“Lo peor de los deseos” es un retrato libre de Bolivia

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Largometraje

“Lo peor de los deseos” es un retrato libre de Bolivia

Claudio Araya, director de cine, dice que con esta producción “mucha gente se va a identificar”, según sus propias palabras.

Franz Cuevas Navarro

(Semanario Aquí/29-11-18)

      El cineasta Claudio Araya Silva, con lazos familiares bolivianos y chilenos, llega en su infancia a Bolivia en los años 80, desde Santiago, su ciudad natal, a raíz de la persecución política de la que fue víctima su padre, así como otros varios militantes de izquierda en la época de la dictadura de Pinochet en Chile. Hoy trabaja en el oficio cinematográfico y presenta en las salas de cine, desde hoy 29 de noviembre, su largometraje “Lo peor de los deseos”. A continuación la entrevista que retrata al autor y su obra:

¿Qué podrías decirnos para conocer mejor a Claudio Araya?

- Podría decir que me inicié en las artes a  partir de mi abuelo, él era un pintor que fue exiliado a Venezuela (…) y era dirigente del partido comunista en el norte de Chile y a partir de él es que yo reconozco mi vocación como artista o el acercamiento a las artes (…). A partir de eso como que despierta una necesidad en mí de vincular esta cuestión (…) importante en mi vida, que era la técnica más científica digamos, con algo más poético (…). Empecé en esto como actor de teatro en el grupo de Diego Aramburo y a partir de ahí desarrollo una vinculación a las artes escénicas (…), eso poco a poco fue decantando en el cine. Entonces, me voy a Buenos Aires a estudiar cine (…), vuelvo, termino mi licenciatura (en comunicación) y hago una especialización en realización cinematográfica en la Universidad de Chile y a partir de eso consigo algunas becas y me voy a España para estudiar una  maestría en guión cinematográfico, financiada por Ibermedia. 

 

¿Cuáles fueron los detonantes o motivaciones que generaron la idea de tu película “Lo peor de los deseos”?

 -  “Lo peor de los deseos” creo que tiene que ver con mi vinculación a Bolivia, mi lectura también de los distintos espacios que me ha tocado vivir (…). Me ha tocado vivir mucho tiempo y profundamente en el campo, en Mizque, a través de mi madre y su trabajo en desarrollo (…), estar vinculado de cerca a la realidad campesina. Y por otro lado, mi llegada a Bolivia siempre fue a lugares periféricos, a sectores rurales, por la misma condición económica que teníamos nosotros no podíamos vivir en una casa en la ciudad (…) y eso para mí despertó el interés en entender un poco qué es lo que me pasaba a mí respecto de lo que yo veía en Bolivia.

Entonces, de a poco fui desarrollando como una propia  teoría como de la ”autotraición” que uno a veces se ejerce en lo cotidiano y el porqué ocurría esto. Esos mecanismos y cuestionantes despiertan en mí la necesidad de hablar de otros temas (…), después ya me doy cuenta de que esto tiene que ver con el poder, desde el individuo como sujeto hasta una sociedad que a veces queda imbuida en el poder y se deja seducir, y que forma ya parte de la estructura de las personas (…), creo que ahí empiezan las cuestionantes de por qué opera esto y de por qué es tan popular.

 

¿Qué ha sido lo mejor y lo peor que has experimentado en la realización de la película?

 -  Creo que lo más complejo han sido los tiempos de realización, entre el inicio del desarrollo del proyecto hasta tenerlo en pantalla han pasado muchos años, creo que en ese sentido quisiera estar yo en el mismo estado de madurez en el que está la película (…), yo hice esta película, la desarrollé hace más de cinco o seis años y uno va cambiando, y la película ya no tanto, se queda un poco más atrás (…). Quisiera que los procesos sean más cortos, realmente quisiera poder hacer una película en dos años (…), esa es una cosa que me ha generado siempre un malestar.

Y lo otro, creo que lo que he aprendido es saber a las personas del equipo que debes escoger, es decir,  quiénes son las personas que están comprometidas con tu proyecto, que se ponen la camiseta y que no solamente van a trabajar para ti por un sueldo, sino que sean personas que se comprometan desde el principio de los proyectos para que todos sintamos el mismo amor por la película, ya sea en el desarrollo, en la producción y en el lanzamiento (…). ¡Hacer equipo!, es importantísimo el aspecto humano de los rodajes, yo creo que aprendí mucho en ese sentido.

 

¿Qué encontrará en la película el público que vaya al cine?

 - Yo creo que va a encontrar una película que está llena de complejidades, es una película que tiene muchos niveles de entendimiento que, es como una especie de cebolla que tú vas desgajando y eso me contenta, me gusta, porque se logró llegar a eso, una idea que de repente podría haberse caído en el camino.

¿La gente se va a identificar?

 - Yo creo que hay mucha gente que se va a identificar, ¡sí!, o va a identificar a su compañero o a la gente que está en frente, o sea, es un retrato libre, diría yo, de Bolivia.

 

A partir de esta experiencia, ¿Qué desearías para el oficio cinematográfico en Bolivia?

 - Siempre pedimos esto, ¿No?, un poco de fondos digamos (dinero y financiamiento), pero creo que… La verdad, no pido nada, estoy  contento con lo que he logrado, con lo que se ha logrado. Me gustaría para mí mismo, conservar algunas personas valiosas, por ejemplo el equipo de arte, volver a trabajar con ese mismo equipo y algunas otras personas. Para mí y para mi empresa, poder generar una alianza mucho más cercana para un próximo proyecto que ya lo estamos desarrollando.

 

¿Qué procesos se sigue, desde el principio hasta la exhibición de una película?

 - Primero desarrollar una idea que te convenza y, para mantenerla una buena cantidad de años, tiene que ser algo que realmente te mueva el corazón, te muevan sentimientos personales y particulares porque es lo que te hará no abandonar el proyecto (…), yo creo que ahí es donde uno tiene que darle más pulmón porque es un trabajo en solitario, principalmente, la escritura del guión, el conseguir el equipo técnico, equipo humano, toda esa parte que vincula tu proyecto con una cierta realidad.

Luego está la etapa de pre producción, que es larga, compleja y cara, en donde se preparan todas las áreas para estar listas al momento del rodaje (…), el diseño de producción, el diseño de arte, el escoger el casting (…). El rodaje es un momento de alta tensión porque uno tiene que estar muy enfocado, tiene que tener toda la energía puesta en el proyecto. Hay que intentar no decaer en este punto. La confluencia de todas esas energías se desatan de  forma maravillosa y mágica pero a veces también de forma difícil y complicada. En el rodaje se disfruta y también se sufre (…), es el momento de catarsis (…), es ahí donde hay que poner alma, vida y corazón y no decaer (…).

Posteriormente, a eso vino una etapa complicada porque ya estábamos sin presupuesto y con un corte general (primera edición de la película) (…) pero pasó mucho tiempo en poder conseguir los elementos, y hasta que yo me sienta también contento con el corte. Había una cosa que no me estaba gustando (…), mientras paralelamente, porque también soy productor, iba consiguiendo dinero para la post producción de la película (…).

Viene la etapa de distribución y lanzamiento (…), etapa complicada porque uno tiene que competir con grandes estrenos, hay que negociar con las salas y tener un aliado como distribuidor que esté convencido de la película. Siempre el elemento de estar convencido de hacer algo es fundamental para cualquier proyecto audiovisual (…).

Para ver el adelanto de la película, ingresa al siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=YGZdDaXUtrU

 (Semanario Aquí/29-11-18)