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Helen Álvarez

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Textura violeta

Drina Ergueta*

Página Siete, La Paz, martes, 25 de agosto de 2015

Aunque nació en La Paz, cuando Helen Álvarez llegó a este mundo su padre corrió a Coroico, su pueblo, a inscribir a su primogénita como coroiqueña. Una rubia de ojos verdes oriunda de un pueblo conocido por la presencia de descendientes de africanos: desde su nacimiento ella parecía no encajar en los estereotipos y, posteriormente, roles que se le asignan a las personas, por etnia, clase social, género..., y los acontecimientos de los últimos días la han revelado como una mujer extraordinaria y a la vez una fiel representante del común de las mujeres bolivianas: las sin privilegios y las luchadoras que se forjan por esfuerzo propio.

Hace unos años, a ella le hicieron una buena oferta laboral porque, además de su reconocida capacidad profesional, su trato siempre correcto y su voz sin estridencias, para la jefa y propietaria de la empresa ella era "una verdadera señora”. Álvarez, militante del movimiento feminista desde hace muchos años, es el rostro poco conocido y para algunos inesperado de las "temibles” Mujeres Creando, que por las noches, a veces con un traje sastre y con tacones, grafiteaba las paredes citadinas con frases como: "No puedo ser la mujer de tu vida porque soy la mujer de la mía” o "Mujer que se libera no plancha más camisas”.

Helen Álvarez es hija de una enfermera y un técnico mecánico, ambos bolivianos de ojos claros y rubios. Este dato importa porque en Bolivia, especialmente hasta hace unos años, el factor racial fue asociado a la clase social, cuanto más blanca la piel más alto el poder económico. No es el caso de la familia Álvarez, que buscó sentar raíces en El Alto cuando aún era un barrio marginal paceño donde aún había que batallar por los servicios básicos y predominaba la población indígena.

Su entorno y sus inicios sin privilegios en la vida adolescente le imprimieron un marcado sentido social que con los años derivó en la lucha por los derechos de las mujeres. Se casó joven y se separó pronto, con un niño pequeño y llevando en su vientre a Andrea, la hija que este fin de semana ha enterrado.

Sola, hizo enormes esfuerzos para trabajar y estudiar a la vez, para hacerse de un reconocido lugar en el periodismo y sacar adelante a su hijo e hija, ambos siempre  su prioridad. Así como lo es hoy su nieta, en este duro proceso de dar sepultura a su hija, atropellada por un vehículo conducido por su expareja William Kushner Dávalos que ahora está imputado por feminicidio.

Mientras con firmeza exigía justicia para Andrea ante los medios, que recorrió y atendió en una maratón de entrevistas para difundir lo ocurrido, se tragó un sin fin de lágrimas y se mostró serena sólo para evitar que la pequeña de 7 años la vea sufrir. Cuando las cámaras de televisión se iban se derrumbó más de una vez.

La imagen de Helen haciendo un esfuerzo por no romper en llanto mientras hacía jugar a su nieta durante la misa de cuerpo presente es terriblemente conmovedora. Por la niña, esta ceremonia fue muy privada, entre familiares y amigos muy cercanos, así como lo fue el entierro.

La imagen de fortaleza de Helen Álvarez a pesar del peso del dolor infinito es admirable y tiene absoluta coherencia con la necesidad vital de lograr que se cumpla la ley en un caso como éste, donde son muy pocos los ejemplos de juicios y mucho menos sanciones para los asesinos.

Ante una justicia que hasta por el mismo actual gobierno es reconocida como muy débil por su alto grado de ineficiencia y corrupción, y frente a las influencias del poder y del dinero que tradicionalmente han "facilitado” trámites y sentencias, Helen sólo cuenta con la denuncia y la movilización de familiares, amistades y gente de la calle que siempre ha luchado contra las injusticias, además de sumar la experiencia en la lucha de las feministas para rechazar la violencia machista.

El respaldo social en la calle y en las redes sociales, entre quienes valoran la vida y la justicia, entre quienes rechazan las agresiones a las mujeres, entre quienes son madres y padres y se identifican, ha sido y es importante y se ha reflejado en la masiva "marcha de colores” con la que se acompañó al féretro este sábado, en un poco común cortejo fúnebre que celebraba la vida, que recordaba la alegría de Andrea que yacía muerta.

Helen Álvarez, esta paceña-coroiqueña-alteña, esta periodista feminista, esta madre y padre, esta abuela a toda prueba, este otro rostro de Mujeres Creando, esta verdadera señora, encarna a las mujeres bolivianas en su sufrimiento por la violencia machista, en su rebeldía, en su forma de hacer frente al dolor sin victimismo y reclamar justicia.

*Periodista

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