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Estado boliviano merece sanción por violar derechos de la madre tierra

tribuna

de sábado a sábado 380

Remberto Cárdenas Morales

Una comisión con mandato expreso, luego de visitar Bolivia y recoger la información de rigor, estableció que el Estado Plurinacional boliviano merece sanción por haber violado los derechos de la madre tierra, específicamente, respecto del TIPNIS, que es reserva nacional de todos los bolivianos y territorio indígena de los pueblos que lo habitan.

Después de la primera marcha indígena por territorio y dignidad (1990), caminata que consiguió el reconocimiento, para los indígenas de aquel territorio, mediante decretos supremos, los cocaleros invadieron aquella pertenencia y empezaron a cultivar coca y, por tanto, allí se inició la elaboración de cocaína, denunció entonces, entre otros, Marcial Fabricano, sólo ante la redacción del semanario Aquí. Esa información no fue compartida con otros medios de difusión bolivianos ni con los dueños de la reserva nacional por temor a represalias.

Ahora el territorio indígena invadido por cocaleros ha sido convertido en zona de colonización, allí se planta coca y los indígenas de Santísima Trinidad, entre otros, han sido convertidos, básicamente, en proletarios y semiproletarios agrícolas, en algunos casos por temporadas y otros con carácter permanente.

Polígono Siete es el espacio que fue parte del TIPNIS y ahora es un campo colonizado, para decirlo quizá sin el rigor gramatical, con el propósito de que se entienda mejor. Allí, asimismo, se habían registrado 6.000 electores; en tanto que, en el TIPNIS, existían en ese tiempo 600 electores; esta referencia, sin duda, debe ser tomada en cuenta por Evo Morales para sus planes de repostulación contraria a la Constitución.  

Ante la mirada de los indígenas y de los que defendemos la biodiversidad (agua, bosques, animales silvestres y frutos que concede la naturaleza) consideramos que lo que ocurrió y ocurre en el Polígono Siete es un mal ejemplo y, sobre todo, es una flagrante violación de los derechos de los indígenas y de la madre tierra.

La decisión de Evo Morales de construir el camino (el camino de la discordia), entre San Ignacio de Mojos (Beni) y Villa Tunari (Cochabamba), siguió la cadena de violación de aquellos derechos: de pueblos indígenas, bolivianos todos y de la madre tierra.

Lo dicho por el Presidente —quieran o no quiera construiremos el camino citado— fue más que una amenaza. Tramos de ese camino y al menos dos puentes han sido construidos sin consulta previa, informada y libre a los pueblos del TIPNIS, especialmente.

En ese tiempo las promesas del principal gobernante del país fueron frecuentes: la eliminación de la pobreza en el TIPNIS en un plazo fijo y regalos de motores para impulsar embarcaciones utilizadas para la navegación y otros, quedan en el recuerdo imborrable de los indígenas y otros bolivianos. Ese fue, asimismo, el tiempo en el que los dueños legales y legítimos del TIPNIS realizaron la octava y la novena marcha en defensa de su pertenencia; acciones que recibieron apoyo creciente de la inmensa mayoría de los bolivianos y de pueblos latinoamericanos y caribeños, especialmente.

El accionar que resumimos, de violación de los derechos de pueblos indígenas y la madre tierra, fueron constatados en el terreno por la comisión integrada por un ciudadano argentino, un segundo de Ecuador y una tercera estadounidense.

Esa constatación y/o compulsa de hechos y dichos señalados por aquella comisión —pese a que la ésta no ingresó al Polígono Siete debido a que un bloqueo de cocaleros-colonizadores lo impidió— elaboró el informe que establece las violaciones de los derechos señalados: de pueblos indígenas y de la madre tierra, entre las conclusiones recomienda sanciones contra el llamado Estado plurinacional.

Sin embargo, el principal actor de esas violaciones tiene nombre y apellidos, es Juan Evo Morales Ayma.