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Buscan que el segundo aguinaldo sea cobrado como si fuera regalo del Presidente

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editorial

El segundo aguinaldo, decretado por el Presidente boliviano, es sobre todo una medida política, pero también es económica y de alcance social. Hija de la espontaneidad (de la desorganización) al menos si es cierto que en el Palacio Quemado conocieron una encuesta que le da, como preferencia electoral, poco más del 30 al Presidente-candidato, por tercera vez, esta última postulación en contra de la disposición transitoria dos de la Constitución Política.

Prefirieron un decreto supremo (DS) porque así queda plasmada la voluntad vertical del primer mandatario. En cambio, una ley debió contener el pago del aguinaldo dos, pero las urgencias electorales del Presidente-candidato lo impidieron. Una ley, además, podría haber demandado alguna negociación, a la que no están dispuestos los gobernantes porque con el DS buscan mostrar la decisión del principal gobernante. Y, quienes lo cobren crean que se trata de un regalo de Juan Evo Morales Ayma, cual generoso Papa Noel, que gasta nuestro dinero y obliga a terceros a pagar un segundo aguinaldo, para lo que se afirma que los ingresos del país ahora suman 30.000 millones de dólares y sobre la base de más del 4.5 por ciento de crecimiento de la economía. Por ello se justificaría ese otro “sueldo” o “salario”, sin descuentos, como todo aguinaldo, para “compensar” el esfuerzo de los bolivianos, aunque de una minoría de los compatriotas.

Durante la Revolución Chilena (no olvidamos las causas de su derrota, incluso según sus protagonistas) una de las metas que se buscaba, todos los días, desde el gobierno y desde los trabajadores que apoyaban con fervor ese proceso, fue ganar la batalla de la producción, en las empresas nacionalizadas, de un área social de la economía, a las que se consideraba, por tanto, de los chilenos y, también se buscaba el aumento de la producción en las empresas privadas. El presidente Allende el 1 de mayo de 1971 sobre ese tema dijo tres cuestiones esenciales que al menos debemos conocer:

—Fortalecer, ampliar y consolidar el poder popular significa ganar la batalla de la producción.

—Fortalecer el poder popular y consolidarlo significa hacer más poderosos los sindicatos con una nueva conciencia, la conciencia de que son un pilar fundamental del Gobierno, pero que no están dominados por él, sino que, conscientemente, participan, apoyan, ayudan y critican su acción.

—Significa fortalecer el poder popular, organizar la movilización del pueblo, pero no tan sólo para los eventos electorales; movilizarlo diariamente porque el enfrentamiento de clases se produce todos los días, a todas horas, minuto a minuto. Y hay que tener conciencia de ello[1].

Los gobernantes bolivianos alguna vez hablaron de aumentar la producción, especialmente en los centros mineros del Estado. En una revolución verdadera, la batalla por la producción industrial es una tarea insoslayable y no sólo la de materias primas, como sigue ocurriendo entre nosotros. Además, aquí se sigue produciendo en los marcos del capitalismo dependiente y atrasado, aunque varían las formas de la distribución de la riqueza nacional mediante bonos. Ahora los gobernantes sugieren que con el aguinaldo dos crecerá una mejor distribución de lo que producimos.

El segundo aguinaldo, además de parecer como un regalo presidencial, se trata de una distribución a las personas como compensación a su esfuerzo, arguyen.

Esa medida, asimismo, en vez de avanzar hacia la igualdad, tan pregonada por los gobernantes, acentúa las diferencias socio-económicas.  Incluso desde la trinchera de profesionales con inclinaciones nacionalistas burguesas a lo sumo, se ha dicho que si se buscaba favorecer a los empobrecidos del país, aquel dinero del sector público, que se destinará al pago del aguinaldo dos, debió financiar programas de salud y de educación públicas, en vez de conceder ese ingreso a personas particulares. Asimismo, un parlamentario “Sin miedo”, sugirió que el dinero que se gastará en el segundo aguinaldo para los parlamentarios se utilice para pagar a las víctimas de las dictaduras que, estos días, acentúan su protesta con bloqueo de calles y la toma del Ministerio de Justicia, en La Paz. Se trata de los compatriotas que durante más de 20 meses sostienen una vigilia frente a ese Ministerio.

El presidente Morales muestra algo así como una rara vocación: como que pretendiera que de él hablen bien y hasta mal, pero que hablen. A él, sin embargo le gustan muchísimo los halagos ilimitados.

Los jubilados, que dicen que son 80.000, se movilizan para que se les pague el segundo aguinaldo porque se sienten discriminados en vista de que el DS que dispone el pago de aquel beneficio no los toma en cuenta. Entre tanto dirigentes de la COB anunciaron que vigilarán el cumplimiento de aquella disposición tal como está, ante lo que preguntamos: ¿La llamada solidaridad de clase despareció entre ellos si alguna vez la practicaron de verdad? Más aún, a cambio del segundo aguinaldo —esperamos conocer algo más un día— esos máximos dirigentes sindicales han decidido abandonar al naciente Partido de los Trabajadores y apoyar al Presidente-candidato y al programa para el bicentenario de la fundación de Bolivia. Esa resolución debe tomar en cuenta lo que dijo el canciller Choquehuanca: nosotros apoyaremos al hermano Evo en las elecciones de 2014, 2020 y 2025.

Empresarios de diferentes lugares manifiestan que están imposibilitados de pagar el segundo aguinaldo, otros avisan que conseguirán dinero prestado para hacerlo, también hay quienes pedirían hacer efectivo el pago en seis meses y otros estudian interponer recursos legales en contra del DS de marras porque no fue negociado entre Estado, empleadores y trabajadores, como establece un convenio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Pocos de los empresarios han dicho que pagarán ese aguinaldo dos hasta el 31 de diciembre de este año, suponemos que consideran que cubrir esa nueva e inesperada obligación mermará sus utilidades y quizá en pocos casos ese pago determinará la quiebra de empresas.

Los que sí aseguran que están amenazados con el cierre de empresas son los pequeños empresarios, los que tienen como dependientes en especial a sus familiares. Esos grupos económicos creen que podrán negociar con los gobernantes: quizá que se los exima de ese pago, al que consideran atentatorio a sus intereses y dañino a la economía boliviana.

Un dirigente de los cooperativistas mineros dijo que ese sector tendrá dificultades, pero que trataran de pagar ese aguinaldo; otro líder del sector y a la vez parlamentario señaló que los cooperativistas mineros trabajan a destajo y también habló del trabajo por cuenta propia por lo que no están obligados de ese pago. Sin embargo, la información que se conoce convence de que en esas cooperativistas mineras está el capitalismo salvaje, en el que hay trabajadores eventuales, sin salario, sin vacaciones, sin seguro de salud, sin seguridad industrial, sin pago por el trabajo domingos y feriados ni por horas extraordinarias, sin beneficios sociales…

El pago del aguinaldo dos en el sector público no demandará mayor esfuerzo: los administradores pedirán dinero del Tesoro General de la Nación si carecen de él, como las universidades autónomas; pagarán con fondos del IDH; lo harán efectivo con dinero de uso corriente u otro destinado a inversiones; así desembolsarán recursos que no gastaron durante la gestión 2013.

Quizá la mayor parte de los empresarios, pequeños y medianos, advierten amenazado su patrimonio, así como suponemos que es verdad que la mayoría de esos patrones dejarán de ganar o compartirán una parte de sus utilidades con sus dependientes cuando efectivicen el aguinaldo dos. Es probable que algunos quiebren, pero esa será una oportunidad para cambiar de rubro, de lugar en Bolivia o para migrar del país: los empresarios casi siempre encuentran salidas ayudados por el Estado —porque ellos son unos “mamones”— o con el aporte de sus vecinos, socios o algún partido político de la derecha.

Un empresario pequeño y/o mediano, con la brutalidad de la que son capaces los miembros de esa clase social, ha dicho que negociarán en forma reservada con sus dependientes y que a éstos les propondrán: o doble aguinaldo o cierre de la empresa. Creemos que los asalariados tienen la columna vertebral en su lugar y, por tanto, rechazarán ese y otros chantajes de los patrones.

Con el segundo aguinaldo, los gobernantes y en particular el Presidente se proponen favorecer a los asalariados, retribuir el esfuerzo de éstos. Sin embargo, para los gobernantes lo fundamental es el filo político de ese beneficio: es una simulada compra de votos, la que confirma lo que pensamos en este medio de difusión-comunicación: Evo Morales no ganará las elecciones 2014, las está comprando.

Estamos ante un segundo aguinaldo que desata las furias de los que no lo recibirán y/o de los que tienen dificultades para pagarlo. Pero para los gobernantes, de acuerdo a lo que dicen y a lo que hacen, el doble aguinaldo no es lucha económica, como una de las manifestaciones de la lucha de clases, por ello llaman a que los empresarios “compartan” sus utilidades son sus trabajadores, como si se tratara de un idilio.

Y, aunque lo nieguen los gobernantes, ese beneficio tiene rasgos asistencialistas por la forma como se lo materializa y porque no se lo pidió al menos explícitamente. El pago de ese beneficio aumentará la capacidad de pago de una parte minoritaria de la población, lo que determinará una subida de precios de los artículos de uso y consumo, inflación que los gobernantes dicen que la controlarán porque todo lo tienen “estudiado”, según el Vicepresidente. Los Bonos navideños y los Certificados de Depósito del Banco Central de Bolivia tienen como meta recoger dinero que circulará a partir de diciembre de este año.

Con el pago del doble aguinaldo al personal del sector público, una parte de la riqueza que producimos se consumirá en beneficio personal y familiar. Por ello, nosotros estamos entre los bolivianos que creemos que esos beneficios deben llegar a los menos favorecidos y en forma colectiva para lo que, con preferencia, deben atenderse los servicios de salud y educación, así como los servicios básicos de los que carecen pobladores de El Alto, entre otros.

Y allí donde haya necesidad y tengamos posibilidades debemos explicar que el dinero que se destine al pago del doble aguinaldo, al personal del Estado y del gobierno, no es un regalo del Presidente, que ése es dinero de los bolivianos. También hay que decir que ese dinero debía gastarse mejor y mucho mejor, en beneficio colectivo, pero que en este período de reformas, que pierden su contenido avanzado, la utilización de ese ahorro interno, en el pago del doble aguinaldo, será una operación vertical y/o asistencialista en este tiempos de Juan Evo Morales Ayma; beneficio que a él le gustaría pagar personalmente, porque esa vida se gasta en campañas electorales.



[1] Salvador Allende. Discursos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1975, p. 62 y 63.

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