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Las tres escuelas en las que se formó Evo Morales

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de sábado a sábado 374

(Para una semblanza del Presidente)

Remberto Cárdenas Morales

En innumerables ocasiones, Juan Evo Morales Ayma, presidente de Bolivia, ha dicho que se formó en tres escuelas: la de primaria, en Orinoca, cerca de su natal Isallave (Oruro); el cuartel militar, en La Paz y los sindicatos de cocaleros del Chapare.

Sobre la escuela de Orinoca, él ha contado siquiera tres veces que un año su padre lo castigó con el abandono de las aulas escolares. Cuando se acabó su castigo, su padre le dijo que iba a volver a la escuela: E. Morales le respondió que no aceptaba volver a un curso inferior al de sus compañeros de estudios, ante lo cual su papá le prometió componer las cosas de manera que sería inscrito al curso superior, al que no asistió, para lo cual su progenitor le pagó, con un cordero, al director de la escuela de Orinoca.

Cuando contó por primera vez ese pasaje de su vida yo estuve entre los que esperamos que, el ya Presidente de nuestro país, añada que, en el proceso de cambios en el que parece que él hace todo, ya no ocurrirían esos fraudes en la escuela.

Esa historia es parte de un libro editado por la Vicepresidencia, de tres ediciones del diario gubernamental-estatal Cambio. Y Morales reitera ese relato como si se tratara de una hazaña.

De yapa, en una oportunidad, profesores de la escuela de Orinoca, que vivían en ese momento fueron homenajeados, en el Parlamento, por Morales.

En aquella entrevista, Morales cuenta, además, que en su chaco trabajaban 20 peones, los que podríamos definir como semiproletarios o proletarios agrícolas de Villa 14 de Septiembre, predio agrícola que preserva el Presidente. Por el trabajo de 20 labradores de la tierra en ese inmueble es posible deducir que el mandatario entones ya era un mediano propietario o estaba en el camino de serlo.

Tomamos nota de lo que narra el actual Presidente boliviano respecto de la influencia de los militares, en él, especialmente, con el amor a la patria y el llamado civismo que se les reconoce a los uniformados, entre otras cosas; cualidades que son más formales que reales.

Esa influencia castrense, sobre Evo Morales, debió ser también determinante tanto que aquél, varias veces, ha definido al Ejército como anticolonial y antiimperialista desde la Batalla de Aroma (1820). Voceros del gobierno dijeron entones y después que el presidente Morales escribía otra historia de Bolivia; el vicepresidente García Linera, en una clase “magistral” explicó los alcances de la definición, dicha por Morales sobre el Ejército, en La Escuela de Comando y Estado Mayor del Ejército, en Cochabamba, y difundida íntegramente por TV Boliviana; incluso el Ministro de Gobierno en funciones intentó, con evidente ligereza, darle sustento “teórico” a la afirmación presidencial sobre la institución castrense.

El Ejército que sirvió a la rosca minero-feudal, entre otras acciones represivas, para masacrar a mineros y a campesinos. Aquel Ejército fue derrotado y destruido en la insurrección popular de 1952 y, poco después, fue reorganizado con asesoramiento de militares de EE.UU. Ese es un Ejército masacrador, decía Evo Morales, como dirigente de los cocaleros del Chapare. Así reiteraba lo pronunciado por tantos otros bolivianos.

Evo Morales fue dirigente de sindicatos “anómalos”, como diría René Zavaleta.  Unos sindicatos sin patrón explotador y opresor al frente, en lucha con la DEA (policía antinarcóticos estadounidense), el Estado boliviano y rodeados por productores de cocaína y por narcotraficantes.

Morales nos ha enterado de que en el Chapare fue secretario de Deportes en un sindicato y que allí empezó su carrera sindical y política  (a ésta nos referiremos en otra nota como ésta).

Cuando Morales era máximo dirigente de las cinco federaciones del trópico cochabambino, le propinaron una paliza y lo abandonaron porque sus represores creyeron que murió: una mujer avisó el lugar en el que yacía mal herido Evo Morales. Un redactor del semanario Aquí (impreso en ese tiempo) contó en una entrevista aquel episodio y le sacó una foto a la víctima; material que luego fue reproducida —sin anotar la autoría— por diarios del país. Cuando el dirigente sindical de los cocaleros chapareños vio la publicación de Aquí, pidió a los editores de este semanario que publiquen 3.000 ejemplares a su cuenta, pero, sólo se le envió 300 ejemplares para que distribuya entre los productores de coca, especialmente. He ahí un testimonio sobre el papel de una prensa popular y alternativa que reconocía Evo Morales, al menos de palabra y en su beneficio.

En un discurso de Morales en la Asociación de Periodistas de La Paz, además de afirmar que en este semanario tenía amigos, agregó que esta publicación le ayudó a determinar que un día hubiera estudiado periodismo.

Ahora, para Morales, periodistas somos mentirosos.

En su tierra natal, Morales, fue pastor de llamas, y su madre le enseñó a guardar alimentos, que la familia producía, para tiempos de carestía, según contó Morales.

Es necesario investigar más y mejor sobre la influencia de aquellas tres escuelas y los hechos anotados en la formación del actual Presidente  boliviano..

Preliminarmente concluimos esta nota en que Juan Evo Morales Ayma nunca fue, con su familia, un indígena empobrecido como se lo presenta; que sabe de fraudes, de los que él resultó beneficiado, desde la escuela de Orinoca; que en el cuartel —de un Ejército masacrador y nada antiimperialista omo institución—  siguió creciendo sin perder de vista sus aspiraciones que se materializan después; que los sindicatos cocaleros lo marcaron más que un partido político, acaso por eso para el Presidente los sindicatos son mucho, casi todo y, también quizá por eso Morales casi se felicita por no haber estudiado en una universidad.

*Periodista

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