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Unidad de la izquierda y los cristianos y la revolución

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De sábado a sábado (290)

Remberto Cárdenas Morales*

Los fundadores del semanario Aquí, y con ellos Espinal, quisieron que aquel periódico del pueblo sea un lugar para el encuentro y discusión de la izquierda. Esta, en consecuencia, está presente en los escritos suyos:

"Uno de los aspectos más dramáticos de nuestra izquierda nacional es su división en varios frentes. Dividir la izquierda es como dividir al pueblo. Esto puede llevar a la confusión y al estéril enfrentamiento mutuo.

Pero además de dividida, la izquierda se presenta deslucida y aguada en sus programas, porque varios partidos de izquierda han pactado con grupos de centro y de derecha, para tener más chance electoral. Este debilitamiento de los programas de la izquierda puede aumentar la confusión. Se han limado los puntos ‘hirientes’ para entrar en la alianza sin asustar a nadie. Como resultado, los programas burgueses enturbian la nitidez que se esperaría de un partido progresista. La opción electoral y la estrategia del momento —añade en 1979— pueden oscurecer la definición ideológica y la orientación que se supone hay que ofrecer al pueblo".

Guardando las distancias de espacio y tiempo esta apreciación puede ser asumida, otra vez, especialmente por quienes consideramos que es necesaria la unidad del pueblo (una nuevo unidad del pueblo de veras democrática, popular, antiimperialista y revolucionaria), de lo que sobrevive de la izquierda para generar, ahora, un movimiento social y político con tareas en la coyuntura pero proyectadas de manera estratégica.

Y a propósito del debate entre la izquierda, en este tiempo todavía más necesario, Espinal apunta:

"El enemigo principal de un político progresista no es su compañero de izquierda, pero que milita en otro partido, o en otro frente. El enemigo principal es el fascismo, el entreguismo, el imperialismo, etc. Las elecciones no pueden hacernos perder esta perspectiva. Con un compañero de izquierda compartimos muchas ideas y objetivos comunes. Sería simplemente un error pequeño-burgués insistir tanto en la ‘finura’ ideológica de los matices que olvidemos al verdadero enemigo principal. Cuando luchan entre sí dos grupos de izquierda, quien pierde es la izquierda".

Afirma, asimismo, que "La polémica política tampoco ha de personalizarse. Solamente los dictadores y los individualistas personalizan la política. Luchamos en favor de un pueblo y en favor de una sociedad más justa, y no en favor de ninguna personalidad, por respetable que sea. Por esto, cuando atacamos al ‘imperialismo’ norteamericano no detestamos al ‘pueblo’ norteamericano; y al criticar el enclaustramiento marítimo de Bolivia, no odiamos al pueblo chileno. Del mismo modo, la crítica a un líder político no significa animadversión hacia él; se dirige a su actuación y a su programa político. La crítica política es para construir y para aclarar".

Unidad de la COB y la prensa del miedo

Ante la fecha del Primero de Mayo y el Congreso de la Central Obrera Boliviana, sólo nos es posible un deseo: que se mantenga y se fortalezca la unidad del sindicalismo boliviano.

La clase obrera no tiene aún el poder político, ni el poder económico. Su mayor fuerza y poder radica en su unidad. No perdamos esta conquista, asegura Espinal, pensamiento suyo con vigencia plena ahora.

En ese tiempo en el que el pueblo boliviano vivía amenazado por los golpistas de julio de 1980 y presenciaba una rara transición en Banzer (de dictador a "demócrata"), el autor de los escritos de los que ofrecemos fragmentos a nuestros lectores, dice:

Hay miedo, porque el dictador de ayer sigue proclamándose como si fuera un demócrata. Y cuando le parece, saca a sus pistoleros, como en los argumentos increíbles de una mala película del oeste. Y todos seguimos hablando de elecciones, tan tranquilos aparentemente, pero tenemos pesadillas de que ya llegó el golpe de estado.

Y si miramos la gran prensa, vemos que sigue la información con las dos versiones: la del verdugo y la de la víctima. A ambos se les da igual espacio; y a esto se le llama "imparcialidad". Se dice la verdad y la mentira; una al lado de la otra, esperando que el lector saque el promedio, y así se quede sólo con media verdad y media mentira. Esta es la información del miedo, la que no se compromete. Así tendrá acciones en el poder, cualquiera que suba. Esta información es tan demócrata que da espacio a toda la propaganda política: aún la de aquellos que aprovechan la democracia para destruir la democracia.

Los cristianos en la revolución

En el texto "El cristiano y la revolución", algo así como una declaración de principios, Espinal, deja escritas vigorosas manifestaciones como éstas:

—"La revolución en América Latina no se puede hacer sin los cristianos..."

—"...la iglesia defiende fácilmente el sistema, que por su parte le concede ciertos privilegios".

—"La iglesia oficial e instalada es contrarrevolucionaria".

—"...el cristiano participa en la revolución a título personal y como imperativo impuesto por su fidelidad al evangelio..."

—"Hay que recordar que la revolución no va a ser en favor de todos; sino solamente en favor de las mayorías".

—"La iglesia tiene dos fachadas. Una es la iglesia de la conciliación, la que pone parches para suavizar las asperezas de esta sociedad de clases, es la iglesia institucional y burocrática. Y está también la iglesia de la ruptura, la que predica que esta sociedad es injusta, y sobre la injusticia sería un sarcasmo predicar el amor. Por esto la iglesia tiene dos fachadas; la iglesia instalada y la iglesia revolucionaria, la iglesia-institución y la iglesia-pueblo; o si queremos, la iglesia de los diplomáticos y la de los profetas.

Por esto, dentro de la iglesia se refleja también el eco de la lucha de clases; porque cada cara de la iglesia tiene sus partidarios; está la iglesia del poder y la iglesia de los pobres".

—Sería inadecuado aplicar el clericalismo en la revolución.

—"... la revolución y los cambios profundos en la sociedad los lideriza el pueblo, y no ningún grupo elitista o intelectual".

Esos fragmentos de las ideas de Espinal nos lleven a decir que nosotros sí que admiramos y seguimos al cura mártir, al que estos días recordamos a 34 años de su inmolación.

La Paz, 22 de marzo de 2014.

*Periodista

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