de que salte ningún escándalo) que, por tanto, "es evidente que no ha habido ningún tráfico de influencias”. Entonces ¿por qué sigue detenida la señora Zapata, formalmente acusada de tráfico de influencias?

También hemos visto, más recientemente, a la diputada presidenta de la Comisión Legislativa afirmando, también de manera tajante, que tras el interrogatorio a la señora Zapata ha quedado clarísimo que no hubo ningún tráfico de influencias, ya que ella misma lo niega. La primera pregunta es la misma de antes: ¿entonces por qué sigue presa esa señora que resulta ser inocente? Y segunda pregunta: ¿desde cuándo la culpabilidad de una persona sospechosa de algún delito se define por las propias declaraciones de esa persona? Con ese procedimiento García Meza nunca habría sido condenado…

¿Cómo se explica que a la señora Zapata no se le haya permitido que convoque a una conferencia de prensa en la cárcel de Miraflores y, en cambio, se les haya organizado una conferencia de prensa a las otras reclusas que pedían que la señora Zapata se vaya de dicho penal? ¿Cómo se explica ese trato desigual en el mismo recinto penitenciario y en el mismo momento?

¿Cómo se entiende que el Ministro de la Presidencia nos haya explicado a toda la población su inocencia y nos haya dicho que la prueba de la misma se deduciría de la revisión de su celular por parte de la Fiscalía, y que luego resulte que el verdadero celular de la conversación supuestamente sostenida con la señora Zapata se había perdido? ¿Entonces para qué entrega a la Fiscalía un celular que no tiene nada que ver con el tema? ¿Y el fiscal se queda tan tranquilo después de haber sido objeto de semejante jugarreta?

¿Por qué no se interroga formal y públicamente a la señora Cristina Choque, que viene reiterando que tiene muchas cosas que informar? ¿Es que hay testigos peligrosos?

¿Por qué no se concentran de una vez fiscales, jueces y legisladores en la pregunta clave, que es la de cómo la señora Zapata, jovencita y sin ni siquiera el bachillerato, haya llegado a acumular una fortuna (sea cual fuere la magnitud precisa de ésta)? ¿Dónde están los méritos profesionales y el correspondiente concurso de méritos que acreditaría que haya llegado a ocupar una importante gerencia en una megaempresa china?

Y para no tener que escribir otra columna con preguntas inoportunas, aprovecho ahora: si nuestro Estado no tiene dinero para pagar un bono de 500 bolivianos mensuales a las personas con discapacidades ¿de dónde sacará el dinero necesario para construir cinco edificios —evidentemente suntuarios— que van a costar cerca de 960 millones de bolivianos? ¿Será más importante construir dos inmensos estadios de fútbol —que se van a llenar una sola vez en su historia— en lugar de aliviar la desgracia de esas ciudadanas y ciudadanos que padecen algún tipo de discapacidad, pero que no dejan de ser ciudadanos de pleno derecho en este país?

Con el dinero que parece que se ha robado en el Ministerio de Desarrollo Rural ¿no se podría estar pagando el bono?

Y finalmente, ¿son tan peligrosas las personas con discapacidad como para reprimirlas y gasificarlas? Para eso parece que sí hay Policía, la que no había para evitar el incendio de la Alcaldía de El Alto, ¿cuál es la explicación?

Demasiadas preguntas, sobre todo si tenemos en cuenta que nadie se va a molestar en responderlas, pero que quede claro que nos preocupan…

*Miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba. 

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